Las medidas de austeridad radicalizan al electorado griego
ATENAS—Tras aceptar un agonizante acuerdo de rescate de Europa, Grecia se empieza a dividir políticamente de cara a las elecciones nacionales, aumentando el riesgo de que el país no sea capaz de hacer los sacrificios económicos que se le exigen para permanecer en la zona euro.
La elección que tendrá lugar en abril o mayo se perfila como una rebelión contra la clase política que apoya las políticas de austeridad, el precio que el país tiene que pagar por el apoyo financiero que recibe de Europa y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los políticos tradicionales son cada vez más detestados, acusados de conducir a Grecia a la trampa de la deuda para luego empobrecerla en un intento por salir de la crisis.
Los principales partidos de Grecia, que le han prometido a Europa que emprenderán una nueva serie de profundos recortes en el gasto público en los próximos meses, tienen problemas para recabar apoyo. Las encuestas de opinión muestran que la mitad del electorado planea votar por grupos radicales de oposición, que van desde los comunistas al estilo soviético a los neonazis. Eso podría conducir a una inestabilidad política cada vez mayor, aunque los partidos tradicionales se aferren al poder. La tensión socava la capacidad de Grecia para implementar los drásticos recortes en el gasto y las reformas económicas que exigen los acreedores.
"La mayoría de la gente aquí piensa que los dos grandes partidos no deberían seguir en el poder", afirma Costas Papaioannou, de 32 años y profesor de alemán en una escuela nocturna que solía ser un fiel votante de Nueva Democracia, pero que "ya no" lo es. Papaioannou dice que sus clases de alemán "nunca han estado tan repletas, porque mucha gente quiere emigrar y para eso estudian la lengua". Añade que la situación del país lo deprime. "Estamos furiosos por lo que está sucediendo. Todo el mundo está asustado y sin esperanza", señala.
Los signos de un colapso económico son más visibles en el centro de Atenas, donde un número creciente de personas sin hogar se aglomeran bajo las frazadas junto a las tiendas cerradas. Los edificios quemados emanan el olor a carbón que provocaron las violentas protestas. Los carteles con la leyenda "Se alquila" adornan las fachadas de mármoles quebrados sobre las avenidas otrora bulliciosas y largas filas de taxis esperan pasajeros.
Las medidas de austeridad "tomadas bajo la presión" de Alemania "son excepcionalmente adversas para el pueblo griego", dice Giorgos Karatzaferis, líder del partido nacionalista Laos. Las medidas adicionales de austeridad previstas para junio "son totalmente repulsivas", añade, mientras promete combatirlas.
"La realidad es que después de las elecciones, Grecia será un desastre absoluto", sostiene Anthony Livanios, consultor de riesgo político. "Sin una clara mayoría en el Parlamento, una altísima representación de la extrema izquierda y el creciente descontento social, esta es una receta para el caos", sentencia.
Los comicios constituyen la primera oportunidad de los griegos de elegir a sus gobernantes desde el inicio de la crisis a finales de 2009. En los últimos meses, el gobierno ha sido encabezado por un primer ministro tecnocrático, Lucas Papa-demos, que cuenta con el respaldo de los dos principales partidos políticos: el conservador Nueva Democracia y los socialistas, conocidos como Pasok. La misión de Papademos era lograr el paquete de préstamos de 138.000 millones de euros, US$183.000 millones, de Europa y el FMI, dinero que Grecia necesita para mantenerse a flote. Las elecciones se realizarán el 29 de abril, el 6 de mayo o el 13 de mayo.
Es probable que Nueva Democracia, bajo la conducción de Antonis Samaras, obtenga la mayor representación en el nuevo Parlamento, y muchos analistas esperan que forme una coalición bipartidista con Pasok. Sin embargo, el apoyo combinado de ambos partidos sería apenas de entre 35% y 40%, según varias encuestas. En las elecciones de 2009, sumaron alrededor de 75% de los votos. La caída es el precio que han tenido que pagar por apoyar las medidas de austeridad y por la mala gestión del pasado.
Para conseguir el paquete de rescate, Samaras y el líder socialista, Evangelos Venizelos, se comprometieron por escrito a seguir adelante con las políticas de austeridad. Prometieron, entre otras cosas, aprobar antes de junio una ley que reduce el gasto público en un 5,5% adicional del Producto Interno Bruto (PIB). Los economistas prevén que los nuevos recortes de-priman a una economía que se ha contraído 14% en los últimos cuatro años. Para este año, se proyecta una caída igual o superior a 5%. Más de uno de cada cinco trabajadores griegos está desempleado, cifra que aumenta a la mitad entre los menos de 25 años.
"La gente está muy frustrada. El electorado se desplaza hacia los extremos" en reacción al plan de austeridad, indica el analista político George Kyrtsos.
The Wall Street Journal