Las reservas del Central: pese a la sangría, la situación es más cómoda que en el final del kirchnerismo
El 9 de diciembre de 2015 terminaba la gestión de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central . En ese momento, las reservas de la entidad monetaria (US$25.092 millones) gozaban de la misma popularidad mediática que otros elementos clave de la economía, como la inflación y el dólar. Más de 800 días después, y bajo la administración de Federico Sturzenegger , la intervención de la moneda norteamericana, un mecanismo que utilizó en varias oportunidades la gestión anterior, volvió a dominar la escena. En un récord histórico, el organismo liquidó anteayer US$1471,7 millones. Sin embargo, en ese momento las tenencias eran más del doble: US$59.321 millones. Toda una tranquilidad en épocas de efervescencia cambiaria.
A principios de enero de este año, el Banco Central llegó a acumular US$63.906, y Sturzenegger explicaba, en diálogo con LA NACION, que desde que inició su gestión el organismo había decidido comprar US$40.000 millones de reservas "en diferentes momentos y a diferentes precios" para darle "firmeza al sistema cambiario argentino" a largo plazo.
Los especialistas advierten, sin embargo, algunos claroscuros dado que, dicen, el Banco Central aún no logra atraer dólares "genuinos" por la balanza de pagos, que en 2017 registró un saldo deficitario de US$30.792 millones, según el Indec. El swap con China -el intercambio entre pesos y yuanes heredado de la administración anterior- y los más recientes créditos que se acordaron con bancos privados todavía preocupan a algunos analistas.
Para Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, al 9 de diciembre el principal problema de las reservas era que, si se quitaba la suma del intercambio con China, se reducían en un 60%. "Hoy esos yuanes siguen estando, pero en una proporción mucho menor", indica. En cambio, el economista Fausto Spotorno opina que, por más de que haya habido una reducción en su peso relativo, el swap representa un problema, ya que es una parte de peor calidad: está casi inmovilizada y no es partícipe directa del "poder de fuego" del Banco Central para hacer política monetaria.
Los analistas ponen en tela de juicio otra herramienta que este Gobierno utilizó para robustecer las reservas. Se trata de los créditos repo, aquellos pedidos a bancos privados a través del Tesoro. "Son muy a corto plazo y hay que devolverlos, por lo que no mejoran la sustentabilidad en el largo plazo", dice el analista financiero Christian Buteler. Añade: "Es una mejora con respecto a la dependencia mayor en el swap, pero siguen siendo dólares prestados. Los necesarios son los que deberían ingresar por balanza de pagos, que no están llegando en este momento".
La segunda pregunta para analizar las reservas es si la cantidad es correcta. En lugar de ver la cifra en solitario, lo importante es relacionarla con el precio de la divisa estadounidense, explica Tiscornia. Asegura que en 2015, con el gobierno anterior, si se imaginaba una paridad peso-dólar, el nivel de reservas podía defender un tipo de cambio de $61, lejanos a los $9 de por aquel entonces. "Más allá de que no se iba a llegar nunca a ese precio, lo que indicaba es que todo era insostenible", apunta. En tanto, la cuenta hoy da aproximadamente $24, sostiene, más cercano a los $20,80 de la cotización de ayer.
En este punto, el economista hace una salvedad: para los analistas, hablar de cifras de reservas en un esquema de tipo cambio flotante parece casi una contradicción. Una economía desarrollada no debería requerir una determinada cantidad de tenencias en el Banco Central, ya que se ajustaría por el tipo de cambio. En la Argentina, en cambio, con un dólar más volátil, se recomienda que haya un nivel establecido para poder intervenir cuando la situación esté más caliente, como sucedió el miércoles pasado.
Según Spotorno, el nivel de las reservas es considerablemente menor al de otros países de la región, lo que deja a la Argentina en desventaja en oleadas de devaluaciones provocadas por la suba de tasas de la Reserva Federal (Fed) y el fortalecimiento del dólar. Un ejemplo fue lo que sucedió antes de ayer en Brasil, cuando la cotización cerró a 3,51 reales y alcanzó su máximo desde 2016.
Otra luz roja, entonces, es la evolución de la economía estadounidense. Buteler concluye: "Está dando complicaciones para el corto y el mediano plazo: se va a hacer más caro conseguir divisas, pero además se ven inversores que se están retirando de acá para irse allá, un mercado más seguro y que ahora, además, paga mejor".
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