Líderes con visión y pasión por lo que hacen
El liderazgo es mostrar el camino, llevar a la gente a un nuevo destino. Uno de los roles principales e indelegables del líder es establecer ese nuevo destino: la visión.
De ese modo, cuando se asume una nueva responsabilidad como CEO o gerente general de una unidad de negocios, una de las primeras preguntas que se deben contestar es: ¿cuál es mi visión?
Podríamos imaginar que la visión tiene varias dimensiones, como capas de una cebolla. En su aspecto más aspiracional es adónde se quiere ir o lo que se quiere que la organización sea. Es el sueño, aquello hacia lo cual vamos a apuntar, la visualización de nuestro objetivo para los equipos de trabajo. Es el proyecto expresado en una frase, en una idea. Pero es importante notar que el ser humano no responde también a conceptos como a metáforas, historias e imágenes. Para que la visión se pueda, justamente, ver y sentir.
Mucha gente toma la realidad como un dato externo: las cosas son como son, no se pueden cambiar. Pero todos tenemos la posibilidad de cambiarla. Steve Jobs decía que el secreto de la vida es darse cuenta de que uno la puede modificar, que uno puede hacer una diferencia. "Cuando descubres que todo lo que está a tu alrededor lo puedes cambiar, que puedes influir en ello, que puedes construir tus propias cosas que la gente puede usar. Que puedes asir la vida, cambiarla, perfeccionarla, hacerla mejor. Una vez que aprendes eso, ya nunca más serás el mismo."
El líder sabe que puede y debe modificar la realidad que se le presenta. Pero debe saber qué quiere modificar. Entender esa realidad, el contexto –tanto en el plano político como en el de los mercados en que operamos–, es fundamental para establecer la visión. El hombre contemporáneo entiende el tiempo en el que vive, hacia adónde va la realidad y qué debe modificar en ella. El líder que entiende lo que se está jugando en ese momento histórico es aquel que puede elegir la visión adecuada.
Para Felipe González, ex jefe de gobierno español, el verdadero líder político es aquel que elige el norte y después trata de convencer a la población que lo siga, y también aquel que entiende lo que está deseando la población y entonces se lo propone como norte. Lo mismo es aplicable a los consumidores de nuestros mercados de negocios.
La siguiente capa de la cebolla es la visión como profesional, ejecutivo o empresario. ¿Qué nos apasiona? ¿Qué es lo que realmente nos gusta hacer profesionalmente? ¿Qué talentos tenemos? ¿Qué valores queremos vivir? No hacen falta respuestas heroicas, sólo que sean nuestras respuestas personales. Ser auténticos.
"El primer principio de liderazgo, y el más importante, es que para ser un líder se debe saber en qué se cree, se deben tener convicciones fuertes, tener claro qué valores se representan. El liderazgo es todo sobre ideas", supo decir Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York, al referirse a la visión. Para definir este concepto nos podemos preguntar ¿cuáles son nuestras convicciones más profundas?
Los líderes están apasionadamente convencidos de la visión para su organización, creen en el valor que están construyendo, aman el producto o servicio que venden.
Quizá no haya mejor ejemplo de misión personal que la del Papa, el Sumo Pontífice. Y lo interesante es que plasma su visión al elegir su nombre. Su nombre como papa representa la síntesis de lo que quiere lograr, su eje durante su pontificado. En sus empresas, ¿podrían sintetizar su visión con un nombre? ¿Con una frase?
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