Coloquio de IDEA: las elecciones, el FMI y los nubarrones en el mundo, los temores de los empresarios
La incertidumbre y la falta de confianza son sentimientos generalizados; preocupa además la falta de rumbo claro como consecuencia de la fractura profundizada en el Frente de Todos tras las PASO
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A las 9 de la mañana, todos consultaban al lobista de los supermercados. “¿Qué esperan de la reunión con Roberto Feletti?”, preguntaban. La respuesta llegó un par de horas después, cuando un hombre vinculado al mundo de la alimentación -que había estado con el secretario de Comercio Interior- confirmaba lo peor por los pasillos del predio de Costa Salguero. “Si el nuevo congelamiento de precios no les sale va a ser duro”, afirmó el empresario de cara al futuro.
Casi al mismo tiempo que la noticia sobre la reedición de las viejas recetas de Guillermo Moreno llegaba a los más de 500 empresarios reunidos en el primer día del 57° Coloquio de IDEA, cerca del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas -el jefe directo de Feletti-, informaban que habían logrado acordar que Dow siguiera produciendo en la planta que había decidido cerrar en Santa Fe. Dos noticias de orientaciones contrapuestas para la lectura de un sector privado ya desconcertado llegaban de funcionarios de un mismo ministerio, pero que dependen de diferentes caciques políticos.
No era extraño, de esta manera, el mundo de palabras elegido por el empresariado para empezar a responder cualquier pregunta. “Gran incógnita”, “incertidumbre”, “aguas poco claras”. Al desorden interno en el Gobierno, profundizado tras la PASO y los cambios de nombre en primeras y segundas líneas, los hombres y mujeres de negocios sumaban tres hitos para despejar en el corto plazo: las elecciones del 14 de noviembre que realinearán la política; un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ordene la economía; y las claves de un mundo que comienza a complicarse con alta inflación, problemas de logística, e insuficiencia de suministros.
“No me hagas hablar; después me meto en quilombos”, se negó primero un industrial pyme a la charla con LA NACION. Luego, en off the record, aflojó. “Hay una complicación muy grande en el mundo, con la suspensión de embarques de insumos contratados desde China e India. Te están cancelando embarques para el primer trimestre de 2022. Van a venir problemas de abastecimiento y producción, y también de falta de energía. Los precios van a subir un 20% en todos los rubros. Es un nuevo cisne negro y nos lo comemos gratis”, contó el empresario.
“Hay una volatilidad de precios infinita”, relató un colega suyo, pero de una gran industria. Citó inconvenientes de logística, suministro y de carbón (triplicó su valor). “Eso se suma a nuestros problemas. Va a ser un año complejo en un mundo incierto”, agregó. “¿Qué pasa después del 14 de noviembre?”, preguntó LA NACION. “Es una gran incógnita. Habrá que ver cuál es el arreglo con el FMI y cómo se arregla la macro, principalmente la brecha cambiaria. A eso habrá que sumarle el resultado electoral”, dijo el directivo de la empresa industrial.
“La economía es un tema de confianza y la confianza la crea la política”, dijo Manuel Mantilla, presidente de Mercedes-Benz. “Cuando las aguas estén más claras se logrará instalar una plataforma de crecimiento económico. ¿Qué pasará en noviembre? Incertidumbre”, afirmó el ejecutivo, que celebró la mejora del sector por la mayor demanda local e internacional, pero que admitió problemas del lado de la oferta por la falta de semiconductores a nivel global.
Tanto Mantilla como Daniel Herrero, presidente de Toyota, festejaron la baja de retenciones incrementales para las automotrices. Herrero celebró también el marco presentado esta semana para incentivar la producción de autos eléctricos. La japonesa podría empezar con la propia en dos años. “La Argentina está dentro de los 22 países en el mundo que fabrican autos. Y tiene litio e hidrógeno”, remarcó el empresario. Herrero reafirmó que el Gobierno tiene que cerrar un acuerdo con el Fondo. “No veo a nadie hoy en contra de eso”, dijo.
Pese a la presencialidad, la pandemia estuvo presente. Desde la decisión de la organización de elegir Costa Salguero (más amplio que el Sheraton de Mar del Plata), la imposición de pedir el certificado de ingreso –esquema completo de vacunación o PCR y declaración jurada–, sumado a una policía de higiene que imponía el uso del barbijo, lo que complicaba las charlas de pasillo. Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, llegó tarde al Coloquio. “En un mes está aprobada”, dijo cuando le preguntó LA NACION sobre la certificación de la vacuna rusa por parte de la OMS. “Los rusos ya contrataron un equipo sólo para el papeleo”, contó.
“Es necesario resolver las distorsiones macro”, afirmó Luis Galli, CEO de Newsan. El empresario dijo que el sector de electrodomésticos muestra una recuperación desde septiembre de 2020 gracias a un dólar oficial “conveniente”, el financiamiento oficial y el “quédate en casa”, que impulsó el recambio en el hogar. “Si esto sigue dependerá de cómo se reordena el dólar, los salarios y el financiamiento después del 14 de noviembre”, dijo Galli. Marcelo Girotti, CEO de BGH, advirtió que esa recuperación “se pincha”, porque la gente cambió su electrodoméstico y ahora apuesta a gastar más, tras la flexibilización de la pandemia, en esparcimiento.
“Los controles de precios no son señales adecuadas, como la de revisar la rentabilidad de las empresas. No son señales que le den tranquilidad al mercado. El Presidente se reunió con los empresarios para llevar tranquilidad, pero dan un paso hacia adelante y después otro al costado”, dijo Claudio Cunha, country manager de Enel en la Argentina. “Después de las elecciones tengo un deseo más que una expectativa, que mejore la coordinación del Gobierno. Hay una falta de confianza, todavía no hay ninguna medida concreta que se haya anunciado para mejorar las cuestiones de fondo. Con el tema de tarifas energéticas, que es mi sector, hace dos años se viene discutiendo de la segmentación y todavía no hay novedades”, agregó el empresario.
Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) honró la historia. Recordó a Diocleciano, el emperador romano que estableció el primer control de precios e “inicio de la debacle del Imperio Romano”. Advirtió que éstos pueden funcionar por un tiempo limitado, “pero cuando destapen la olla…”, advirtió sobre la inflación futura. En un mes, según el REM, subió tres puntos (de 43% a 46%) para 2022.
El ejecutivo del mundo de la alimentación lucía abatido, cansado. Contó que el análisis de Feletti era similar al de Paula Español. “Va a haber más plata en la calle y va a ir a alimentos”, nos dijo. Relató que el funcionario quiere una canasta básica que se mueva en sintonía con el aumento de los salarios formales, a pesar de que saben que los alimentos procesados, los que controlan, suben menos que los frescos. “Si no sale va a ser duro”, volvió a reflexionar, y anticipó el fracaso. Según dijo, Feletti les pidió cumplir una fórmula que contradice las leyes de la economía: congelar precios y aumentar abastecimiento.
Con la colaboración de Sofía Diamante
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