Laspina y Kiguel proyectaron cómo serán los primeros meses del gobierno de Milei
Los economistas hicieron una radiografía de la situación económica actual y coincidieron en la necesidad de hacer un “shock fiscal” y en que las Leliq no son el problema central
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El diputado del Pro Luciano Laspina y el economista Miguel Kiguel brindaron hoy una detallada radiografía sobre la situación económica y describieron los desafíos que enfrenta el futuro gobierno de Javier Milei. Ambos coincidieron en la necesidad de hacer un “shock fiscal” y en que las Leliq del Banco Central no son un problema, en el 28º Simposio internacional de Economía, organizado por Amigos de la Universidad de Tel Aviv en la Argentina.
Laspina primero aclaró que hablaba a título personal sobre el programa de Milei, aunque contaba solo con la información que había leído en los diarios. Para calificar el plan del presidente electo, dijo que es “un shock fiscal con gradualismo monetario”. Señaló que este programa de estabilización puede ser de “fase uno”, pero dijo que hay una “enorme incertidumbre” en el mercado sobre si hay una “fase dos” y cuál es. “¿Será la dolarización?”, se preguntó.
Luego dijo que el paso previo a la unificación cambiaria es apagar “los dos motores de emisión monetaria”, que son el déficit fiscal y el cuasifiscal. “Hasta la cosecha, que va a ser muy buena, se puede recurrir a dólares en el exterior. Se empezó hablando de que iban a ser US$30.000 millones, después US$15.000 millones y ahora US$5000 millones, lo cual puede ser malo si el mercado tenía otra expectativa. Pero tiene que haber también una devaluación inicial, porque la economía no puede seguir funcionando con dólares a $350″, comentó.
El fundador de la consultora EcoAnalytics dijo que la devaluación va a tener un impacto en la economía, aunque parte de los precios están atados al dólar importador, a $650, y otros al paralelo, más cerca de $900. “El problema es que las tarifas, las naftas, los servicios, las demandas salariales y los sindicatos miran mucho el dólar oficial. Así que ojo si uno va de $350 a $700″, advirtió.
Luego, sostuvo que no se sabe todavía si habrá desdoblamiento formal. “Probablemente, no, pero seguramente habrá simplificación del mercado cambiario. La apuesta es que después de esta corrección inicial del dólar comercial y que aparezca este puente de dólares hasta la cosecha, se vaya alimentando la demanda de importaciones a un tipo de cambio más razonable cercano a $650. Y hay una apuesta a la convergencia gradual, porque uno va apagando los motores de la emisión monetaria y el dólar financiero va a ir convergiendo al tipo de cambio comercial”, explicó.
También sostuvo que para bajar la emisión monetaria hay que ir a un equilibrio fiscal y para eso se necesita cortar no menos de 3,5% del PBI. Para ello, describió que los subsidios al gas, electricidad y transporte pueden caer de 2,5% del PBI a 1%, que son el corazón del ajuste; las transferencias a provincias, de 1,5% a 1%; los gastos de capital, de 1,5% a 1%, porque hay mucho gasto inercial de obras, y el empleo público, de 2,5% a 2%, con una caída del salario real de 20%. “Con eso se llegaría a 3,5% de recorte. Sería heroico hacerlo en un solo año. Mauricio Macri recortó 6% del PBI, pero en dos años y al final de su mandato, lo que le costó la elección”, indicó.
El segundo motor de la emisión monetaria es el déficit del Banco Central. “Lo que está intentando hacer Caputo es dejar de imprimir para pagar los intereses de los plazos fijos, que son en definitiva las Leliq y los Pases. ¿Qué pasaría si no dejaran de esterilizar? Esos pesos entrarían en la economía, se baja la tasa de interés y hay una híper, por eso no se pueden desarmar de un día para el otro los pasivos”, dijo.
Para resolver la situación, se podría hacer un canje o swap de pasivos remunerados del Banco Central por títulos públicos del Tesoro. “Cambio el déficit del Central por déficit del Tesoro. Esa es una parte del menú. La otra es subir los encajes, que es una forma de retirar pesos, pero le saca capacidad de prestar a los bancos y les afecta la rentabilidad. Tercera opción es tener dólares para esterilizar esos pesos. En algún momento parecía que podía ser una de las medidas, a mi juicio, bastante inconveniente y desaconsejable. Si uno tiene dólares, tiene para gestionar una política cambiaria y para garantizar la estabilidad del sistema financiero, pero no para dar salida a los pesos, porque los pesos se arreglan con demanda de pesos o con inflación. Uno es el señoraje, la demanda real de dinero, y lo otro es el impuesto inflacionario. Esa es la salida para los pesos”, dijo.
Otra alternativa, mencionó, es bajar la tasa de interés después de hacer una devaluación. “Si ya te vacunaron [sic] con la devaluación, no hay adónde correr y te quedás en pesos, pero eso requiere una gran devaluación. Todo ese combo tiene consecuencias. La devaluación más la baja de la tasa de interés tenderá a subir el tipo de cambio financiero y eso va a implicar una suba de la tasa de inflación”, dijo.
Por lo tanto, resumió, tanto el ajuste fiscal como el saneamiento del Banco Central tienen implicancias estanflacionarias: “Uno por recesión y ajuste, y otro por inflación. Son inevitables. Si yo tuviera un amigo que me presta US$30.000 millones, hago menos ajuste fiscal y financio la transición, como hizo Macri, o hago el shock fiscal con gradualismo monetario, como hizo Sergio Massa, y aguanto seis meses más. Pero las dos casos serían desaconsejables a mediano plazo”, dijo.
“Es imposible no pasar por este trauma después del desastre que hizo el kirchnerismo”, agregó. Por último, dijo que “hay un enorme desafío que es atravesar esta turbulencia inicial” y que para eso el nuevo gobierno “va a tener que tener mucha habilidad en lo técnico, económico y lo político”.
Y agregó: “Hoy todavía es incierta la gobernabilidad del nuevo gobierno y eso le pone cierta inestabilidad a las coaliciones. En 2016, nosotros gobernamos haciendo acuerdos con Massa y con Diego Bossio, pero cuando la cosa se puso muy dura, llegamos solos. El gobierno de Macri tuvo los dos últimos años un gobierno zombie, porque se cerró el parlamento después de las piedras y nadie nos quería dar quórum. La gran pregunta es cuál va a ser la nueva coalición de gobierno: ¿Estamos ante un nuevo paradigma en el sistema político, donde se van a crear dos fuerzas: un espacio del centroderecha institucionalizado, con una agenda de capitalismo competitivo y equilibrio fiscal, y el resto del peronismo? ¿O estamos reconstruyendo otra cosa? Todavía no está claro eso. Creo que hasta hay un debate dentro del propio futuro gobierno. Por supuesto que el sistema político va a apoyar, como apoyaron a Alberto Fernández, pero eso no quiere decir que eso garantice la gobernabilidad del futuro”, dijo.
El análisis de Miguel Kiguel
Kiguel comenzó su disertación haciendo una descripción de la herencia que recibirá Milei. Describió la economía con una inflación muy alta, un gasto público desbordado, un exceso de brecha cambiaria, un riesgo país altísimo, un problema de pobreza muy serio y reservas negativas de US$10.000 millones en el Banco Central. “Es una herencia bravísima”, dijo.
El fundador de Econviews dijo que los mercados reaccionaron “espectacularmente bien” a la victoria de Milei porque hay “esperanza” y dijo que la actitud de los inversores está justificada. “Tenemos que dar la chance a un presidente que fue electo y que viene con algunas ideas que son muy buenas, como el equilibrio fiscal, la desregulación de la economía y la quita del cepo. Pero sabemos que el tema no es sencillo, que hay muchos desafíos”, dijo.
Al hablar sobre el programa económico de Milei, Kiguel hizo un detalle de “qué se sabe y qué no”. En primer lugar, mencionó que no habrá una dolarización. “Se sigue hablando de que va a cerrar el Banco Central, pero tampoco es una posibilidad, porque por ahora habrá pesos”, indicó.
“Estamos esperando un shock fiscal, que no sabemos el tamaño. La economía tiene un déficit de 5% del PBI, entre el primario (3%) y los intereses (2%). Ese es el déficit relevante, pero lo más importante es que se vaya reduciendo el fiscal. También sabemos que va a haber un acuerdo con el Fondo que seguramente requerirá medidas como un cambio en las leyes laborales, en la política tributaria y en la estructura de gobierno, aunque con poca plata a cambio”, indicó.
Entre lo que “no se sabe”, mencionó: “No sabemos cómo se va a manejar el shock fiscal. Tiene que ir al Congreso, tiene que pasar leyes. Además, estamos a cinco días de que asuman y todavía no tenemos al próximo presidente del Banco Central”.
Luego mencionó los temas más “urgentes” que hay que solucionar en las primeras semanas del gobierno. “En primer lugar, alguna medida para aumentar las reservas. El país no puede funcionar sin reservas. Eso requiere dos cosas, o por lo menos una: definir el régimen cambiario, y la verdad es que hay muy poca claridad. Hasta ahora, se pensaba que Milei venía con una idea de shock, de dejar flotar el tipo de cambio porque es consistente con las ideas de la libertad. Pero ahora se lee en los medios que el programa de Luis Caputo [el futuro ministro de Economía] es un dólar a $650″, comentó.
Y se preguntó: “¿Qué pasa si $650 no alcanza? Se va a tener que mantener el cepo y eso nos complica la producción. Estos temas creo que no están claros todavía, pero para mí es central”.
Luego dijo que es necesario “reducir el déficit fiscal urgente”. Y explicó: “Sin esto, la economía no empieza a funcionar nuevamente. Si sigue el cepo, no hay reservas y no queda claro que el déficit fiscal va a bajar, esta economía no arranca”, advirtió.
Kiguel fue más optimista que Milei con respecto a la estanflación y dijo que, “si se maneja bien la transición, la inflación puede tener un pico y después caer”.
Con respecto a lo cambiario, el economista dijo que se puede retirar el cepo como en 2015, cuando había atraso cambiario y se unificó el tipo de cambio en la segunda semana de diciembre. “El dólar subió de $9,50 a $13 y ahí se quedó. Después lo dejaron fluctuar, porque no había dólares como ahora. La cosa estuvo más o menos bien. Ahora es un poco más complicado, porque hay US$25.000 millones que se deben de importaciones. Si todos van a pagar, el dólar se nos va a las nubes y ahí habrá algún tipo de restricción, lo que se llama un cepo para los stocks”, explicó.
“La idea es que haya un tipo de cambio sin cepo para importar, exportar y pasear, más conocido como el flujo, y un tipo de cambio restringido para los stocks. Esto va a permitir a la economía que empiece a funcionar, porque eso es lo que le da crecimiento”, agregó.
La otra alternativa es seguir con el régimen actual, pero con un dólar oficial en $650 en vez de $360, dijo el economista. “Para mí ese es un modelo que no va a andar, porque la economía necesita que se la destrabe. Acá habría cepos para los stocks y para los flujos. Se puede mantener por un tiempo, pero no es la solución ideal”.
Finalmente, habló sobre el “error de diagnóstico de las Leliq”. Y explicó: “Son una deuda, pero no es la causa principal por la cual no se puede levantar el cepo. En realidad hay muchos activos en pesos que las empresas tienen y los quieren mandar afuera, pero no pueden. El problema no es que sobran Leliq, sino que sobran pesos. En el último tiempo vimos que las Leliq bajaron, se fueron licuando. La bola de Leliq es un mito popular que muchos repiten, pero no está. Lo que es estratosférico es la inflación. Cuando tengamos tasas de interés reales positivas, ahí sí van a ser un problema”, dijo.
Para desarmar las Leliq, Kiguel dijo que había varias opciones, como subir los encajes no remunerados de los bancos o canjearlos por otros títulos. “Y si la economía empieza a crecer, los bancos le prestarán más a los privados y menos al Banco Central”, señaló.
Por último, dijo que hay una gran esperanza, porque hay “una intención genuina de reducir el déficit fiscal” y descartó que haya un escenario de hiperinflación. “Creo que hay muchas perspectivas de crecimiento, si se puede eliminar el cepo y reducir el déficit fiscal, empujado por todas las oportunidades que tenemos en la economía real, como el agro, la minería, el gas, las energías alternativas, la economía del conocimiento y todas las alternativas que tiene la Argentina”, concluyó.
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