Las madres, los presidentes y el desafío de tener personas a cargo
En todos los órdenes de la vida hay quienes tienen determinadas responsabilidades por las que alguien o algo depende de ellos; qué situaciones puede provocar esa realidad
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“Chicas, la mayoría de ustedes, dentro de algunos años, serán madres. Si todo marcha sobre ruedas, un par de días después del nacimiento de la criatura caminarán con alguna dificultad hasta la puerta del lugar donde se produjo el parto. Acompañadas por otra mujer que portará un bultito. En la puerta se lo entregará. Lo tendrán en sus brazos, rodeadas de asesores: vuestra madre, suegra, amigos, etc. Pero serán ustedes quienes estarán a cargo”. Así les hablo a mis alumnas. Es el mejor ejemplo universal de lo que significa tener algo, o alguien, a cargo. ¿Qué implicancias tiene esto?
Sobre el particular conversé con el norteamericano James Anthony Downs (1930 - 2021), quien estudió en Stanford y enseñó en Chicago. Entre 1959 y 1977 presidió la Real Estate Residents Corporation, una consultora especializada en el asesoramiento para la toma de decisiones inmobiliarias (es autor, entre otras obras, de La revolución en las finanzas inmobiliarias, publicado en 1985), y a partir de entonces trabajó en la Brookings Institution. Se inmortalizó por su tesis doctoral, como Almon, Almonacid, Arrow, Cagan, Caves, Díaz Alejandro, Haavelmo, Hymer, Knight, Koyck, Leijonhufvud, Markowitz, Nerlove, Olson, Patinkin y Samuelson.
–Una teoría económica de la democracia, basado en su tesis doctoral, fue publicado en 1957.
–Está pensado como un libro de teoría económica. Según Mark Blaug, se trata de un sobresaliente trabajo que inauguró el “imperialismo intelectual”, característico del análisis económico posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando desde el punto de vista metodológico invadió la ciencia política, la sociología y la antropología. La obra generó mucha polémica, tanto en la ciencia política como en la sociología política.
–¿Qué mensaje contiene?
–Que el objetivo de los partidos políticos consiste en maximizar su caudal electoral, y el de los votantes en conseguir alguna ventaja para ellos. En las democracias la distribución de las opiniones políticas tiene forma de campana, lo cual implica que la mayoría de los votantes tiene opiniones moderadas; por lo cual los partidos políticos más importantes adoptan posiciones centristas. Adherí a la teoría del votante medio, planteada por Duncan Black. Siempre insistí en que no se trata de una obra normativa sino positiva, es decir, que se desarrolla en el plano del ser, no en el del deber ser. Tanto esta obra, como La burocracia desde adentro, publicada en 1967, ejercieron fuerte influencia sobre la teoría de la decisión pública.
–El enfoque tiene claras implicancias sobre el acto de votar.
–En efecto. Pronostica que buena parte del electorado no votará, porque individualmente nadie sentirá que con su voto definirá una votación. Puro costo, como el esfuerzo de trasladarse, el riesgo de un accidente, etc. Al reivindicarme, Mark M. Gray y A. Wuffle, plantearon la cuestión con gran entusiasmo: “No deberíamos votar. Cuanta más gente lo advierta, menos votarán. En Estados Unidos, en la elección presidencial de 1960 votó 63% del padrón, en la de 1996, 49%. En 2004 votó mayor proporción que en 2000, porque –como predijo Downs– el incentivo a votar aumenta cuando el votante piensa que su voto puede ser decisivo (en 2000 hubo prácticamente empate entre George Bush Jr. y Al Gore)”. Esto, dicho sea de paso, se puede plantear el próximo 5 de noviembre.
–Vaso medio lleno, vaso medio vacío. Tampoco nos vayamos del otro lado, porque muchísima gente sigue votando.
–Es cierto, y en el caso argentino, en la práctica el voto es voluntario, porque si bien formalmente es obligatorio, la penalidad por no haber votado es nula.
–Lo consulto por la importancia que tiene que alguien se sienta a cargo de algo o de algún otro ser humano.
–Cuestión que se presenta en todos los órdenes de la vida, porque además de a las madres, los presidentes de la naciones y sus ministros de economía, también le compete al piloto de un avión en vuelo, al director técnico de un equipo deportivo mientras se está desarrollando el partido, y al maestro o profesión, en medio de una clase.
–¿Cuál es la referida importancia?
–Que la toma de decisiones, inevitablemente, se da en un contexto incierto, y con frecuencia, muy incierto. Se trata, entonces, de dar respuesta de manera inmediata, frente a lo inesperado, con lo que se tiene. Sirve prepararse, reflexionar y leer historia; pero como bien documentan las memorias de quienes tuvieron responsabilidades ejecutivas, se aprende sobre la marcha.
–Tengo fama de condescendiente con quien tiene una responsabilidad ejecutiva.
–Entendible, por haber seguido la política económica de su país desde hace más de medio siglo. Esto no quiere decir aceptar cualquier cosa, pero sí –error tipo I, error tipo II– darle el beneficio de la duda a quien tiene una responsabilidad ejecutiva.
–Lo contrario ocurre cuando alguien ejerce un cargo colegiado, como diputado o senador.
–Así es, y nuevamente no se trata de una cuestión personal, sino de rol. En los cuerpos legislativos la responsabilidad se evapora. “Nadie fue”, más allá de que se conozcan los apellidos de los legisladores que aprobaron una ley absurda, o de difícil aplicación.
–Lo cual genera tensiones objetivas entre los poderes ejecutivo y legislativo de un mismo gobierno.
–Claro, y si se lo entiende así, bajamos los decibeles y mejoramos las chances de comprender. La reciente aprobación de la modificación de la fórmula jubilatoria, por parte del Congreso, y el anuncio del veto total, por parte del Ejecutivo, es un buen ejemplo de ello. Diputados y senadores se pueden dar el lujo de aumentar los ingresos nominales de jubilados y pensionados, sin preocuparse por el financiamiento, en el nombre de que “los nonos y las nonas no pueden ser esclavos del equilibrio fiscal”; pero el Ejecutivo es quien está, finalmente, a cargo de las finanzas públicas, y tiene que responder por el presente y el futuro de la tasa de inflación.
–También hay tensiones dentro del Poder Ejecutivo.
–Todos los ministros quieren pasar a la historia, pero mientras el de economía lo hace si mantiene el equilibrio fiscal, los otros lo hacen si aumentan los gastos públicos. ¿Conoce usted algún ministro de educación inmortalizado bien por haber cerrado alguna escuela? Otra vez, la tensión es objetiva; y ahí es donde aparece el presidente de la Nación, en rol de árbitro.
–Interesante.
–Normalmente, el presidente se alinea con el resto de los ministros, presionando al de economía para que “tenga buen corazón, y afloje algún dinero”. Hasta que se asusta, y banca al titular del equipo económico; mientras le dura el susto. Raúl Ricardo Alfonsín es un claro ejemplo de esto. Milei es diferente, porque lleva el equilibrio fiscal en la sangre.
–Don James, muchas gracias.
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