Las fallas del termómetro de China
La caída de las exportaciones golpea a una ciudad
WENZHOU, China—La mística de Wenzhou—cuna del sector privado de China, donde los emprendedores no se lo pensaban dos veces a la hora de comprar Bentleys y helicópteros— está agrietándose.
Esta ciudad costera encabezó la producción fabril china, con la construcción de industrias de exportación basadas en encendedores, botones y calzado, y transformándose en un semillero de capital de inversión. Su nueva clase rica cautivó al resto de China con su estilo de consumo descarado, ya fuera con la compra de apartamentos en Shanghai, minas de carbón en Shanxi o vino francés.
Ahora, las redes de financiación basadas en la confianza que ocupaban el lugar de los bancos en Wenzhou se están desmoronando frente a la merma de las exportaciones, una tendencia agravada por los males económicos que aquejan a Europa. Los precios de los bienes raíces han caído. Los pesos pesados de la industria local huyen de sus deudas, a veces llegando a quitarse la vida, dicen las autoridades locales.
A ello se suman las huelgas, la represión policial, escándalos de alimentos y horribles ajustes de cuentas, lo cual ha hecho que este sea un annus horribilis para la ciudad de 9,1 millones de habitantes de la provincia de Zhejiang. Las imágenes de un vagón de tren bala colgado de un viaducto de Wenzhou tras un accidente ferroviario en julio parecían ilustrar la mala suerte de la ciudad.
Su tambaleante economía local tiene inquieta a buena parte de China, que se pregunta si los problemas de los productores fabriles de Wenzhou auguran peligros mayores."En Wenzhou, uno mide la temperatura de China", dice Geng Xiao, director de investigación del Instituto Global Fung, centro de estudios de Hong Kong. "Esta es la capital de las empresas privadas de China".
La ansiedad de que los problemas de Wenzhou pueden propagarse más allá de las colinas que la rodean está en aumento. La despiadada competencia de precios de fábricas en lugares como esta ciudad ayudó a que China se convirtiera en el mayor exportador de mercaderías del mundo. Pero el colapso este año del modelo financiero-industrial de Wenzhou representa un final amargo para la primera década de China como miembro de la Organización Mundial del Comercio.
Desde que Wenzhou emitió su primera licencia de empresa privada de China en 1980 —a una mujer cuyo comercio era apenas una mesa—, construyó fábricas que producían baratijas fáciles de enviar.
Wenzhou es definida por grupos de industrias que se dedican a fabricar solamente un producto, como botones o cierres. Y a diferencia de Dongguan en Guangdong, Kunshan en Jiangsu y otras ciudades industriales pujantes, Wenzhou nunca dependió de la inversión extranjera o del apoyo de los bancos chinos.
La inquietud ahora se centra en cómo la riqueza de Wenzhou capitalizó un sistema financiero no bancario en el cual las relaciones son más importantes que la garantía. El sistema financiero en la sombra o informal, radicionalmente dedicado a canalizar el dinero de amigos y familia, se ha disparado. Analistas de IHS Global Insight calculan que los habitantes de la ciudad controlan un capital de unos 800.000 millones de yuanes (alrededor de US$157.000 millones), equivalente a 2% del Producto Interno Bruto de China en 2010.