Las razones detrás de la unión de dos grandes estudios de abogados
Qué llevó a Bruchou y a Funes de Rioja a integrarse en una nueva firma; la estrategia multinicho, el rol de los especialistas y el tipo de trabajo que imaginan para los próximos años
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Todo empezó hace un año y medio. Las charlas iniciales fueron avanzando hasta que llegaron al punto de evaluar la idea de la integración y los beneficios que traería. Ambas partes se conocen hace décadas y comparten muchos clientes, cada uno desde su respectiva área de práctica. Bancos, alimenticias, cerealeras, exportadoras son algunos ejemplos. Primó un concepto esencial: la gran “complementariedad” entre las dos estructuras y la visión de que los servicios legales del futuro cercano –donde se empieza a hablar cada vez más de inteligencia artificial e inversión constante en tecnología- demandarán un músculo más grande.
Convencidos del paso que iban a dar, la mesa chica de socios de Bruchou, Fernández Madero & Lombardi, y la de Funes de Rioja & Asociados, sometieron a votación de todos sus pares en cada uno de los estudios la posibilidad de la integración. Y el resultado fue unánime en ambos lados. “La unión no nació de la necesidad de ninguno, sino de la oportunidad de agregarle valor a los clientes mutuamente”, aclara Hugo Bruzone, chairman de Bruchou que ahora integra el Comité Ejecutivo de la flamante firma que este mes cambió el paisaje legal de la city porteña.
“Se dio en forma natural, al ver lo complementario que éramos, y también lo parecidos en la forma de trabajar, la visión de los servicios y la organización interna que teníamos”, agrega Rodrigo Funes de Rioja, que oficiaba como socio administrador en el estudio homónimo y ahora también integra el Comité junto a su hermano Ignacio Funes de Rioja y a Liban Kusa, socio de Bruchou especializado en impuestos y litigios tributarios que cumplía a su vez la función de administrador.
Los cuatro miembros formarán parte del directorio del nuevo estudio, que tendrá 10 personas en total: se suman a ellos Lucila Winschel, José Bazán y Mariano Luchetti (Bruchou), y Florencia Funes de Rioja, Eduardo Viñales y Guillermo Perego (Funes de Rioja).
En tanto, los fundadores de cada firma, Daniel Funes de Rioja (actual presidente de la Unión Industrial Argentina e histórico titular de la Copal, la cámara de las empresas alimenticias), Enrique Bruchou y Carlos Lombardi integrarán un consejo asesor.
Con la integración, Bruchou & Funes de Rioja tendrá 55 socios y 152 abogados. Funes de Rioja, estudio especializado en Derecho Laboral empresario, aportó 21 socios y 35 abogados, y el resto corresponde a la estructura de Bruchou, empresa “full service” (como se dice en la jerga de los abogados) reconocida en el mercado por su asesoramiento en bancos y mercado de capitales y derecho empresario en general.
“Muchos temas requieren una interacción creciente y permanente de las distintas áreas”, explican los socios. Es uno de los aspectos que empujó la integración: la necesidad de que los especialistas en cada materia den su opinión frente a los asuntos con los que se topan las empresas todos los días. Los laboralistas de Funes de Rioja podrán contar ahora con la opinión de los expertos tributarios de Bruchou en su día a día, y cuando llegue el momento de comprar o vender una empresa (“M&A”, por sus siglas en inglés) los abogados de este último estudio apelarán a sus nuevos compañeros para que realicen toda la auditoría laboral (revisar juicios y contingencias, entre otro tipo de asesoramiento). “Hay muchas sinergias”, resumen.
“Se volvió algo fundamental para las compañías retener a sus directorios. La parte cambiaria, laboral, fiscal es un conjunto en sí. Por ejemplo, cuando les pagan a sus ejecutivos”, pone como ejemplo Kusa.
Multinicho
En el estudio hablan de una estrategia “multinicho” (o “multiniche”, como la comunicaron) para el abordaje del trabajo. En palabras de Rodrigo Funes de Rioja, es la idea de una profunda especialización y complemento de las prácticas legales unida a una mayor escala y la incorporación de tecnología que permitirá el nuevo tamaño. Los beneficios de contar con una plataforma integrada no solo pasarán por la posibilidad de ofrecer a los clientes una cartera más amplia de servicios, sino que también apuntarán a capitalizar las mejores prácticas organizacionales de cada lado. Por ejemplo, comentan que Bruchou tiene muy aceitada la medición de la productividad de cada área, mientras que Funes de Rioja desarrolló un sistema de seguimiento y gestión del flujo de juicios laborales que obtuvo una certificación de calidad. El objetivo será expandir esas mejoras a toda la organización.
Para conducir todo el proceso de la integración, los abogados contrataron el asesoramiento de Alejandro Preusche, exdirector de la oficina local de la consultora McKinsey, quien ya había asesorado a Bruchou en su anterior cambio organizacional. Dividió a los socios en equipos, empezando por los cuatro integrantes del comité ejecutivo, y a medida que iban logrando coincidencias en las negociaciones para unirse fue incorporando socios a la discusión. “Todos visualizamos que la tecnología va a tener un juego importante en los estudios y obviamente eso requiere inversión. Cuanto más fuerte seamos, más posibilidades tendremos”, señala Bruzone. El comentario apunta al uso de inteligencia artificial para redactar contratos estandarizados, una facilidad que están sumando las principales firmas en el mundo.
Para fin de año, los socios esperan que el proceso de integración de los sistemas –desde la nueva marca y las direcciones de correo hasta la forma de cargar las horas de trabajo facturadas- esté concluido.
“Con el tema de inteligencia aumentada, los servicios van hacia la generación de valor agregado desde la atención personalizada de los socios. Vemos que la tendencia en la profesión es hacia ahí, no tener muchos (abogados) asociados por socio. Nuestra estructura ahora es de 55 socios y 150 abogados, uno por cada tres. Los principales estudios del mundo que agregan más valor a sus clientes tienen esa relación”, señala Ignacio Funes de Rioja sobre otra de las coincidencias centrales que empujó la integración.
¿Influyó el momento económico de extrema fragilidad que vive la Argentina, en el sentido de que es preferible estar juntos para superar en mejor forma la tormenta? Los socios repiten que se trata más de una oportunidad que de una maniobra defensiva. Pero conceden que “los problemas tienen cada vez más aristas y hay una mayor necesidad de interactuar entre los especialistas que antes, cuando el enfoque podía ser más parcial”. Además, “es lo que nos piden los clientes hoy”, señala Kusa.
El otro punto que ponen sobre la mesa es que un estudio de mayores dimensiones puede ser más atractivo para la captación y retención de abogados, con planes de carrera mejorados y otro abanico oportunidades. “Y un estudio de abogados, como todas las empresas de servicios, vive del talento”, indican.
Del lado de Bruchou, el mayor caudal de trabajo en el último tiempo correspondió a las reestructuraciones de deuda privada –desde YPF a Molino Cañuelas, entre algunos de los casos en los que intervino el estudio en los últimos años-, junto con las consultas regulatorias, cambiarias e impositivas. En Funes de Rioja, la actividad pasa por todo el abordaje laboral siempre en representación de las empresas: negociaciones colectivas, litigios y asesoramiento general.
Por el momento, ambos estudios mantendrán las oficinas que ocupan: Bruchou, dos pisos en la torre IBM, en Catalinas, y Funes de Rioja, un piso en Madero al 900. Quiso la casualidad que estén enfrente uno del otro, a la misma altura, viéndose por la ventana. Por el régimen de trabajo presencial y home office que vienen siguiendo ambos, no descartan a futuro reorganizar el espacio. Pero no en el corto plazo.
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