Las contradicciones económicas de Cristina Kirchner
La expresidenta contó una historia que los especialistas y la documentación disponible cuestionan
- 8 minutos de lectura'
La expresidenta Cristina Kirchner volvió a exponer en un documento de 33 páginas que la crisis económica argentina se debe a “la escasez de dólares” y al “endeudamiento compulsivo en dicha moneda”. Para sostener su postura, mostró gráficos y datos para contradecir a quienes dicen que la inflación se debe al déficit fiscal, como señala el Gobierno y la mayoría de los analistas económicos.
Si bien dijo que se basaba en “hechos objetivos” y “datos concretos”, la expresidenta mostró información parcial para sostener su argumento y omitió datos que contradicen su exposición.
La expresidenta dijo, por ejemplo, que “resulta útil recordar, a los fines de seguir derribando mitos, que durante toda la convertibilidad nunca hubo superávit fiscal”.
Sin embargo, esa información es errónea. Según la consultora Invecq, el Estado Nacional logró superávit fiscal entre 1991 y 1995, y entre 1997 y 1998. En tanto, solo logró superávit financiero (cuando al gasto primario se le suma el pago de los intereses de la deuda) en 1993.
La exvicepresidenta, además, omitió información en su análisis económico, como cuando evitó mencionar que los datos estadísticos que publicó el Indec desde 2007 a 2015 estuvieron manipulados. Esto es pertinente porque, por ejemplo, en 2009, mientras la inflación que publicó el Indec fue 7,7%, las estimaciones privadas daban un índice de precios de entre 13,5% y 15,3% anual. Ese fue el último año con superávit fiscal de un gobierno kirchnerista, aunque ya había empezado a tener déficit financiero, como muestra el gráfico de arriba.
En el mismo año, además, las reservas brutas del Banco Central aumentaron en casi US$1620 millones y finalizaron en US$48.003 millones, casi el doble de las que tiene hoy la entidad (US$26.481 millones). Es decir, el país había sumado dólares, pese a que la entonces presidenta había utilizado US$6570 millones para realizar un pago de deuda. La aceleración de la inflación, por lo tanto, no se debía a una “escasez de dólares”.
Kirchner, asimismo, dijo que el plan de estabilización Austral, que lanzó el expresidente Raúl Alfonsín, “surtió efecto solo durante un tiempo para finalmente fracasar”, sin mencionar las causas.
“Es un lugar común en el mainstream asignar como razón de ese fracaso no haber realizado las reformas estructurales que demandaba el mercado (léase: privatizaciones). Lo cierto es que, en realidad, el proceso de hiperinflación y la caída de los planes de estabilización se produjo cuando el FMI se negó a desembolsar un tramo del préstamo con el que se debían pagar los vencimientos de bonos de deuda”, dijo la expresidente.
De esta manera, omitió mencionar que el exmandatario radical nunca logró tener superávit fiscal en sus seis años de gobierno.
En otra parte de su documento, Kirchner dijo que el gobierno de Carlos Menem “decidió la desnacionalización de YPF con la venta de su acción de oro. Las cuentas no cerraban y necesitaban dólares para sostener la convertibilidad”.
No mencionó, sin embargo, que uno de los legisladores que votó a favor de la privatización de la petrolera fue Oscar Parrilli, quien fue secretario general de la Presidencia durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y titular del servicio de inteligencia (exSIDE)
La expresidenta dijo también que su marido y expresidente asumió la gestión en mayo de 2003 con un “índice de desocupación que alcanzaba el 25%”. Sin embargo, según datos del Indec, el desempleo del primer trimestre de ese año era 20,4% y ya para el tercer trimestre había bajado a 16,3%, con apenas un mes de gestión, con lo cual el proceso de estabilización de la economía había comenzado antes.
Relación con el FMI
La expresidenta hizo mención varias veces a la relación de la Argentina con el FMI. Destaca que el expresidente Néstor Kirchner canceló la deuda con el organismo, lo cual es cierto, luego de pagar US$9810 millones en diciembre de 2005, cuando no había problemas de escasez de dólares.
La exvicepresidenta no hizo mención, sin embargo, a la fuerte devaluación producida tras la salida de la convertibilidad, ni a la disparada del precio de la soja, que le permitió al país acumular reservas gracias a las exportaciones de productos agrícolas.
Luego dijo que el nuevo crédito de US$57.000 millones que el gobierno de Mauricio Macri pidió al FMI y “la aplicación de sus recetas” desató nuevamente en la Argentina “un proceso inflacionario con pérdida en el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones”. La inflación en la Argentina, sin embargo, ya había comenzado en 2007, pese a que la manipulación de las estadísticas del Indec lo escondía.
Con respecto al análisis que hizo de los últimos cuatro años de su gobierno, cuando nominó como presidente a Alberto Fernández, dijo que “no logró la fortaleza necesaria en materia de reservas por una mala administración de los dólares obtenidos, en una Argentina en donde la tensión económica está indisolublemente ligada a la escasez o abundancia de dólares”.
Sin embargo, omitió señalar que fue decisión de política monetaria “pisar” el tipo de cambio y mantenerlo barato con controles de cambios, lo que derivó en la “subfacturación de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones”.
Asimismo, dijo que la inflación mensual de dos dígitos que tuvo el anterior gobierno en agosto y septiembre se debió que “fue obligado a devaluar por el staff del FMI al día siguiente de las elecciones primarias”. Para esa altura, sin embargo, el entonces gobierno había acelerado la emisión monetaria para financiar el déficit y se había quedado sin reservas en el Banco Central.
Tampoco mencionó la expresidenta las anteriores devaluaciones sectoriales que hizo el exministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, como el “dólar soja”, para recomponer parte de las reservas del Banco Central, y que también generaron inflación.
“En efecto, desde la caída del modelo agroexportador que tanto seduce al actual Presidente y que solo permitía vivir bien a reducidas minorías, el desarrollo del modelo de sustitución de importaciones, que se profundizó a partir de 1945, fue interrumpido dramática y trágicamente a partir del golpe cívico militar de 1976 y fue retomado con fuerza a partir del año 2002, fue el único que generó industrialización y permitió conformar un poderoso mercado interno con altos salarios y movilidad social ascendente, al punto de ser el principal motor del surgimiento de la clase media argentina”, dijo la expresidenta.
Cristina Kirchner evitó mencionar, de nuevo, el boom del precio de las commodities, que permitió a su gobierno ingresos extraordinarios tanto en recaudación de impuestos como en reservas del Banco Central. En septiembre de 2012, el precio de la tonelada de soja había llegado a US$650,74, solo superado en 2022, también durante su gestión con Alberto Fernández, cuando alcanzó los US$652, aunque el valor de la moneda estadounidense estaba más devaluado después de la pandemia. Es decir, la expresidenta se favoreció del “modelo agroexportador”.
Finalmente, en la página 25, la expresidente se contradice cuando habla de la salida de la convertibilidad, en 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde. “Significó una devaluación de más del 300% y la inflación solo fue del 41% anual”, dijo.
En la página 15, sin embargo, había dicho que ni bien arribó el actual gobierno “decidió realizar una devaluación del tipo de cambio de 118%, constituyendo la devaluación inducida más importante de la historia, solo superada por la que el mercado le hizo al gobierno de Alfonsín durante la híper de 1989″.
Por último, critica que, “por primera vez en la historia, el BCRA entregó bonos -Bopreal- en una moneda que no emite -dólares- para la deuda en pesos con importadores”, sin mencionar que su gobierno autorizó importaciones para las cuales no tenía dólares, dejando un problema a la siguiente gestión.
Un capítulo aparte merecen los gráficos que utiliza la expresidenta. Por ejemplo, en la página 24 dice que “la mayor inversión extranjera directa va de 2003 a 2015″ y que “se explica por la aplicación de un patrón de acumulación basado en la producción industrial, generación de valor de agregado y desarrollo de un fuerte mercado interno a través de altos salarios, sin venta de patrimonio estatal, con recuperación de empresas”. Sin embargo, la expresidenta omite hablar del control de cambios, que impidió a las empresas girar dividendos al exterior o que los pequeños ahorristas compren dólares en el mercado oficial.
“En la contabilidad de la balanza de pagos del Indec se ve que la Formación de Activos Externos colapsa porque no se puede acceder al mercado oficial de cambios ni hacer giros al exterior. Por lo tanto, la Inversión Extranjera Directa (IED) sube. Pero eso no significa que se estaba invirtiendo en fábricas. Significa que los activos de esas empresas suben porque no pueden girar divisas al exterior. Aparte, se autoincrimina: entre diciembre de 2007 y noviembre de 2015, su gobierno perdió más de US$43.000 millones de reservas netas del BCRA. ¿Con términos de intercambio récord y con esa IED récord? Eso es más escandaloso aún”, dice el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.
Otras noticias de Actualidad económica
Más leídas de Economía
Polémica en un municipio. Descubrieron que le pagan a un intendente una millonaria cifra por una tasa y se llevaron una sorpresa al ver cuánto gastaría
Habrá cambios. Cuánto costará el dólar tarjeta en enero
Premio. Las fotos de una noche de gran reconocimiento para los hacedores del agro
Advertencia. El CEO de una cadena francesa de supermercados no quiere comprar carne del Mercosur