Las empresas celebran el triunfo republicano en EE.UU.
Las empresas de Estados Unidos esperan que la clara victoria que le otorgó al Partido Republicano una mayoría en el Senado en las elecciones del martes despeje el camino para que los legisladores vuelquen su atención a las prioridades que no han logrado abordar en los últimos años: impuestos a las empresas, inmigración, comercio y energía.
La división más pronunciada del gobierno estadounidense tras los comicios aumentará la frustración en torno a algunos de los temas que interesan al mundo de los negocios. Sin embargo, también podría significar que el Congreso y la Casa Blanca colaboren en temas económicos antes de las elecciones presidenciales de 2016.
"Lo que esperamos es que el próximo Congreso se concentre en políticas que impulsen la competitividad y el crecimiento", dijo Aric Newhouse, un alto ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes.
La nueva mayoría republicana en el Senado, sumada a su control de la Cámara de Representantes, no eliminará automáticamente los escollos que han bloqueado la formulación de leyes en Washington durante años, sobre todo porque la cámara alta necesita 60 votos para someter proyectos de ley a votación. Además, el presidente Barack Obama tiene poder de veto.
De todos modos, los grupos empresariales confían en que algunos proyectos de ley que según ellos impulsarán el crecimiento económico avancen en la nueva legislatura. De hecho, algunos republicanos han expresado interés en trabajar con Obama en temas de interés mutuo, como una reforma tributaria y la política comercial.
Las elecciones de 2014 representan la primera carrera electoral reciente en la que EE.UU. no enfrenta un posible tsunami económico ligado a los acalorados debates en Washington sobre la política fiscal.
Ahora, la aceleración del crecimiento económico y de la creación de empleos, así como la reducción del déficit fiscal, que está en su nivel más bajo desde antes de la crisis financiera de 2008, han hecho que las empresas pisen un terreno más firme y han aliviado muchas de las dudas en torno a Washington.
Eso está generando interés en temas pendientes que unen a la comunidad empresarial, como la relajación de las regulaciones y una reforma del código tributario.
"La reforma tributaria, la reforma tributaria, la reforma tributaria", respondió John Engler, presidente de Business Roundtable cuando se le preguntó sobre las prioridades de su grupo, que incluye a presidentes ejecutivos de las principales compañías de EE.UU.
Tanto el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, como el presidente Barack Obama mencionaron el miércoles la reforma tributaria como una de las prioridades que desean abordar.
Las empresas se quejan de los altos impuestos que pagan en EE.UU., así como de su inusual alcance global puesto que la mayoría de los países gravan ganancias obtenidas solo dentro de sus fronteras.
Las pequeñas empresas también están interesadas en el tema. "Definitivamente, abogamos por una reforma tributaria exhaustiva", dijo Matt Turkstra, gerente de asuntos legislativos de la Federación Nacional de Negocios Independientes.
En el corto plazo, los líderes empresariales esperan que el Congreso renueve un conjunto de exenciones tributarias temporales que expiraron hace poco y que los legisladores prevén debatir próximamente.
La comunidad empresarial también seguirá abogando por una reforma de las leyes de inmigración, para que se amplíe la fuerza laboral disponible de inmigrantes legales, pese a la resistencia de la Cámara de Representantes.
Las empresas están entre los defensores más influyentes de una reforma, incluido un camino a la ciudadanía para muchos inmigrantes indocumentados. No obstante, la cámara baja ha esquivado una votación sobre el tema y ha pedido que se refuerce la seguridad en la frontera con México.
Una acción ejecutiva del presidente que está prevista para este año libraría de la deportación y otorgaría permiso de empleo a numerosos inmigrantes con lazos importantes con EE.UU. Pero la medida podría agravar el rechazo de los republicanos a considerar el asunto.
"No me queda claro cuánto oxígeno habrá para algo positivo", dijo Tamar Jacoby, presidenta de ImmigrationWorks USA, un grupo que representa a las empresas que apoyan una reforma inmigratoria.
Un área en la que los empresarios advierten avances es la política de comercio. EE.UU. está negociando acuerdos de libre comercio con países de Asia-Pacífico y la Unión Europea que son más populares entre los republicanos que los demócratas. Los segundos temen, por ejemplo, que el Acuerdo Estratégico Trans- Pacífico de Asociación Económica podría dejar a la industria automotriz estadounidense más vulnerable frente a la japonesa, debilitaría los estándares medioambientales y fortalecería la protección de patentes para las farmacéuticas en formas que elevarían los precios de las medicinas en los países pobres.
La Casa Blanca y los republicanos necesitarán el apoyo de un puñado de senadores demócratas para someter a voto un proyecto de ley comercial que facilitaría la aprobación de acuerdos internacionales.
Algunos de los principales grupos de lobby también confían en que el Congreso apruebe el postergado oleoducto Keystone XL, que transportaría hasta 830.000 barriles de crudo al día a través del centro del país hasta las refinerías de la costa del Golfo de México. Sin embargo, Obama podría usar su poder de veto para impedir el proyecto que se ha convertido en blanco de debates en EE.UU. sobre cambio climático, la economía y la independencia energética.
John.D.McKinnon, Kristina Peterson y William Mauldin
The Wall Street JournalTemas
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