Varias cajas de cartón vacías y apiladas pueden ser un castillo, un animal o una nave espacial. Bee Company nació con esa premisa en mente: Belén Jantus y María Benard crearon la compañía para estimular la imaginación de los chicos de 0 a 3 años y para ofrecerles una actividad que los aleje de las pantallas.
"Bee Company es el concepto de la abeja que trabaja en equipo y en familia y produce. De ahí surgió: para darle potencia a generar productos que fortalezcan el vínculo familiar y trabajar en la estimulación", explicaron las emprendedoras en el programa Comunidad de Negocios , emitido por LN+ .
Detallaron que se inspiraron en una tendencia que vieron en sus viajes a Europa, que tiene que ver con "crear en cartón". Su objetivo es "empoderar a padres, madres y cuidadores con herramientas para jugar de una manera diferente", agregaron.
Crean productos amigables con el medioambiente y estimulantes. Además de los BeeBlocks, las cajas de cartón apilables, las emprendedoras armaron una caja llamada "explorando la naturaleza" que permite crear un "AmiPasto" con una maceta, tierra y semillas.
El resultado es un "muñeco" con pelo de pasto crecido, como los que se arman en el colegio, pero con un giro extra, ya que la caja posee más información respecto de cómo los chicos interactúan con ese "juego" y, de ese modo, aprenden más sobre el paso del tiempo.
Los juguetes de Bee Company están supervisados por una tercera socia que vive en Suiza y es neuropsicóloga infantil. Ella fue quien les enseñó a Jantus y Benard sobre la importancia de los primeros años de vida.
"El cerebro es un músculo: cuanto más lo ejercitás, más crece. Desde los 0 a los 3 años, crece mucho, luego para y absorbe -explicó una de las emprendedoras-. Por eso es tan importante que los padres se ocupen de potenciarlo al máximo durante la primera infancia".
Las socias aseguran que, a pesar de la idea de que hoy los chicos "nacen con una pantalla debajo del brazo", por su interacción con los dispositivos tecnológicos desde una edad muy corta, si se les ofrecen juegos "analógicos" ellos los toman. "En los jardines de infantes te das cuenta: si ellos tienen la posibilidad de jugar con otra cosa, se enganchan", dijeron.
Finalmente, reflexionaron sobre emprender en la Argentina. Ambas vivieron en Paraguay, por lo que conocieron otros mercados latinoamericanos, y aseguraron que el argentino "da posibilidades para todo".
Aun así, se quejaron de la carga impositiva y los costos de producción. Cerraron con una frase sobre su público: "Por suerte, hay una nueva ola de padres conscientes que están atentos a este tipo de productos", concluyeron.
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