Las jubilaciones perdieron hasta un 47% de su poder de compra en un año: qué pasará en los próximos meses
En febrero último los ingresos fueron, en términos reales, al menos un 29% más bajos que los de un año atrás, dada la alta inflación y el resultado de la movilidad; entre 2020 y 2023 el deterioro fue de entre 32% y 44%; qué modificaciones regirán a partir de abril
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Con lo cobrado en febrero último, los jubilados y pensionados de la Anses pudieron comprar entre un 29% y un 47% menos de bienes y servicios que los que podían adquirir con los ingresos percibidos en el segundo mes de 2023. Según los datos del Indec, en febrero los precios al consumidor subieron un 13,2%, en tanto que la variación interanual trepó a 276,2%. Los haberes, en tanto, no aumentaron ese mes –se cobró lo mismo que en diciembre y en enero–, en tanto que, comparados con los de febrero de 2023, fueron entre un 97,1% y un 167,3% nominalmente más altos.
Es decir, las subas definidas por la fórmula de movilidad vigente desde 2021, en combinación con los aumentos dados a los bonos –que, por una política discrecional, reciben solo los jubilados de haberes más bajos–, se ubicaron muy por debajo del avance de los precios. Las pérdidas se venían dando ya desde hace años: entre 2020 y 2023, de hecho, el valor real de las prestaciones se deterioró entre un 32,4% y un 44,6%.
En marzo hubo una recomposición de haberes de 27,18%, por la aplicación del índice de movilidad de la ley 27.609. Y al bono para quienes cobran la mínima se le aplicó una suba de un porcentaje similar. La inflación, claro, sigue corriendo. Si se tienen en cuenta las estimaciones de varios economistas respecto de la variación de precios del mes aún en curso, es posible calcular que los ingresos habrían perdido, respecto del tercer mes de 2023, entre un 28% y un 45% de su poder de compra.
Así, al cambio de la modalidad de reajustes que el Gobierno dispuso con el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 274, se llega tras acumularse en los últimos años fuertes pérdidas de poder adquisitivo. El impacto es diferente según el monto de los haberes: todos pierden, pero unos más que otros.
En relación con un año atrás, quienes sufrieron un mayor deterioro del valor de sus ingresos son quienes tienen haberes cercanos al mínimo multiplicado por dos: ese grupo recibió bonos entre septiembre de 2022 y agosto de 2023, y luego fue excluido de esas compensaciones. Por efecto, justamente del pago de refuerzos -que implican un reconocimiento de la insuficiencia de la fórmula de movilidad-, quienes tuvieron las caídas de porcentajes relativamente más reducidos (pero de todas formas altos) son quienes perciben el ingreso mínimo.
Los ejemplos
En concreto, quienes tienen el haber básico cobraron en febrero $160.713 (incluido el bono), mientras que en igual mes de 2023 percibieron $60.124 (con un extra de $10.000 incluido). Dada la inflación que hubo entre marzo de 2023 y febrero último, con el importe percibido este año se pudo comprar, en promedio, un 71% de lo que podía adquirirse con el ingreso de entonces en el segundo mes de 2023, es decir, un 29% menos.
Según la estadística publicada por la Secretaría de Seguridad Social, quienes tienen un ingreso equivalente al mínimo son algo menos de la mitad del total de los jubilados y pensionados. Hay un grupo que percibe una prestación del monto básico y que, a la vez, cobra otro ingreso previsional: en estos casos no corresponde el bono, hoy de $70.000.
Otro caso: un jubilado con un haber de $100.000 en febrero de 2023, recibió en ese entonces un refuerzo de $7000; para el segundo mes de este año el haber fue de $210.900 y, dadas las restricciones fijadas ya por la gestión anterior, no se recibe ningún adicional. Por tanto, la suba del ingreso total fue de 97,1%, y la caída de la capacidad de compra, de 47,6%, según cálculos realizados por LA NACION, como en todos los ejemplos, sobre la base de datos oficiales.
Si el ingreso es tal que siempre fue excluido del bono, el deterioro interanual del valor de lo cobrado trepó a 44%. Esto ocurrió incluso con haberes que bien pueden considerarse bajos, porque se trata de la situación que abarca a quienes en febrero del actual 2024 tuvieron ingresos de aproximadamente $212.000, y de ahí para arriba, incluyendo el máximo, que ese mes fue de $711.346.
También está el caso de quienes perciben refuerzos de monto parcial; es decir, personas que tienen un ingreso que supera por poco dinero el haber mínimo y que, por tanto, reciben un extra para que lo cobrado no sea inferior a lo que llega al bolsillo de quien tiene el básico. En febrero de 2023, con un haber de $60.000 se cobró un refuerzo de $7000. Dados los reajustes por movilidad, en el segundo mes de este año el haber fue en este caso de $126.540. Y a esa cifra se le agregó, en concepto de bono, lo necesario para llegar a un monto bruto de $160.713. La conclusión es que la pérdida de poder adquisitivo de un año a otro fue de 36,2%.
La situación de marzo y de los próximos meses
Los valores mencionados en los ejemplos son los de febrero, último mes del cual hay datos de inflación. En marzo se aplicó, tal como ya se consignó, un alza de 27,18%, que llevó el haber mínimo a $134.445,3 (se agrega un bono de $70.000) y al haber máximo a $904.690.
El DNU oficializado el lunes último dispone que en abril habrá un “incremento extraordinario” de 12,5% y también una suba de 13,24%, equivalente a la variación que tuvo el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en febrero. Eso lleva el haber mínimo, según la cifra comunicada por la Anses, a $171.283 (en bruto, en tanto que en términos netos es de $166.145). Y el haber máximo llegará a $1.152.529, aproximadamente.
Para quienes cobran el ingreso básico se anunció que continuará recibiéndose un bono de igual monto que el de este mes ($70.000). Sin embargo, aún no se publicó el decreto que debe establecer ese pago. Este es uno de los motivos por los cuales, según se comunicó desde la Anses, en abril habrá un pago desdoblado de los beneficios previsionales (no puede liquidarse un pago que no fue establecido formalmente).
En mayo y en junio habrá aumentos de porcentajes equivalentes a la inflación de marzo y abril, respectivamente. En junio, además, se comparará lo otorgado en los tres meses (abril, mayo y junio) con el índice que arroje la fórmula de la ley 27.609, que formalmente estará aún vigente. Si ese cálculo da un porcentaje mayor al acumulado por las subas de abril, mayo y junio, la Anses abonará lo que corresponda por la diferencia. Si, en cambio, la movilidad de la ley da un índice inferior, no habrá descuentos y las alzas que se hayan dado seguirán incorporadas a los haberes.
Qué pasará hacia adelante
A partir de julio ya no estará vigente la fórmula que se utiliza desde 2021. Desde entonces las prestaciones se actualizarán mensualmente por inflación (ese mes se aplicará la variación del IPC de mayo; en agosto la de junio, y así sucesivamente), como un mecanismo permanente y ya sin la comparación con el cálculo vigente hasta ahora (eso solo se hará en el segundo trimestre de este año, al cual se lo considera un período de transición o empalme entre una modalidad y otra de reajustes).
¿Qué pasará en esos meses, en comparación con lo que ocurriría si no se hubieran dispuesto cambios? Una proyección elaborada por C&T Asesores Económicos indica que entre noviembre de 2023 y abril próximo se acumulará un incremento de haberes, por la aplicación del DNU, de 95,8%. En caso de continuarse con la movilidad de la ley que fue impulsada por el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la suba sería de solo 53,7% (en ambos casos, considerando los haberes, sin bonos). De hecho, para el mes próximo la ley vigente desde 2021 no prevé ningún cambio (los reajustes son de frecuencia trimestral), por lo cual la mínima, por ejemplo, seguiría siendo de $134.445,30, igual que en marzo.
Para agosto, la consultora estima que la jubilación mínima llegaría a $250.625, según afirma la economista María Castiglioni Cotter. Sería así con los reajustes por inflación previstos en el DNU y proyectando una variación del índice de precios al consumidor de 13% para marzo, 10% para abril, 9% para mayo y 8% para junio. Eso llevaría a un aumento acumulado entre noviembre de 2023 y agosto próximo de 186,6%, frente a una inflación estimada de 185,7%. Para ese octavo mes del año, el valor real de las jubilaciones y pensiones –el valor medido según su poder de compra– volvería a ser el mismo que en diciembre de 2023 (ver el gráfico que acompaña esta nota). Es decir, se recuperaría la pérdida que hubo en la primera parte del año.
Si se siguiera con el mecanismo de movilidad dispuesto por el gobierno anterior, en agosto los haberes serían, según la estimación de C&T, solo un 112,3% más elevados que los de noviembre último (un índice muy por debajo de la inflación proyectada para el período). La mínima se ubicaría, en ese supuesto, en $185.694 en el octavo mes del año, tras una suba de 38,1% en junio, aplicada sobre los valores actuales.
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