Las historias de tres mujeres que innovaron en el agro
Qué motivó a las emprendedoras que decidieron apostar por la revolución tecnológica en el campo
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Criptomonedas, control satelital, vínculo directo con el consumidor y recorte de costos de intermediación son solo algunas de las innovaciones que están insertándose en el agro. En la primera edición de “El nuevo sistema alimentario. Del campo al hogar”, LA NACION invitó a tres jóvenes emprendedoras que con una mirada fresca de los agronegocios decidieron apostar por revolucionar el mercado del campo.
Maria Fernanda Bonesso fundó Agrojusto en 2018. Se trata de una a plataforma en la nube que facilita la comercialización entre pequeños productores y comercios minoristas y consumidores finales, logrando trazabilidad y bajando costos de intermediación. Su padre, productor de damascos y olivos en Mendoza, inspiró su pasión por la innovación en la agroindustria, un segmento que, para ella, es complejo para innovar.
En tanto, Mariana Vasconcelos, quien reside en San Pablo, es CEO de Agrosmart. Proviene también de una familia de agricultores y creó esta empresa de tecnología hace siete años, cuando todavía se hablaba poco de digitalización en el campo. Fue una de las primeras de Brasil.
Agrosmart es una plataforma de agricultura digital que recoge datos con sensores e imágenes satelitales, recopilando información para ayudar al productor en cuestiones del campo, como riego y pronóstico, pero también actúa en toda la cadena de insumos permitiendo rastreabilidad de su cadena de producción, mano de obra y costos de aseguradoras, entre otros conceptos.
Gabriela Roberto Baro es una de las fundadoras de Agrotoken, una empresa nacida en 2020, en plena pandemia. Según contó, con su equipo interdisciplinario pensaron cuáles eran las industrias que podían dar un salto tecnológico. Es ahí donde empezaron a crear Agrotken, una plataforma de tokenización de commodities y alimentos.
“La tokenización es transformar un activo real en uno digital. Es una moneda que por detrás tiene granos, colateralizados. Nuestra primer moneda fue la soya, un token que equivale a una tonelada de soja. Nos gusta llamarnos el granero digital, como única compañía del mundo que lo está haciendo. Somos un puente entre la economía digital y los agronegocios”, contó.
El desafío de introducir nuevas tecnologías de monetarización al campo tiene sus obstáculos. “Es una industria en pañales, pero hemos tomado lo mejor de la tecnología crypto. Estamos evangelizando a productores para que entiendan de qué se trata este mundo, cómo pueden generar una nueva dimensión de negocios e ingresos en las finanzas descentralizadas, en el mundo crypto”, dijo Baro. Agrotoken hoy tiene tres monedas, focalizadas en los tres cultivos más típicos: maíz, trigo y soja. Su objetivo es tokenizar el 1% del mercado internacional en tres años.
La recepción de estos emprendimientos no fue inmediata ni fácil, pero fue beneficiada por la pandemia, que generó conciencia respecto de los beneficios y la necesidad de volcarse a la digitalización. “Luego fue otra cosa mas fácil donde ya no había dudas en un montón de personas más escépticas. Pero además de digitalización trabajamos en la capacitación, acompañando a productores y cooperativas. No se trata de ir con cuestiones complejas, sino adaptarse y mostrar resultados. Eso contagió a los productores y nos abrió las puertas”, comentó Bonesso.
¿Cómo será el campo del futuro?
Para Vasconcelos no hay dudas de que el agro se irá adaptando cada vez con más facilidad a la revolución digital. “Los que no usan la tecnología están quedando con dificultades para producir. Permite mejorar la productividad y hacer eficiente y sostenible el uso de los recursos naturales. También es una posibilidad de generar valor, el dato aporta un diferencial al cliente porque se sabe si respetó el medio ambiente, por ejemplo”, dijo.
Para ella, Latinoamérica va a ser un epicentro productivo sustentable para el mundo, potenciado en que los productores vieron la necesidad de amigarse con herramientas digitales a partir de la pandemia.
Bonesso coincide con Vasconcelos y aporta que la digitalización será una gran herramienta para que los jóvenes apuesten por el campo, incluso evitando las migraciones a la ciudad.
“Muchos jóvenes están entendiendo de qué se trata esta nueva forma de invertir y ahorrar. Cualquier persona en el mundo, a través de los tokens, puede invertir en soja de productores en otros lugares. Estamos intentando realizar esa transformación del manejo del productor y sus granos desde el acopio hacia adelante, contribuir con sus finanzas y que puedan usar estos tokens como colaterales para mejores créditos y mayor eficiencia en sus procesos”, dijo Baro.
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