Las petroleras quieren precios más altos para financiar sus megaproyectos
HOUSTON—Detrás de la bravuconería que a veces caracteriza a los jefes de las grandes empresas de energía que se reúnen en esta ciudad para su conferencia anual en Estados Unidos, hay un sentimiento palpable de temor. La causa es el alza en los costos de sus proyectos insignia de gas y petróleo.
"Todos enfrentamos nuevas realidades y presiones", aseveró John Watson, presidente de Chevron Corp., en un hotel de esta ciudad repleto de ejecutivos internacionales. "Los costos de la mano de obra y el capital se han duplicado en el transcurso de la última década".
Para cubrir el creciente costo de extraer combustibles fósiles, la industria necesita que los precios del crudo superen los tres dígitos, advirtió Watson.
"El barril de US$100 es el nuevo barril de US$20", manifestó, una declaración que da que pensar si se toma en cuenta que los precios del petróleo no han rondado los US$20 el barril desde 2002.
La preocupación sobre el drástico aumento de los costos es uno de los temas que ha dominado la conferencia IHS CERAWeek, desplazando la idea de que el planeta se estaba quedando sin crudo y gas natural, prominente en encuentros anteriores.
Los ejecutivos "son optimistas acerca del recurso y les preocupan los costos", indicó William Maloney, subdirector ejecutivo a cargo de la producción en América del Norte de la petrolera estatal noruega Statoil ASA.
La industria energética piensa en grande y se precia de asumir grandes desafíos. Las empresas del sector, por ejemplo, han buscado petróleo en el océano a más de 3.000 metros de profundidad y se aprestan a establecer una planta industrial para enfriar el gas natural en un país que carece de una infraestructura importante.
En discursos y conversaciones, los ejecutivos sacan a colación proyectos cuyos costos ascienden a los US$40.000 millones sin inmutarse. Para tener una idea de la magnitud de las cifras, US$40.000 millones equivalen al Producto Interno Bruto de Kenia, y el monto es más de lo que el presidente estadounidense, Barack Obama, ha solicitado para el nuevo presu-puesto del Departamento de Seguridad Nacional.
El proyecto Shah Deniz, de BP PLC, en el Mar Caspio, pretende explotar un yacimiento de gas natural del tamaño de la isla de Manhattan. Después de excavar y extraer las moléculas de gas, la energética británica las despachará a lo largo más de 3.000 kilómetros y siete países con destino a Europa. La iniciativa tiene un costo estimado del orden de los US$45.000 millones, dice Al Cook, subdirector a cargo del proyecto.
Estos megaproyectos tampoco son el dominio exclusivo de los gigantes petroleros como ExxonMobil Corp. y BP. En 2000, solamente siete empresas abordaron iniciativas con un costo de US$5.000 millones o más, según una presentación de Luc Messier, director de desarrollo de proyectos y adquisiciones de ConocoPhillips. El número ahora llega a 35, incluyendo a numerosas compañías estatales con los bolsillos llenos.
Esto significa que una mayor cantidad de empresas compiten por los mismos contratistas, ingenieros y equipos, lo que provoca extensas demoras y un incremento significativo de los costos. Rob Franklin, director de comercialización de gas y electricidad de ExxonMobil, señaló en la conferencia que en los últimos años el costo de los grandes proyectos gasíferos se ha cuadruplicado.
Aunque los megaproyectos son los que más angustia producen, todos reconocen que los de menor escala, especialmente ligados al auge de los hidrocarburos de esquisto en EE.UU., han tenido un impacto significativo. Excavar y realizar un proceso conocido como fracturación hidráulica de un yacimiento en Pensilvania o Dakota del Norte cuesta, a lo sumo, unos US$10 millones.
Tim Probert, asesor del presidente ejecutivo de la empresa de servicios petroleros Halliburton Co., señaló que la industria ha logrado reducir los costos de excavación y de la fracturación hidráulica en los yacimientos de esquisto. La próxima tarea es concentrarse en "una ofensiva para hacer mejores yacimientos", aseveró, que produzcan más petróleo y gas.
Todos quieren "emular el éxito de Estados Unidos en esquistos", dijo Sam Laidlaw, presidente ejecutivo de Centrica PLC, una compañía energética británica. La creciente producción de petróleo y gas ha impulsado la economía y ahora también está atrayendo las inversiones petroquímicas hacia la costa del Golfo de México., donde las materias primas son abundantes y baratas.
"Estados Unidos vuelve a ser el lugar donde hay que estar", manifestó Joe Kaeser, director y presidente ejecutivo del conglomerado industrial alemán Siemens AG.
No obstante, la industria global sigue tratando de hallar una forma de realizar sus megaproyectos sin tener que gastar mega millones en el intento en un momento en que los precios de la energía parecen haber alcanzado un techo.
"La creciente demanda de la industria por bienes y servicios en todo el mundo provocó una escalada significativa de los cos-tos", dijo Watson, de Chevron. "De manera que los costos alcanzaron los precios de la energía".
—Lynn Cook contribuyó a este artículo.
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