Las empresas occidentales se ajustan a la urbanización china
SHANGHAI—Durante años, Dover Corp. logró grandes ganancias vendiendo productos como bombas y elevadores hidráulicos de vehículos para grandes empresas industriales y constructoras. Pero ahora China está cambiando, y Dover intenta seguir su rumbo.
El gigante asiático fue un motor importante en la reestructuración de los negocios del fabricante estadounidense, que en los últimos dos años vendió algunas divisiones electrónicas y de construcción.
Ahora está poniendo un mayor énfasis en áreas más cercanas a los consumidores, como tecnología de etiquetas y empaques de alimentos, que ayuda a las empresas a proporcionar información nutricional y luchar contra productos falsificados. Se prevé que más de 40% del crecimiento en el mercado global de etiquetado y codificación, que por ejemplo incluye equipos para imprimir códigos de barras, provenga de China entre ahora y 2015, afirma Dover, citando datos de la firma de investigación Euromonitor International.
"Permaneceremos en el espacio industrial, pero queremos ascender con el consumidor chino", señala Michael Zhang, presidente de Dover en Asia.
La expansión económica impulsada por la inversión se ha desacelerado en China, lo que hace que sea más difícil obtener grandes ganancias de proyectos de magnitud como autopistas, aeropuertos y complejos de oficinas. En busca de nuevos motores de crecimiento, Beijing está acudiendo a los consumidores chinos para reequilibrar la economía del país.
Los analistas prevén que los consumidores cada vez más urbanos de China buscarán llevar un mejor estilo de vida, evitar empleos fabriles y procurar tener autos y casas, apuntalando así el crecimiento económico. El año pasado, alrededor de la mitad de los 1.300 millones de habitantes del país vivían en zonas urbanas. La cifra podría aumentar a dos tercios para 2030, a un ritmo de 13 millones de personas al año, según el Banco Mundial.
"China hace lo que China dice en lo referente a este tipo de planificación", dice James McGregor, asesor de la firma de asuntos públicos APCO Worldwide.
Muchas empresas occidentales están ajustando sus negocios para seguirle los pasos. La unidad Otis Elevator de la estadounidense United Technologies Co. está produciendo ascensores más compactos y aptos para edificios altos y de bajo costo, para sacarle jugo a la iniciativa del gobierno chino para proveer viviendas económicas a más ciudadanos.
Conforme más chinos compran autos, el productor químico alemán BASF SE espera que el aumento de la demanda impulse sus ventas de materiales de plástico en el país. En promedio, los vehículos chinos tienen sólo la mitad del contenido de plástico de un auto europeo, lo que ofrece una oportunidad de sustituir el metal con plástico, según la empresa.
Muchos fabricantes extranjeros de productos industriales se han estado preparando desde hace mucho para los cambios en la estructura económica de China. No obstante, la urgencia ha aumentado a medida que la transición de la economía china lastra el desempeño global de las multinacionales. La economía del país creció 7,8% en 2012 frente al año anterior, su ritmo más lento desde 1999.
"Muchos de nuestros clientes industriales se han visto particularmente afectados por la desaceleración económica de China", asevera John Jullens, socio en la oficina de Shanghai de la consultora Booz & Co. "En paralelo, la demanda se está trasladando cada vez más a los emergentes centros urbanos del interior de China, por lo que las multinacionales simultáneamente tendrán que reajustar también sus modelos de negocios".
El año pasado, Dover registró un crecimiento de ventas apenas por encima de 10% en China, señala Zhang, comparado con un crecimiento promedio anual de más de 20% entre 2005 y 2012. Las ventas en el país generan alrededor de US$1.000 millones de los ingresos globales de US$8.000 millones de Dover. Otras empresas como BASF y Otis Elevator también tuvieron menores ventas en China en los últimos años.
Sin embargo, las tendencias económicas a largo plazo —de un crecimiento económico impulsado por las exportaciones y la inversión a uno cuyo motor sea el consumo procedente de la urbanización— están llevando a las compañías industriales extranjeras a reconsiderar sus estrategias en China.
La urbanización china debería llevar a Beijing a construir más edificios altos de bajo costo para albergar a la creciente población urbana. Este año, el gobierno se ha comprometido a comenzar a construir seis millones de unidades de viviendas económicas y completar unas 4,6 millones adicionales.
"Muchas multinacionales tienen dificultades con la necesidad de ser rápidas y flexibles en el mercado chino, y al mismo tiempo adaptarse a las normas de la sede", explica Bruce McKern, profesor de negocios en la Escuela Internacional de Negocios China Europa (CEIBS) en Shanghai.
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