Las cinco campañas de precios más polémicas del 2011
Algunas empresas intentan vender sus productos y, sin quererlo, levantan una enorme polvareda
Los precios, por lo general, no pasan desapercibidos. Sin embargo hay algunos que se destacan por levantar gran polvareda. Veamos una selección de algunos casos polémicos ocurridos en el 2011:
1. "Calidad de Navidad a precios de Hanukkah"
¿Bueno, a pesar de ser barato? Con la frase inicial, una marca de vodka estadounidense intentó comunicar que su producto era de gran calidad, a pesar de su precio bajo. No resulta sencillo desterrar una creencia tan arraigada en los consumidores, como la relación directa entre precio y calidad. Sin embargo, la estrategia de comunicación elegida no fue la más feliz. El hecho de apelar a estereotipos culturales y religiosos, en este caso ofensivos para la comunidad judía, le causó un gran dolor de cabeza a la empresa.
La campaña de comunicación debió ser suspendida y los anuncios en vía pública retirados, debido a las quejas recibidas de usuarios y distintas entidades que luchan contra las distintas formas de discriminación.
2. Locura por los descuentos
¿Qué estaría dispuesto a hacer para aprovechar grandes descuentos? El "Black Friday" o "Viernes Negro" es la fecha que marca el comienzo de la temporada navideña, y se caracteriza por ser el día en que los negocios ofrecen los mayores descuentos del año en Estados Unidos.
La locura por aprovechar estas oportunidades, en ocasiones origina violentas situaciones. Este año, una mujer roció con gas pimienta a los compradores que estaban en un local de Wal Mart en Los Angeles. Su intención era "eliminar" competidores en la desenfrenada búsqueda de ofertas. Ya en 2008, también durante el "Black Friday", una estampida de compradores en un local de Wal Mart en Nueva York, había causado la muerte de un empleado, aplastado por la multitud.
3. El insólito precio de un secuestro
No es novedad que muchas empresas gestionan sus precios con un alto grado de improvisación, pero el colmo fue el caso de un grupo de aparentemente "inexpertos" secuestradores.
Todo ocurrió en el mes de febrero en Villa Adelina, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Tania , una extrovertida joven víctima de un secuestro, fue quién tuvo la responsabilidad de indicar a sus secuestradores cual debía ser el precio del rescate. Tal era el grado de improvisación y desorientación de los secuestradores, que ni siquiera pudieron definir este dato clave. El rescate finalmente solicitado, según lo definido por Tania, fue de $10.000. Afortunadamente el hecho tuvo final feliz, y sólo quedó para la anécdota el "precio del secuestro".
4. Medias a precios que no conviene ni lavarlas
De viaje en Panamá , para dictar clases en una universidad, me sorprendió la política de precios del hotel donde estuve alojado. Aunque es habitual que los precios de la lavandería sean muy altos, en este caso eran más de dos veces el precio de comprar una prenda nueva. El caso puntual fue el lavado de un par de medias, que se cobraba US$ 3,50. Sin embargo, entre las compras realizadas en Panamá estuvieron varios pares de medias, ninguno de los cuales me costó más de US$ 1,50.
Esta diferencia, aunque no en este nivel tan exagerado, está justificada por la baja sensibilidad al precio de los viajeros de negocios. Ocurre que quien afronta los gastos de viaje suelen ser las empresas que los contratan o emplean. Las compañías generalmente están dispuestas a hacerse cargo de gastos de lavandería, pero jamás aceptarían una rendición de gastos por la compra de nuevos pares de medias, aún cuando esto último significara un ahorro de dinero (un razonamiento similar aplica a toda la ropa interior).
5. Precios sin excusas para ir al gimnasio
Una cadena de gimnasios de Estados Unidos presentó una gran innovación, los polémicos "precios motivacionales" . Además del abono, los usuarios del gimnasio deben pagar una penalidad en caso que incumplan con una rutina previamente acordada.
El fundamento del sistema, llamado Gym-Pact, está en una de las claves de la economía del comportamiento o "Behavioral Economics". Esta especialidad sostiene que la gente encuentra mayor motivación en las consecuencias inmediatas que generan sus actos, que en el impacto futuro de los mismos. En este caso, las penalizaciones por no acudir al gimnasio se aplican en forma inmediata, y tienen un mayor impacto que las consecuencias ciertas, aunque futuras y distantes, de no mantener la actividad física.