Las claves para saber qué puede pasar con la economía en 2025
Los economistas consultados prevén un escenario de crecimiento de hasta el 5% del PBI, estabilidad cambiaria y una suba de precios en torno al 25%; para qué momento prevén una salida del cepo y cuáles son las señales de alerta que persisten
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Un escenario de “calma y tranquilidad” empujado por un crecimiento que puede trepar hasta el 5%, u otro de “riesgo”, como consecuencia de una corrección del tipo de cambio. Entre estos escenarios, con el primero con mayores probabilidades de concreción, transcurrirá la economía en el año que comienza.
Expertos consultados por La Nación coinciden en que el primer marco sería, efectivamente, el más probable para 2025, basado en una serie de objetivos que el Gobierno logró cumplir: desaceleración de la inflación, caída del riesgo país, reactivación del crédito, fin de la brecha cambiaria y recuperación de la actividad, aunque en forma dispar. Sin embargo, persisten las dudas en torno a la sostenibilidad en el tiempo -especialmente en un año electoral- del esquema cambiario.
A continuación, siete claves para entender la economía que viene en un contexto local e internacional desafiante, el primero por su singularidad, y el segundo, por el derrotero que sigan países como Estados Unidos y Brasil.
El dólar en el centro
Según los economistas, el dólar seguirá siendo la variable principal que determine uno u otro escenario, ligada a otros factores clave como la inflación, el crecimiento y el salario real. Si bien en el sector coinciden en que efectivamente la Argentina se encaminaría hacia la salida del cepo cambiario después de las elecciones legislativas, hay expectativa sobre la estrategia que utilizará el Gobierno para llevarlo a cabo.
Federico Moll, director de Ecolatina, asegura: “Si el tipo de cambio continúa moviéndose por debajo de la inflación, es difícil no ser optimista en el corto plazo. El escenario más probable implica continuar con el cepo cambiario y el crawling peg, aunque a un ritmo más acotado que el actual”. En la consultora prevén una suba del dólar en torno del 17% para 2025.
Carlos Pérez, director de Fundación Capital, afirma: “Proyectamos una variación del tipo de cambio oficial del 14%, con cepo cambiario, una brecha cambiaria reducida, y con el dólar blend actual, cuya evolución hay que monitorear. Si lo sacan mejorarían las reservas, aunque con mayor riesgo de brecha. El riesgo cambiario no desaparece, se corre en el tiempo”.
Por su parte, Guido Zack, director del centro de estudios Fundar, considera que el dólar no representaría un problema para hacer frente a los vencimientos de deuda en 2025 gracias al blanqueo, al superávit energético, al desempeño de sectores como el agro y a la posibilidad de un nuevo acuerdo con el FMI. “No solo van a estar garantizados los pagos de deuda, sino que se va a poder mantener el ritmo de depreciación del tipo de cambio que plantea el Gobierno en torno del 1% mensual”, expresa.
El economista concibe la política monetaria en relación con otros factores clave: “Si efectivamente tienen los dólares necesarios, la inflación va a seguir bajando y los salarios e ingresos seguirán aumentando en el margen porque el Gobierno está intentando imponer un techo de aumento salarial (1% en el sector privado formal) en línea con el crawling peg, buscando establecer como referencia que la nueva inflación está más cerca del 1% que del 2%”, explica. Pero aclara: “El riesgo es el sostenimiento del tipo de cambio. Si aparecen nuevas turbulencias, si la brecha se amplía, eso generaría presión sobre el dólar oficial”.
En la óptica de Soledad Pérez Duhalde, economista de Abeceb, “lo más probable es que para 2025 se relaje lentamente el cepo a medida que la confianza se mantenga, pero sin una salida en un momento discreto y con controles de algún tipo manteniéndose hasta por lo menos octubre. Esto se ve en las expectativas de devaluación, que se desactivaron para los próximos doce meses”.
Para los economistas, el otro escenario posible en el mercado cambiario, el de una devaluación marcada, es el menos probable. “Si el Gobierno decide salir del cepo mediando un salto cambiario, si bien los números serían menos optimistas, la inflación bajaría más levemente o tardaría algo más en bajar, y la actividad no mostraría números tan buenos como los del escenario anterior”, asegura Moll.
Y agrega: “Desarmar el cepo, convivir con un tipo de cambio que puede ser algo más alto pero más cercano al equilibrio macroeconómico, limitaría el proceso virtuoso de 2025. Estaríamos conviviendo, por primera vez en mucho tiempo, en un escenario de política fiscal y monetaria muy razonable, y con precios relativos cercanos al equilibrio. Si eso pasa, quizá el año próximo no sea tan bueno como el del primer escenario, pero sí el proceso siguiente”.
Zack añade: “El escenario de salto cambiario interrumpiría el proceso de desinflación y la recuperación de los ingresos, y además, el crecimiento no llegaría al 5% del PBI. Si bien puede ser positivo respecto al arrastre estadístico, tendríamos una variación del nivel de actividad negativa en términos intermensuales. Estos son los dos escenarios posibles: el de calma y tranquilidad, de mayor probabilidad, y el del salto cambiario, de menor chance”.
No obstante, el experto advierte sobre un riesgo. “Aun si se diera el escenario de calma y tranquilidad, el principal riesgo es la apreciación de la moneda. El tipo de cambio es ya muy bajo en términos históricos, lo que genera el riesgo de salto cambiario, la interrupción de todo el proceso mencionado, y aun si no sucediera, la realidad es que algunos sectores ya tienen serios problemas de competitividad”.
En materia de inflación, los economistas coinciden en una proyección en torno del 25%, si se confirma el primero de los escenarios. “La inflación proyectada se sustenta en la ortodoxia fiscal y monetaria, con el uso del ancla cambiaria y un manejo de las paritarias prudente, más allá de la necesaria recuperación salarial”, resume Pérez.
Crecimiento y sectores
Tras la confirmación de que la economía creció un 3,9% en el tercer trimestre de 2024 respecto del segundo trimestre, según informó el Indec, y pese a que el nivel del PBI se ubicó todavía un 2,1% por debajo en la medición interanual, los economistas consideran que la actividad continuará creciendo en 2025, aunque en forma dispar. Así, se ratificaría la tendencia de una buena performance para sectores dinámicos como los hidrocarburos, el agro y la minería, a diferencia de la construcción y la industria, que continuarían rezagadas.
Si bien los expertos coinciden en un crecimiento del PBI que rondaría el 4% o 5%, insisten en que un eventual margen de error dependería de lo que ocurra en el mercado cambiario.
Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, pronostica: “Los últimos datos muestran que la actividad dejó atrás el piso del ajuste inicial, con lo cual creemos que con la reactivación que está habiendo del crédito, más una buena lluvia, que está trayendo una buena cosecha, hay buenas perspectivas. Y hay que sumar las inversiones que se van anunciando en distintos sectores, lo que puede ser un buen motor para el crecimiento”.
En tanto, Federico González Rouco, economista de Empiria Consultores, aventura: “El crecimiento sería de alrededor del 4 o 5%, según cómo cierre este año. Se trata de un buen número porque reflejaría crecimiento por encima del arrastre, más allá de lo netamente estadístico, y con algunos sectores que van a traccionar”.
“El crecimiento será heterogéneo y no sostenido, ya que las principales variables explicativas (salario real, cepo cambiario y competitividad) aún no ayudan”, afirma Pérez, de Fundación Capital.
A nivel sectorial, Zack analiza que “el costo de todo este esquema es el tipo de cambio bajo, que afecta a otros sectores industriales, particularmente al turismo, por medio de la competitividad. El riesgo sigue siendo el mismo: el tipo de cambio bajo, pudiendo generar desde una situación muy optimista hasta incierta, y que todo círculo virtuoso se transforme en un círculo vicioso, que es el riesgo eterno de la macroeconomía argentina”.
Salario real
En línea con la evolución salarial de este año, 2025 también sería más favorable para el sector privado registrado, segmento que representa un tercio de la masa salarial. Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), elaborado sobre datos oficiales, el salario privado logró llegar en octubre al mismo nivel que tenía en noviembre de 2023, previo al salto cambiario, mientras que el informal está 6% arriba y el sector público, 15% abajo. La tendencia continuaría, dicen.
Nadin Argañaraz, titular del Iaraf, sostiene: “Va a haber disparidades. Los sectores más dinámicos, los que más aumenten la inversión y la capacidad de producción, van a tener mejoras salariales reales más importantes, y otros sectores de servicios, como el comercio, hay que ver cómo se terminan reacomodando al ajuste fiscal y a los cambios de precios relativos que hubo este año. Quizás haya margen para una recuperación real, pero con menor intensidad que en los sectores dinámicos, como la energía”.
Por su parte, Pérez afirma: “Después de caer en el promedio 2024 a casi el 12% real, proyectamos que durante 2025 la recuperación del salario real sea del 6%. Si nos focalizamos en el sector registrado privado, se recuperaría todo lo perdido (en promedio) a lo largo de este año. No así obviamente para salarios del sector público, donde el costo del ajuste fiscal impide la recuperación total”.
En tanto, desde Ecolatina auguran un repunte del salario del 11%. “Difícilmente el salario real recupere lo perdido en 2024, pero continuaría con un proceso de recuperación sostenido”, aseguran.
González Rouco añade: “Este año vimos desfasados al salario real y al consumo, el primero cayendo mucho más que el segundo. Y eso fue porque hubo una liquidación de stocks propios, básicamente porque se vendieron los dólares ahorrados, lo que sirvió de soporte al consumo, y después vino el crédito. El consumo va a crecer en 2025 a un ritmo similar al de la economía. Y en cuanto a ingresos, todavía continuarán en niveles bajos”.
En este marco, los expertos consideran que es probable que haya un aumento de las importaciones, sin perder de vista que en 2023 estuvieron en un alto nivel por las expectativas de devaluación. “Este año se moderaron un poco, pese a que el Gobierno autorizó pendientes. En 2025 habrá crecimiento de las importaciones, que se reflejará en un nuevo superávit comercial”, asegura Tiscornia.
Desde la Fundación Capital proyectan un aumento de las compras externas del 10%. “El alerta es la competitividad que puede implicar para algunos sectores, tanto por el tipo de cambio, que se atrasará o que continuará estando apreciado, como por la apertura de importaciones, que sin duda va a crecer. Algunos sectores pueden perder competitividad exportadora”, advierte González Rouco.
Tanto el impacto que provoque la asunción de Donald Trump el próximo 20 de enero, como los vaivenes domésticos del principal socio comercial de la Argentina, como Brasil, serán una variable a considerar el próximo año.
“El movimiento del real que está habiendo en Brasil, sumado al cambio de expectativas para las tasas de interés en Estados Unidos, pueden poder presión a la brecha cambiaria”, aventura Tiscornia, al tiempo que aclara: “El Gobierno no está dispuesto a ceder el manejo del dólar oficial, entonces, si estas turbulencias continúan, se puede llegar a demorar la salida del cepo”. Y concluye: “Lo más probable es que en algún momento la situación en Brasil se contenga, pero si se descontrola complicaría a la Argentina, especialmente en la brecha y en los sectores que compiten contra la economía brasileña, como el turismo”.