Las tasas negativas ponen en apuros a los bancos de España y Portugal
A medida que las tasas de interés en Europa caen cerca de cero o incluso cruzan el umbral hacia el terreno negativo, legisladores y grupos de defensa de los consumidores en España y Portugal están atacando uno de los principios más antiguos de las finanzas al insistir que los prestamistas pueden deberle dinero a los prestatarios.
Los bancos en los dos países, que luchan por recuperarse de las recesiones que sacudieron sus sistemas financieros, están respondiendo contra esa nueva idea, una lucha en la que podrían estar en juego miles de millones de dólares en intereses sobre créditos hipotecarios.
En contra de la nueva tendencia, el gobernador del banco central de Portugal ha defendido a los bancos contra un proyecto de ley que los obligaría a pagar a los deudores cuando las tasas de interés pasen a ser negativas. Los bancos en ambos países están modificando la redacción de los nuevos contratos de hipotecas para advertir a los deudores que nunca podrían lucrarse con las tasas de interés negativas.
Los bancos en España y Portugal habitualmente vinculan las tasas de interés de los créditos hipotecarios a la tasa europea de oferta interbancaria, más conocida como Euribor, que es variable y es usada por los bancos cuando se prestan entre ellos. Además, las tasas de interés en los dos países incluyen un porcentaje fijo del préstamo, llamado el diferencial o spread. En gran parte de Europa, en cambio, predominan las hipotecas de tasa fija.
La Euribor empezó a volverse negativa el año pasado, luego de que el Banco Central Europeo redujera las tasas de interés a menos de cero y comenzara a cobrarle a los bancos por mantener sus depósitos, como una forma de estimular las economías de la zona euro. Eso ha arrastrado las tasas hipotecarias a territorio negativo en algunos casos aislados en Portugal.
La gran mayoría de deudores hipotecarios españoles y portugueses tiene que pagar interés, dado que la Euribor no ha bajado lo suficiente para eliminar el diferencial. De todos modos, aunque los bancos consideran que es improbable que la Euribor vuelva a caer en forma brusca, han tomado medidas para protegerse.
Ya hay un precedente en Europa: los bancos en Dinamarca están pagando a miles de deudores interés sobre sus créditos hipotecarios, casi cuatro años después de que el banco central introdujera tasas negativas. Para compensar esos pagos, los bancos daneses han subido las tarifas de algunos servicios, pero nunca plantearon un desafío legal serio.
En España y Portugal, en cambio, los bancos han señalado que pagarán cuando las vacas vuelen.
"En ningún caso se contempla que el cliente reciba un interés" debido a la naturaleza del contrato, dijo Carlos Torres Vila, consejero delegado de BBVA S.A. en una reciente conferencia de prensa para anunciar los resultados del banco. En el caso más extremo, añadió, el cliente pagaría un interés de cero.
En unos pocos casos en los que las tasas de interés se tornaron negativas, los bancos portugueses subieron la tasa a cero.
Los grupos de defensa del consumidor dicen que los bancos tienen la obligación de ceñirse a las condiciones impuestas por el contrato del préstamo de tasa variable, que por definición sube y baja según los cambios en las tasas de interés. Si caen lo suficiente por debajo de cero, entonces los bancos deberían pagar interés a los deudores hipotecarios, tal y como les cobrarían más si las tasas hubiesen aumentado.
El Bloque de Izquierda, un aliado del gobierno socialista de Portugal, presentó en enero un proyecto de ley que obligaría a los prestamistas en estos casos a pagar. Mientras el parlamento debate la iniciativa, el grupo de defensa de los derechos del consumidor Deco, de Lisboa, ha instruido a los clientes a revisar los contratos de sus créditos y quejarse si no se han beneficiado de las tasas negativas.
"Fueron los bancos los que decidieron fijar las tasas de los préstamos siguiendo la Euribor, no los clientes", puntualizó Pau-lino Ascenção, legislador de Bloque de Izquierda. "Seguir las reglas de los contratos es cuestión de principio y confianza".
El gobernador del banco central de Portugal, Carlos Costa, entró al ruedo el mes pasado al cambiar de postura y simpatizar con los bancos. Costa había emitido el año pasado una recomendación de que los bancos usaran la tasa Euribor negativa para calcular el interés del préstamo, como lo estipulan los contratos. En ese momento no podía imaginar que la Euribor seguiría bajando, confesó Costa en una aparición en el Congreso el mes pasado. La caída más pronunciada de la Euribor, agregó, pone en riesgo el sistema bancario.
Los bancos portugueses absorberían un golpe de 700 millones de euros al año, US$796 millones, a sus márgenes de intereses si la tasa Euribor a seis meses del país, que llega a -0,144%, cayera a -1%, estima el banco central. Incluso si los bancos lograran limitar las tasas de interés a cero, perderían 500 millones de euros de la diferencia entre lo que les pagan a los depositantes y lo que cobran por prestar el dinero, indicó el banco central. "Tenemos que hallar un justo equilibrio entre las expectativas de los deudores y la necesidad de resguardar la estabilidad del sistema financiero", dijo Costa a los legisladores.
El gobernador es partidario de establecer un piso de interés cero a los actuales créditos. En el caso de las nuevas hipotecas, propone calcular una tasa Euribor de cero, lo que le permitiría a los bancos aprovechar el spread.
En España, la mayoría de las hipotecas está vinculada a la tasa Euribor a 12 meses, que se ubica en -0,012%. Ese nivel tendría que caer bastante para contrarrestar el spread de los créditos hipotecarios, que llegaron a un promedio de entre 0,5% y 0,75% durante el auge inmobiliario de hace una década.
En ese caso, los bancos españoles tienen como referencia dos fallos judiciales, uno de un juez madrileño en 2014 y otros de un tribunal provincial de Madrid del año pasado.
Bankinter S.A., un banco español de tamaño mediano, pagó interés el año pasado sobre créditos hipotecarios relacionados con los movimientos del franco suizo en la tasa interbancaria ofrecida en Londres, Libor. Un portavoz de la entidad catalogó los pagos como una concesión única y extraordinaria a un grupo reducido de clientes y que no constituía una obligación legal.
Dos grupos españoles de defensa del consumidor, OCU y Adicae, contradicen la interpretación que han hecho los bancos de los fallos judiciales. Ambos sostienen que la esencia de un préstamo de tasa variable es ajustarse a la dirección de los intereses tanto cuando suben como cuando descienden a territorio negativo. Si la ley española favorece a los bancos, preguntan estos grupos, ¿entonces por qué algunas entidades les empiezan a exigir a los nuevos clientes una declaración de su puño y letra de que entienden que jamás recibirán el pago de intereses?
Charles Duxbury, en Estocolmo, contribuyó a este artículo.
The Wall Street Journal