"Las industrias culturales son tan importantes como las fábricas y el campo", afirmó Marcos Peña
Auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo, se realizó el encuentro C+D Cultura y Desarrollo, que contó con la participación de Daniel Burman y Mario Pergolini; el caso de Finlandia y la orquesta que lucha contra la pobreza infantil
Las industrias creativas son tan importantes como el agro y el sector manufacturero, afirmó hoy sin titubear el jefe de gabinete, Marcos Peña , al inaugurar el encuentro C+D Cultura y Desarrollo en el Centro Cultural San Martín, donde se habló de modelos de negocios, monetización, financiamiento, infraestructura y la capacidad de las industrias creativas para generar y distribuir riqueza. Es la economía naranja, como la popularizó en la región el Bando Interamericano de Desarrollo (BID) -coorganizador de la jornada junto al Ministerio de Cultura- en un libro de gran impacto, La Economía Naranja: una oportunidad infinita, de 2013. En la Argentina genera al menos el 3% del PBI, y en la ciudad de Buenos Aires, el 10%.
“Valoramos nuestra industria nacional, entendida como las fábricas, y el campo que produce alimentos, pero entendemos que las industrias culturales son tan valiosas como las otras, y sin embargo fueron muy desatendidas. Por eso se ve a la cultura como una expresión nostálgica de honrar el pasado y no en cuanto cómo hacer para construir hacia adelante, de crecer, desarrollar un proyecto de vida y de comunidad”, afirmó Peña al inaugurar el encuentro junto al ministro Pablo Avelluto y al secretario de Cultura y Creatividad, Enrique Avogadro.
La jornada, a la que asistieron unos 800 funcionarios de gobierno, empresarios y emprendedores creativos, se estructuró en tres ejes: creatividad e innovación, inclusión social y la política cultural como política de desarrollo. Además, participaron varios referentes internacionales, entre ellos Kimmo Aulake -vicedirector de Exportaciones Culturales y Unidad de Intercambio del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia-, Favio Chávez -director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura-, Celio Turino -secretario de Ciudadanía Cultural en el ministerio de Cultura del gobierno y creador de Puntos de Cultura-, y Juan Mateos Garcia -jefe de Mapeo de la Innovación en Nesta, una fundación con base en Reino Unido que tiene la misión de ayudar a las personas y las organizaciones a concretar ideas-.
Con los antecedentes de las estrategias UK Create Together y Creative Australia, y en nuestra región el Cluster Bogotá de Industrias Creativas y Contenidos.
“Cuando hablamos de modelos de negocios, habitualmente pensamos en una persona de traje o un nerd de una start up, no solemos pensar en modelo de negocio aplicado en una organización artística o cultural. Eso es un error, porque al final un modelo de negocios es una estrategia y un proceso que una organización aplica para generar valor, sea comercial o cultural y su impacto en la comunidad”, afirmó Mateos-Garcia, de Nesta. “Esta fundación fue creada por el Estado, que le dio mucha independencia, le asignó un capital y finalmente la independizó completamente”, destacó Gabriel Casaburi, especialista principal de la División de Competitividad e Innovación del BID.
La apertura del encuentro estuvo a cargo del cineasta Daniel Burman, cuya empresa -Oficina Burman- está produciendo Edha, la primera serie original de Netflix hecha en Argentina. Burman pidió a los gobiernos que entiendan que los bienes culturales tienen un valor y que deben pagarse, reclamó una mayor educación para el sector financiero que no comprende cómo funcionan las empresas que producen intangibles y la necesidad de valuar mejor esos intangibles. “Necesitamos financiamiento para no ceder la propiedad intelectual, que es nuestro patrimonio”, afirmó. Y agregó: “El rol del Estado es importante pero más importante es el del sector privado. Y no por ser liberal, sino porque no se puede estar viendo cómo hacemos cada cuatro años”. Consultado sobre la convergencia digital, Burman destacó: “Cada vez importa menos por dónde vemos el contenido. Eso es sólo un link. En el nuevo contexto, pierde valor el intermediario y también el marketing, porque la expectativa frustrada termina estallando en las redes sociales y se vuelve en contra”. Y sobre el proceso creativo, celebró “la nueva dramaturgia, desarrollada por la televisión estadounidense, que ha demostrado que mucha gente talentosa trabajando junta hace mejores historias”.
En el panel sobre creatividad e innovación Mario Pergolini repasó su recorrido personal, de los medios al uso de la tecnología y de allí a su desarrollo. Su exposición podría resumirse en algunas frases: “Es un gran momento para fracasar, para el ensayo y error”; “Las audiencias son malvadas; cuando arrancó Pokemon Go tuvo 18 millones de usuarios, ayer me fijé y tenía 1500”; “Estamos yendo atrás de las audiencias, ante hechos consumados todo el tiempo y así es difícil pensar cómo trabajar en creatividad”; “A veces Facebook o estos monstruos cambian su algoritmo y cambia todo”. Pergolini, que está al frente del proyecto Vorterix -radio, teatro y plataformas digitales- y de Appterix -que desarrolla aplicaciones para medios, empresas y gobiernos-, pidió “replantear la educación, que los chicos estudien código.Les hemos regalado hardware a los chicos cuando tuvimos que enseñarles otra cosa. Hemos perdido mucho tiempo". Además, confesó: “Odio cuando subestiman a un youtuber porque no lo entienden. Hay edición, horas de trabajo”. Y acusó: "Ni Facebook ni Google van a aportar un centavo para la cultura".
Del mismo panel participaron Mateos Garcia, de Nesta; José Alonso Labanca, consultor de Geek Creative Economics y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Uruguay, que desarrolló el proyecto de voucher de innovación, un proyecto financiado por el BID que busca conectar distintos sectores con microsubsidios para fomentar el trabajo interdisciplinario e intersectorial; y Felipe Mujica, gerente del Programa Estratégico de Economía Creativa de Chile, que presentó Chile Creativo, una de las iniciativas con las que el país trasandino busca diversificar su economía. "El otro día leíamos que Disney evaluaba la compra de Netflix... entonces todo lo que tenía sentido en un marco regulatorio de la economía analógica, cómo las redimensionamos en este concierto en el que las fronteras nacionales tiene que ver con sellados de pasaportes pero no de nuestros negocios digitales. Las políticas siguen siendo analógicas, siguen haciendo foco en el medio y no en el contenido”, señaló Alonso Labanca.
El panel sobre inclusión social -moderado por el consultor en desarrollo territorial Fabio Quetglas- fue el más emotivo de la jornada y se centró en la descripción de varios proyectos culturales que están ayudando a muchas personas a salir de la pobreza. Allí, Beatriz Pedro Viejo Pérez describió plataforma Redomi y el Programa Musicosocial Da la Nota; el economista Juan José Price presentó Música para Todos, una fundación que se propone democratizar el acceso a los bienes culturales en Chile; Celio Turino, ex secretario de Ciudadanía Cultural de Brasil, se centró en los Puntos de Cultura, el plan de gobierno que logró descentralizar fondos públicos para rescatar tradiciones culturales; Mariano Vales, director de la Washington DC Youth Orchestra y miembro del programa de prevención de la violencia de la OEA; y Fabio Chávez, director de la orquesta de instrumentos reciclados (hechos con residuos obtenidos en basurales) de Cateura, en Asunción, Paraguay.
La orquesta ha recorrido muchos países, formó parte de una gira sudamericana de Metallica y tocó con Megadeath en Estados Unidos y para el papa Francisco en su visita a Paraguay. "El mundo nos envía basura y nosotros le devolvemos música", resumió Chávez, que contó muchas anécdotas. “Una niña de la orquesta le regaló su violín al papa y Francisco le dijo ‘no, cómo me vas dar tu violín’ y ella le respondió, ‘no importa, yo tengo otro”, contó el director de la orquesta y concluyó: “La inclusión social no se agota en las cosas materiales, y la música abre caminos en facilitar a las personas a trascender su situación y mejorarla, y darle la espiritualidad”.
Del panel sobre políticas públicas y desarrollo participaron Gina Ruz Rojas, investigadora asociada del Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) de la Universidad Tecnológica de Bolívar, de Colombia; Kimmo Aulake, vicedirector de Exportaciones Culturales y Unidad de Intercambio del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia; y Matteo Grazzi, especialista de la División de Competitividad e Innovación del BID.
"Nosotros entendemos el desarrollo como libertad, que las personas accedan a la vida que desean llevar", afirmó Ruz Rojas, que describió el caso de Cartagena de Indias. Grazzi describió el ecosistema creativo, destacó el impacto de la creatividad en las actividades económicas tradicionales y le necesidad de tener planes de desarrollo creativo de mediano y largo plazo, con mediciones de impacto. Y finalmente, Aulake se refirió a la necesidad de vincular las políticas culturales y las políticas de desarrollo, y destacó el impacto de la cultura en la economía.
Durante la jornada también tuvieron breves intervenciones otros referentes de la economía y la cultura. Rómulo Correa, líder de la estrategia regional para América latina y el mundo de World Economic Forum (WEF), anticipó que la economía creativa tendrá un espacio propio en el próximo Foro Económico Mundial Capítulo Latinoamérica, que se realizará en Buenos Aires en abril próximo y convocará a 1200 líderes políticos y empresarios de la región. Y David Codling, director regional de Artes para las Américas del British Council, “un organismo oficial no gubernamental que es la principal agencia para las relaciones internacionales en ciencia, educación y artes. Fue establecido durante los años 30 del siglo pasado, precisamente en el contexto de los avances del fascismo en Europa”. Codling destacó que los primeros enfoques de industrias creativas fueron canadienses y australianos.
“El desafío que nos hemos impuesto con el BID es cómo empezar a medir el impacto de las industrias culturales, como aprender de buenas prácticas y cómo sistematizar las políticas públicas para que se conviertan en políticas de Estado”, destacó Avogadro. "Cultura no es el ministerio que le dice a la sociedad cómo debe pensar, sino el que genera oportunidades para los creadores culturales y para toda la sociedad que necesita acceder a los bienes y servicios de la cultura", destacó el ministro Avelluto.
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