Las economías avanzadas sufren por la desaceleración de los países emergentes
El surgimiento de nuevos síntomas de debilidad en China intensificó los temores de que los males que aquejan a las economías en desarrollo se propaguen a los países desarrollados y estropeen su frágil recuperación.
El reporte del gobierno chino el miércoles sobre una desaceleración mayor a la prevista en el índice precios al consumidor en septiembre fue interpretado como reflejo de una débil demanda interna. Un día antes, las autoridades anunciaron que las importaciones cayeron alrededor de 20% en el mismo mes. Singapur, cuya economía exportadora sirve como un barómetro de la salud de Asia, reveló el miércoles que estuvo a punto de caer en recesión. El banco central tomó medidas para estimular la economía por segunda vez en lo que va del año.
Los países emergentes han apuntalado el crecimiento de la economía global durante los últimos años, mientras que los países desarrollados se estancaban. Ahora, la desaceleración de China y otras economías en desarrollo ha trastocado este escenario. Los bancos centrales de las grandes economías desarrolladas, desde Estados Unidos hasta Japón, consideran a los emergentes como un riesgo en lugar de una ayuda.
"Está claro que el enfriamiento de los mercados emergentes tiene un impacto en los mercados desarrollados", reconoció Adam Slater, economista sénior de Oxford Economics en Londres. "Los mercados emergentes han sido una fuerza muy positiva para el crecimiento mundial durante la mayor parte de los últimos 10 años, y ahora ese aporte se está agotando".
La evidencia más reciente indica que los países en desarrollo están comprando menos bienes de capital y productos de alto valor agregado a las economías ricas. La noticia de que el índice de precios al consumidor de China subió apenas 1,6% en septiembre, frente al mismo mes de 2014 y que Indonesia, la mayor economía del sudeste asiático, importó 16% menos bienes para sus fábricas en agosto frente a igual mes del año previo, acentuaron las dudas.
La zona euro atribuyó el miércoles el descenso de su producción industrial en agosto al repliegue de las grandes economías en desarrollo como China. Alemania, a su vez, divulgó este mes una sorpresiva caída en los pedidos de fabricación de agosto y las exportaciones más bajas en siete años. Europa no es un caso aislado. La producción fabril de Japón fue más débil de lo esperado en agosto y las exportaciones de EE.UU. durante el mismo mes fueron las más bajas desde 2011.
Los vínculos cada vez más estrechos entre los mercados desarrollados y emergentes a través del comercio, las finanzas y las inversiones durante la última década han elevado el riesgo global. La exposición de los bancos internacionales a las economías emergentes ronda US$3,6 billones, en comparación con US$1,2 billones hace una década, estima el Banco de Pagos Internacionales.
Los mercados emergentes incrementaron su participación en las manufacturas y las exportaciones del 38,3% del Producto Interno Bruto mundial hace 15 años a 52% ahora, según Oxford Economics. "La mayor interconexión a través del comercio y los flujos financieros" significa que las economías desarrolladas sentirán la desaceleración de los mercados emergentes con mayor fuerza que nunca, vaticinó Kamakshya Trivedi, jefe de estrategia macro de mercados emergentes de Goldman Sachs, en Londres.
Los problemas que enfrenta el mundo en desarrollo, después de años de exceso de inversión y endeudamiento, demorarán años en ser resueltos, advierten los economistas. El Fondo Monetario Internacional dijo la semana pasada que la debilidad de los países en desarrollo había arrastrado al crecimiento mundial a su expansión más débil desde la crisis asiática y que podría afectar a los países ricos hasta 2017.
El Banco de Japón reconoció el martes que "la desaceleración de las economías emergentes" pesaba sobre las exportaciones y la producción del país. Esto es particularmente perjudicial "cuando el motor de crecimiento [nacional] no ha sido muy fuerte", manifestó Izumi Devalier, economista de HSBC en Hong Kong. Las cifras económicas más recientes de Japón apuntan a una nueva recesión.
Economistas de HSBC estiman que el crecimiento de la economía china llegará a 7% este año después de una expansión de 7,7% en 2013. Tal enfriamiento ha reducido el crecimiento de Japón en alrededor de 0,4 puntos porcentuales en ese período.
Las minutas de la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo en septiembre revelan una reducción de las previsiones del PIB de la zona euro a 1,4% este año y 1,7% en 2016, en comparación con proyecciones de 1,5% y 1,9% hace tres meses. El BCE dijo que la revisión a la baja "refleja [en parte] una menor demanda externa, debido a un crecimiento más débil en los mercados emergentes".
Durante años, el crédito fácil provisto por los bancos centrales de las naciones desarrolladas estimuló el endeudamiento en las economías emergentes. Entre 2000 y 2014, China representó 10% del comercio mundial pero contribuyó 15% al crecimiento mundial, de acuerdo con Oxford Economics. En ese mismo período, Brasil, India y Rusia representaron en conjunto 15% del comercio y 23% del crecimiento global.
De todos modos, en lugar de utilizar la ola de fondos para modernizar sus economías, muchos países en desarrollo siguieron los viejos modelos de crecimiento, como el de la exportación de materias primas y bienes manufacturados, dicen los economistas.
Ahora, una anémica demanda global ha dejado a economías dependientes de las exportaciones como Sudáfrica, Taiwán y Singapur, cerca de la recesión. El banco central de Rusia informó este mes que la recesión que arrastra al país desde hace un año continuará durante varios trimestres. La mayoría de las monedas de Asia y América Latina han perdido entre 24% y 60% de su valor este año.
A inicios del año, el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan proyectaba que una recuperación incipiente en EE.UU. y la zona euro contrarrestarían el debilitamiento de los mercados emergentes. Esa expectativa "se ha degradado a una esperanza de que la resistencia [de los mercados desarrollados] les permita capear la debilidad [de los mercados emergentes] sin descarrilar la expansión global", dijeron los analistas del banco.
La evaluación negativa de los activos de los mercados emergentes y las expectativas de un alza de las tasas de interés en EE.UU. también han contribuido a un repunte del dólar en los últimos dos años. Los inversionistas retiran dinero de los mercados emergentes. El Instituto de Finanzas Internacionales pronostica que por primera vez en casi tres décadas, las salidas de dinero superarán a las entradas en los mercados emergentes.
Los inversionistas ahora están atrapados en un ciclo en el cual las buenas noticias para EE.UU. son malas noticias para los emergentes. Mientras más sólida se vuelve la evidencia de un repunte en EE.UU., más factible es que el banco central eleve las tasas de interés, lo que elevará los costos de financiamiento. Esta perspectiva amenazaría a las economías emergentes y a la capacidad de sus empresas para pagar la deuda acumulada durante años de fácil endeudamiento.
"La persistente ola de ventas está impulsando una dinámica de ‘palos porque bogas, palos porque no bogas", dijo Russell Thompson, director de inversiones del fondo de cobertura londinense Cambridge Strategy.