Las sanciones a Rusia amenazan el repunte de la UE
El endurecimiento de las sanciones por la crisis en Ucrania está dejando a la economía rusa al borde de la recesión y estremeciendo a los países cercanos. Es también una amenaza a la frágil recuperación de Europa así como al bienestar de la economía global.
El temor a repercusiones más amplias demuestra por qué Occidente se ha tomado su tiempo para castigar al gobierno de Vladimir Putin, señala una serie de economistas e inversionistas.
"Es como cuando te peleas con tu cónyuge", dice Bryan Carter, vicepresidente sénior de Acadian Asset Management, que administra más de US$50.000 millones en activos de fondos de pensiones, gobiernos y otros clientes. "Quieres dejar clara tu posición pero sin dañar las cosas".
Desde un comienzo, la frágil economía de Europa, y los temores sobre una reducción del suministro de energía, han suavizado la respuesta del continente a la agresión de Rusia en Ucrania. Los 28 países de la Unión Europea no tienen ganas de iniciar una lucha que podría descarrilar su incipiente repunte.
El presidente estadounidense, Barack Obama, reconoció estas inquietudes el viernes cuando, en compañía de la canciller alemana, Angela Merkel, amenazó con sanciones contra sectores enteros de la economía rusa si el Kremlin interfiere en las próximas elecciones presidenciales de Ucrania. "Tienen que haber consultas muy amplias", antes de endurecer las sanciones, dijo el mandatario. "Hay 28 países y algunos son más vulnerables que otros a las posibles represalias de Rusia. Tenemos que tomar eso en cuenta".
Se estima que casi un tercio de las importaciones de petróleo y gas natural de Europa proviene de Rusia. Obama ha señalado que no es realista prescindir de las exportaciones rusas de energía a Europa, mientras Washington intenta presionar al Kremlin sin perjudicar a Europa en forma simultánea.
El Fondo Monetario Internacional pronostica que la zona euro se expandirá 1,2% este año después de dos años de contracción. El FMI, no obstante, revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para las economías de Europa Central y del Este que comparten fronteras con Rusia y Ucrania.
Las sanciones contra funcionarios cercanos a Putin y un puñado de bancos y firmas de energía ya han crispado los ánimos de los inversionistas en Rusia y acentuado el bajón de la economía.
El rublo alcanzó nuevos mínimos conforme los inversionistas retiraron unos US$64.000 millones del país en el primer trimestre, según el banco central ruso. El FMI indicó la semana pasada que Rusia ya estaba en recesión y redujo su proyección de crecimiento para este año de 1,3% a 0,2%.
Standard & Poor’s rebajó la semana pasada la calificación de la deuda del país dejándola apenas un escalón por encima del nivel de chatarra.
Los países de la ex Unión Soviética, muchos de los cuales siguen en la órbita de Moscú, son los más expuestos a los problemas de la economía rusa debido a sus fuertes lazos energéticos y comerciales.
No es lo único. Los bancos europeos tienen unos US$187.000 millones en créditos otorgados en Rusia, cifra que representa solo 1,4% del total de créditos de instituciones europeas concedidos fuera del continente.
Un endurecimiento de las sanciones tendría lugar en un momento inoportuno para la banca europea que este año ha recobrado la confianza de los mercados.
Bankia S.A., el banco estatal español que fue creado a partir de la fusión de siete cajas de ahorro, emitió exitosamente un bono no garantizado en enero. Desde entonces, los rendimientos de los bonos soberanos de España e Italia han alcanzado sus niveles más bajos de la historia.
Incluso los bancos griegos han recaudado más de 6.000 millones de euros, US$8.320 millones. Nada de esto era siquiera imaginable a comienzos de año.
Tanto Rusia como los países de Occidente se guardan una carta extrema bajo la manga: la interrupción de los envíos de energía a Europa, lo que dispararía los precios en el continente y reduciría drásticamente la principal fuente de ingresos del gobierno ruso.
En todo caso, implementar sanciones que ataquen directamente a sectores como defensa y finanzas parece ser una opción más digerible desde el punto de vista político en este momento, señala Juan Zárate, ex viceasesor de Seguridad Nacional del gobierno de George W. Bush. En cambio, enfocarse directamente en el sector energético tendría "implicaciones más amplias para la economía europea y la economía global", asevera.
—Simon Nixon contribuyó a este artículo.