Las prácticas pesqueras de China generan conflictos internacionales
El creciente apetito de China por los alimentos del mar está poniendo a prueba sus relaciones con otros países y generando preocupación entre los funcionarios y científicos extranjeros sobre el posible daño que su enorme flota podría causar en el stock mundial de peces.
Argentina anunció el miércoles la captura de dos barcos pesqueros chinos a los que acusó de incursionar ilegalmente en sus aguas. Las autoridades informaron que los buques cargaban 10 toneladas de calamar y pescado.
Las autoridades argentinas sostienen que los barcos chinos fueron interceptados el lunes frente a la costa patagónica, dos millas náuticas dentro de la zona económica exclusiva de 200 millas de Argentina. Un juez federal está interrogando a los capitanes de los barcos, dijeron funcionarios. En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que está tratando de verificar los hechos del caso.
El episodio tiene lugar en momentos en que los barcos pesqueros de China aparecen a menudo envueltos en conflictos transfronterizos y comerciales. Los barcos chinos operan tanto en aguas internacionales como de otras naciones, al amparo de acuerdos bilaterales de pesca. Las embarcaciones trabajan principalmente para empresas privadas o para sí mismas, y en general no son dirigidas por el gobierno.
En las aguas asiáticas, sin embargo, los barcos de pesca chinos se han convertido en un indicador del alcance soberano de China. Más allá de Asia, las embarcaciones han sido acusadas de pescar en exceso y dañar las economías locales.
En un estudio divulgado a principios de año, una agencia del Congreso estadounidense creada para explorar las repercusiones de las relaciones entre EE.UU. y China para la seguridad nacional, dijo que la creciente flota china tiene "implicaciones globales".
En las últimas semanas, Corea del Sur se apoderó de una embarcación china y detuvo a 24 marineros por presunta pesca ilegal en el Mar Amarillo. Vietnam ha acusado a barcos pesqueros chinos de cortar sus cables de exploración de gas. Asimismo, buques pequeros chinos han navegado alrededor de las islas en disputa conocidas como Senkaku, en Japón, y Diaoyu, en China, contribuyendo al deterioro de las relaciones con Tokio.
Datos oficiales proyectan que China, el mayor consumidor mundial de mariscos, se encamina a producir más de 60 millones de toneladas de productos marinos para 2015, frente a los 53,7 millones de toneladas de hace dos años. Algunos funcionarios internacionales creen que la producción total podría ser mayor.
El banco de inversión Rabobank calcula que las importaciones de alimentos marinos a China —donde los consumidores los han considerado beneficiosos para el cerebro durante siglos— totalizarán unos US$20.000 millones para finales de la década, desde alrededor de US$8.000 millones en la actualidad.
El gobierno tiene grandes planes para expandir su flota pesquera y alimentar ese apetito. Beijing apunta a incrementar su flota de largo alcance en 16% para finales de 2015, en comparación con 2010, a unos 2.300 barcos. En contraste, la flota pesquera estadounidense en aguas distantes asciende a unas 200 embarcaciones.
"China, en particular, utiliza los recursos de sus cinco organismos de seguridad marítima para hacer cumplir sus reclamos en aguas en disputa, al escoltar a los buques de pesca chinos y aplicar períodos de veda a las embarcaciones pesqueras extranjeras", señaló Daniel Slane, de la Comisión de Economía y Seguridad entre EE.UU. y China en una audiencia en enero. "Estas flotas civiles permiten a Beijing mantener una presencia marítima en aguas en disputa sin tener una presencia naval consistente o manifiesta", aseveró.
En los últimos años, China se ha movido enérgicamente para comprar recursos en el extranjero, a fin de fortalecer su seguridad energética, mineral y alimentaria. Las inversiones han incrementado los suministros mundiales, pero levantando preocupaciones en Washington y otros lugares acerca de la influencia de China.
El apetito chino está creciendo en momentos en que alrededor de 87% del sector pesquero global es visto en plena explotación, sobreexplotado o agotado, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.
Perú, una importante fuente de alimentos marinos para China, ha reducido en 68%, a 810.000 toneladas, su cuota mundial de pesca comercial de anchoas durante la temporada que va del 22 de noviembre al 31 de enero, el nivel más bajo en 25 años, debido al agotamiento de las reservas. La anchoa es convertida en harina de pescado, de la cual Perú es el mayor exportador y China el principal comprador. "Todavía hay un amplio margen para aumentar el comercio de Perú con China en el futuro, pero también queremos conservar los recursos marinos", dijo Gonzalo Gutiérrez, el embajador de Perú en China.
Chuin-Wei Yap y Sameer C. Mohindru
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