Las tijeras de las petroleras llegan a la exploración
LONDRES—En un síntoma de cómo la caída de los precios del crudo reconfigura las prioridades del sector energético, algunas de las mayores petroleras del mundo están agotando sus reservas con mayor celeridad que con la que las están reemplazando.
Las siete mayores petroleras occidentales que cotizan en bolsa, un grupo que incluye a Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell PLC, sustituyeron en promedio sólo 75% del petróleo y gas natural que extrajeron, reveló un análisis de The Wall Street Journal a partir de información provista por las compañías. Se trata de la mayor caída combinada del inventario que las empresas han divulgado en al menos una década.
Exxon no reemplazó el total de la producción por nuevas reservas en 2015 por primera vez en más de dos décadas, informó la empresa. En cambio, sustituyó apenas 67% de su producción el año pasado.
Hasta hace poco, una disminución de las reservas habría sonado las alarmas de inversionistas y ejecutivos sobre el futuro de una empresa energética.
Ahora, en cambio, con los precios del crudo por los suelos, reponer los inventarios "se vuelve menos importante", dice Luca Bertelli, director de exploración de Eni SpA. La petrolera italiana ha reducido su inversión en proyectos de alto riesgo y altas recompensas para maximizar la producción de los yacimientos que ya están produciendo, señala.
El giro muestra que los productores responden a la caída de los precios reduciendo los nuevos proyectos de exploración y priorizando la maximización de las ganancias. El riesgo es que una menor inversión en proyectos ahora podría desembocar en una escasez una vez que los precios repunten.
Históricamente, las empresas de energía han gastado grandes sumas para hallar recursos para el futuro. Cuando deciden que es posible extraer el petróleo y el gas de forma económica, contabilizan tales recursos como reservas comprobadas, es decir, inventarios que se pueden explotar en forma rentable más adelante.
El actual exceso de suministro ha obligado a las empresas a reducir el gasto donde puedan. Han recortado sus inversiones en perforación exploratoria y gastos en nuevos proyectos. El año pasado, las petroleras aprobaron sólo seis nuevas iniciativas, según el banco de inversión Morgan Stanley.
La situación no podría ser más diferente a la que imperó durante la última década, cuando los altos precios hicieron que las empresas emprendieran proyectos de exploración en todos los rincones del mundo. Las petroleras gastaron miles de millones de dólares en megaproyectos, en parte con el objetivo de mantener sus inventarios rebosantes durante décadas. Tales inversiones contribuyeron a generar el actual exceso de oferta.
Debido a las normas contables, hay otro factor que reduce las "reservas comprobadas" que las empresas contabilizan e informan a sus inversionistas: los bajos precios del petróleo. La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) define las reservas comprobadas como el volumen de crudo y gas natural que una empresa puede esperar extraer con una ganancia.
Algunas de las reservas que las firmas añadieron son demasiado caras para bombear a los precios actuales. Eso ha obligado a algunas a eliminar barriles de sus libros y, en algunos casos, a reducir el valor contable de esos activos.
Shell pasó a pérdida miles de millones de dólares del valor de sus activos el año pasado y los bajos precios fueron uno de los factores que tuvo en cuenta para cancelar un proyecto en las arenas bituminosas de Canadá. La empresa no reemplazó el petróleo que extrajo en 2015 y sus reservas totales disminuyeron 20%.
A pesar del descenso de las reservas, las grandes petroleras no corren el riesgo de quedarse sin crudo. Exxon, por ejemplo, tiene reservas suficientes para seguir operando durante 16 años a los actuales niveles de producción. Aparte de sus considerables reservas comprobadas, las firmas tienen acceso a otros recursos que podrían explotar si los precios suben.
Rex Tillerson, presidente ejecutivo de Exxon, dijo ante analistas este mes que el hecho de que la empresa no sustituyera el petróleo y el gas que produjo en 2015 refleja su énfasis en "utilizar el capital de manera eficiente para crear valor de largo plazo para los accionistas, aunque signifique interrumpir una tendencia de 21 años".
Las reglas de la SEC exigen que las energéticas reporten sus reservas comprobadas basadas en el precio promedio de cada año. De un año a otro, las reservas pueden ser volátiles debido a las fluctuaciones de precios. La drástica caída del año pasado obligó a algunas compañías a reducir sus reservas comprobadas, aunque el abaratamiento de los costos ayudó a com-pensar parte de esas reducciones. Las reservas de algunas empresas también se beneficiaron de contratos que les otorgan una mayor parte de la producción cuando las cotizaciones son bajas.
Entre las mayores petroleras, solamente la estadounidense Chevron Corp., la francesa Total SA y Eni agregaron más barriles de los que extrajeron el año pasado. La británica BP PLC reemplazó 61% de su producción en 2015, una cifra que excluye el impacto de las ventas y adquisiciones, mientras que la noruega Statoil ASA sustituyó 55%. Si bien las reservas de Shell cayeron, el gigante anglo-holandés acaba de completar la compra de BG Group PLC por unos US$50.000 millones, lo que elevaría sus reservas en cerca de 25% frente a los niveles de fines de 2014.
Las reservas de las empresas enfrentan otras amenazas aparte de los bajos precios. Algunos inversionistas han expresado su preocupación de que las leyes dirigidas a reducir el calentamiento global, como un impuesto a las emisiones de carbono, puedan acelerar la transición hacia energía más limpia y encarezcan el consumo de combustibles fósiles. Eso imposibilitaría la explotación rentable de algunas reservas. Las petroleras sostienen que el mundo necesitará durante décadas grandes volúmenes de petróleo y gas.
En una señal de su énfasis en la rentabilidad, algunos inversionistas han acogido con beneplácito los recortes de gastos pese al descenso de las reservas. "Cuando se está quemando la casa, uno no se preocupa de si debe pintar el exterior", dice Christopher Wheaton, gestor de fondos de Allianz Global Investors, que tiene acciones de Shell, Total y BP. "Ahora lo que cuenta es la gestión de crisis".
Es un panorama muy distinto del que imperaba a inicios de la década de 2000, cuando las empresas respondieron a la presión de los inversionistas con grandes inversiones en perforación y, en algunos casos, exagerando sus reservas. Shell reconoció en 2004 que sobreestimó sus reservas en más de 20% en sus libros. La acción cayó, altos ejecutivos dejaron la compañía y Shell pagó multas onerosas. La empresa no quiso referirse al tema.