Las cifras de la nueva virtualidad real
Clases, reuniones y cumpleaños por Zoom, videollamadas por WhatsApp, compras online en el supermercado, recitales, series y funciones de teatro en streaming, almuerzos y cenas cocinándose desde una app y hasta activismo y participación social desde Twitter y Facebook. Parece que el covid-19 hizo que nos quedemos en casa para encerrarnos en una "realidad virtual". Pero la pandemia no hizo más que acelerar una revolución digital que ya estaba delante de los ojos: la de que toda nuestra existencia, material y simbólica, se encuentre y transcurra integrada en un escenario electrónico. Bienvenido, entonces, a la "virtualidad real", diría el sociólogo Manuel Castells: la tecnología (y lo online) no como un ámbito ficticio y paralelo, un trasmundo, sino como una extensión de lo humano y sus acontecimientos.
Gran parte de nuestra cotidianeidad se desarrolló "en la nube" durante el aislamiento, no como una vida análoga y suplente, sino como expresión de la real: hablamos, reímos, lloramos, opinamos, comerciamos y estudiamos electrónicamente. La pandemia acrecentó la virtualización de las experiencias, pero experiencias concretas al fin.
La era del ecommerce
Nueve de cada diez argentinos ya realizaban compras online, aunque uno de cada diez lo hizo por primera vez durante la pandemia, de acuerdo a un informe de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). En los primeros seis meses de este año, el ecommerce en nuestro país facturó $314.602 millones, un incremento del 106 por ciento con respecto al mismo semestre de 2019.
En el último CyberMonday, que se realizó del 2 al 4 de noviembre, se concretaron 3,4 millones de transacciones y comercializaron 6 millones de productos (un 60 por ciento más que en el año anterior). Durante las 72 horas del evento, se concretaron ventas por un total de $20.800 millones, un crecimiento de 76 por ciento en facturación en comparación con el CyberMonday 2019. Unos 3,5 millones de usuarios pasaron por el sitio oficial en búsqueda de alimentos y bebidas, productos de cosmética y cuidado personal e indumentaria no deportiva, entre las categorías que más unidades vendieron.
Desde las sombras
Este boom del ecommerce en la Argentina a partir de la pandemia, en especial para la adquisición de artículos elementales y de uso cotidiano, trajo oportunidades en otros segmentos de la economía. Por ejemplo, en el mercado inmobiliario se incrementó la demanda de depósitos de mercadería. Los ubicados más cerca del Área Metropolitana de Buenos Aires pasaron de una vacancia de 22,2 por ciento antes de la pandemia al 10,5 al cierre del tercer trimestre. La zona sur tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años.
Las compras por canales electrónicos dispararon el delivery que, a su vez, desarrolló nuevos modelos de negocios como los "dark stores". Las "tienda oscuras" o "fantasmas" son básicamente supermercados cerrados al público organizados para atender los pedidos online. Cuentan con góndolas, heladeras, repositores y cajas, como cualquier comercio, pero los productos se ordenan en función de su frecuencia de salida para acelerar la rápida selección y armado de las órdenes, que luego se despachan a través de logística propia o de terceros, como apps de delivery.
El formato representa grandes ahorros de costos, ya que no implica comprar o alquilar inmuebles ubicados en zonas de alto tránsito comercial, ni gastar en decoración y, además, requiere de menos personal. Hasta hay jugadores que operan exclusivamente bajo esta modalidad, como Media Naranja, un supermercado cien por ciento digital.
Con el reparto de comida a domicilio como estrella de la cuarentena, el modelo encontró su adaptación al rubro gastronómico con el crecimiento de las "dark kitchens": grandes cocinas donde se preparan platos para diversos restaurantes. La lógica es la misma: bajo un mismo local, con pocos empleados y compartiendo gastos de alquiler e insumos básicos, se cocinan los pedidos online que, tradicionalmente, deberían atender numerosas marcas y sucursales.
El entretenimiento digital en alza
El mandato de permanecer en los hogares multiplicó el consumo de contenidos online. Entre febrero y mediados de abril, el tráfico de internet creció casi un 40 por ciento a nivel mundial, con YouTube y Netflix acaparando juntos el 26 por ciento de la banda ancha global (15 y 11 por ciento, respectivamente), de acuerdo a un reporte de la firma de networking Sandvine. ¿De qué se compuso todo ese tránsito? Entretenimiento. Video, juegos y redes sociales comprendieron más del 80 por ciento. Durante los primeros meses del año, Netflix sumó casi 16 millones de suscriptores y Spotify aumentó un 31 por ciento su número de usuarios, que a fin de octubre alcanzó los 320 millones (de los cuales, 144 millones son clientes pagos).
Mientras, la industria del gaming voló. En abril, la cantidad de suscriptores de Game Pass (el Netflix de juegos de Microsoft) superó los 10 millones. Twitch, la popular plataforma gamer, tuvo 1.490 millones de horas de juego vistas en abril, un aumento del 50 por ciento sobre el mes anterior, mientras que Steam logró su pico histórico de usuarios concurrentes en marzo: 20 millones de personas.
La crisis del Covid-19 también hizo emerger, por un lado, a nuevos jugadores como Zoom, una aplicación casi desconocida que se convirtió en la plataforma de comunicación por excelencia de la cuarentena. Por otro, provocó la evolución de muchas compañías hacia la virtualización de eventos. Ticketeras de espectáculos integraron a su plataforma de venta de entradas la capacidad de transmitir en vivo desde conciertos y festivales hasta funciones de teatro, congresos y encuentros empresariales.
La nueva (y virtual) normalidad es el producto de una emergencia mundial inédita que dejará una crisis, pero también transformaciones que llegaron para quedarse.
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