Las reformas cobran impulso en México
Peña Nieto ha anunciado una medida tras otra
CIUDAD DE MÉXICO— Pocos presidentes mexicanos han conseguido tanto en sus primeros 100 días en el cargo.
Enrique Peña Nieto ya reformó el código laboral vigente por 40 años y el disfuncional sistema educativo. Mandó a la cárcel a una líder sindical que en su momento era considerada intocable y presentó un proyecto de ley para despojar de inmunidad judicial a los funcionarios públicos.
El mandatario presentó el lunes propuestas para reformar el sector de las telecomunicaciones que le otorgan al gobierno por primera vez la facultad de ordenar la venta de activos por parte de monopolios y constituyen un desafío a Carlos Slim, quien controla más de 70% de los teléfonos de México y es el hombre más rico del mundo.
Ahora, Peña Nieto puso la mira en un objetivo incluso más ambicioso: la reforma del sector de hidrocarburos y de la estatal Petróleos Mexicanos, una de las petroleras más grandes del mundo cuya producción ha ido en descenso. El presidente apunta a modificar la ley para atraer a inversionistas extranjeros, un cambio radical en un país que nacionalizó el sector petrolero y prohibió la participación extranjera mediante una enmienda constitucional.
Cabe aclarar que las reformas de Peña Nieto dependen del continuo apoyo de los tres partidos políticos de México, que a menudo se rebelan.
Cuando México dejó atrás 70 años de gobierno unipartidista en 2000, la clase política se desintegró. Los gobernadores estatales se negaron a cooperar con el presidente por primera vez. El Partido Revolucionario Institucional, PRI, de Peña Nieto, que pasó de la presidencia a la oposición, bloqueó muchas iniciativas que ahora apoya.
También está el problema de la aplicación de la ley. México tiene un largo historial de leyes que las autoridades no aplican y que intereses poderosos logran eludir.
Sin embargo, hay señales de que Peña Nieto ha encontrado una forma de trabajar con los legisladores mexicanos, dicen políticos del país. Poco después de asumir la presidencia, firmó el llamado Pacto por México, un acuerdo con los tres principales partidos políticos que incluye una larga lista de reformas que quiere lograr durante su gestión. Miembros de los partidos de oposición dicen que se inclinan a cooperar con el mandatario. La senadora del Partido de la Revolución Democrática, PRD, Alejandra Barrales, quien ayudó a negociar el pacto a nombre de su partido dijo que sentía que veía "un PRI que está abierto a la negociación… sí quieren sacar las reformas".
La agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s mejoró el martes las perspectivas de la deuda de México de "estables" a "positivas", diciendo que la reforma energética era ahora más factible. Peña Nieto, dijo la agencia, avanzaba en una reforma que le fue esquiva a sus predecesores "debido en parte al poder político más fuerte del presidente".
Gray Newman, economista jefe para América Latina de Morgan Stanley, lo expresó de la siguiente manera: "Por mucho tiempo, México fue considerado como un país estable, pero que estaba afectado por muchas preocupaciones de seguridad. Pero ahora es visto como un líder entre los mercados emergentes en el frente de las reformas".
En su intento por reformar los sectores de telecomunicaciones, educación, laboral y de energía, Peña Nieto está desafiando a muchas vacas sagradas del país. Para hacerlo, cuenta con el apoyo declarado de mayorías importantes en el Congreso.
En noviembre, en respuesta a un llamado de Peña Nieto antes de asumir el poder, los legisladores aprobaron una ley que reestructura un conjunto de leyes laborales que datan de los años 70. La reforma, firmada por su predecesor, Felipe Calderón, facilita que las empresas contraten y despidan trabajadores y establece regulaciones para la tercerización y una nueva clase de empleados temporales. Además, al compartir el crédito político con la oposición, la medida ayudó a allanar el camino para la cooperación con la oposición.
Andrew Selee, un experto en México del centro de estudios Wilson Center, en Washington, dijo que la meta final de Peña Nieto es acumular ímpetu y demostrar a los mexicanos que después de años marcados por la guerra contra las drogas y por riñas políticas, encabezará un gobierno central fuerte. "Después de años de estar en repliegue, el Estado ha vuelto", aseveró.
"No hay intereses intocables …el único interés que protegeré será el interés nacional", dijo Peña Nieto este mes al explicar la ley de telecomunicaciones.