Las mujeres, una nota al pie de las políticas públicas
Sembrando ideas para una sociedad igualitaria
Si se pone en el buscador del Presupuesto Nacional 2018 la palabra "mujer", arroja tan sólo cuatro coincidencias de las cuales dos son notas al pie. Esto, que podría parecer intrascendente o anecdótico, es bastante sintomático. El presupuesto es una herramienta que nos permite ver los lineamientos generales del gobierno. De su lectura queda claro que los principales objetivos son reducir el déficit fiscal, cambiar el esquema tributario y hacer una gran apuesta en infraestructura. Pero lo que no se lee en sus más de 300 páginas es cuál es el plan para cerrar las brechas de género.
En todo el apartado dedicado al mercado laboral no hay una sola mención al hecho de que las mujeres ganan un 27% menos que sus pares, o que las jóvenes menores de 29 años triplican las tasas de desempleo promedio.
Un presupuesto que no contempla siquiera la situación de desigualdad entre varones y mujeres es ciego frente al género y, por tanto, reproduce esta desigualdad.
El programa Ellas Hacen es el único ítem en donde se atiende a esta grave situación laboral de las mujeres. Ellas Hacen es una iniciativa destinada a quienes no tienen un empleo y con prioridad en jefas de hogar con 3 o más hijos. Las beneficiarias son apenas 60.000 y están distribuidas sólo en 10 provincias.
En la Argentina, casi el 40% de los hogares hoy está encabezado por una mujer. Esto implica un cambio profundo en la estructura del funcionamiento económico. Las mujeres han pasado de ser un ingreso accesorio (décadas atrás) a ser sostén, y en muchos casos el único, del hogar. Sin embargo, los programas de los que son destinatarias sólo refieren a la maternidad o al cuidado de niños, reforzando roles de género y sin contribuir a su desarrollo en el mercado de trabajo.
Desde hace varios años, la ONU Mujeres y la Cedaw trabajan -sin mucho éxito- con normativas que exigen a los Estados miembros garantizar que no haya discriminación directa ni indirecta contra la mujer en las leyes.
La Cedaw obliga a tomar medidas -aunque temporales- que estimulen la igualdad entre varones y mujeres. Entre ellas, se incluyen los presupuestos sensibles al género y, a través de ellos, el acceso igualitario a los recursos públicos, "se exhorta a que en las decisiones presupuestarias sobre políticas y programas se integre una perspectiva de género, al mismo tiempo que una financiación adecuada de los programas encaminados a lograr la igualdad entre la mujer y el hombre". Es decir, no se trata simplemente de que el Consejo Nacional de la Mujer, recientemente jerarquizado a Instituto, cuente con las partidas adecuadas a sus objetivos, sino que también haya una perspectiva trasversal en el diseño de las políticas públicas.
A pesar de que algunos funcionario del Ministerio de Hacienda adornan sus redes sociales con mensajes de igualdad en alguna fecha alusiva, le han dedicado mucho más esfuerzo a justificar recortes en áreas estratégicas como Energía, Transporte o Producción, que a incluir de alguna manera al 50% de la población y el 40% de la fuerza de trabajo del país en sus propuestas.
Las mujeres y sus demandas no aparecen ni en las páginas del presupuesto ni en el equipo que lo diseña y lo presentó en el Congreso.
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