Las automotrices europeas pierden tracción
Evalúan recortes y cierres de plantas ante débiles ventas
En momentos en que hay grandes cantidades de autos sin vender en los estacionamientos de las fábricas y líneas de producción inactivas en Europa, surge una pregunta para los ejecutivos reunidos en Ginebra para su evento anual de nuevos modelos: ¿se encamina la industria automotriz de la región finalmente a su nefasta hora de la verdad?
El Salón del Automóvil de Ginebra, que abre al público el jueves, aún tendrá decenas de despampanantes presentaciones, pero tras bambalinas las empresas luchan por hallar una nueva fórmula para el mercado masivo de vehículos cuya escasa rentabilidad ha alcanzado un punto crítico.
Las menguantes ventas de autos, las brutales guerras de precios y una sobrecapacidad han dado lugar a pérdidas tan grandes que algunos fabricantes europeos contemplan considerables recortes y cierres de plantas que la ayuda gubernamental evitó durante la crisis económica de 2008-2009.
"El hecho es que, hoy en día, muy pocos fabricantes ganan dinero en Europa", reconoció la semana pasada el presidente ejecutivo de Fiat SpA, Sergio Marchionne, en un llamado a los líderes políticos del continente a que no se entrometan en la muy necesaria reestructuración de la industria.
Automotrices como Fiat, de Italia, PSA Peugeot Citroën, de Francia, Opel, filial europea de la estadounidense General Motors Co., y otras afrontan intensas presiones políticas y sindicales para preservar empleos y mantener fábricas en operación, especialmente ante una probable recesión en la zona euro. Sin embargo, en momentos en que el mercado automotor de Europa se encamina a su quinto año consecutivo de ventas decrecientes y la crisis de deuda augura más declives, simplemente esperar tiempos mejores ya no es una opción. La inacción podría conducir a años de turbulencia en uno de los sectores industriales y motores de exportación más importantes de Europa, advierten los analistas.
El acuerdo de la semana pasada entre GM y Peugeot para desarrollar autos y hacer compras juntas es la medida más reciente de las automotrices para frenar las crecientes pérdidas en Europa. Peugeot, que este año se propone recortar 6.000 puestos de trabajo al interior de la empresa y en sus proveedores, ha aplazado la inauguración de una fábrica en India y reducido el gasto en investigación y desarrollo en medio de pérdidas cuantiosas.
GM Europe, que registró un saldo negativo de US$747 millones en 2011, negocia un plan de reestructuración con los sindicatos en su marca Opel y estudia futuros cierres de fábricas. En Fiat, sus marcas no lujosas perdieron 500 millones de euros (US$660 millones) en Europa el año pasado y Marchionne advirtió a fines de febrero que la automotriz podría tener que cerrar dos de sus plantas en Italia si no lograra compensar la caída de la demanda en Europa con exportaciones a EE.UU.
"El sector (automotor europeo) se está quedando sin dos cosas: dinero y energía", dice Max Waburton, analista de la firma de investigación Sanford C. Bernstein en Londres, agregando que España es particularmente vulnerable a potenciales cierres de plantas. Peugeot, su par Renault SA, la japonesa Nissan Motor Co. y otras operan plantas en el país y recientes reformas laborales que buscan reactivar la economía española podrían dar lugar a recortes de producción.
Durante la crisis de hace tres años, préstamos gubernamentales y generosos programas de efectivo por autos viejos apuntalaron la industria europea, pero se les exigió a las automotrices que las plantas subutilizadas permanecieran abiertas. Como consecuencia, los fabricantes se han visto obligados a producir cinco millones de autos al año más de los que los consumidores piden, perdiendo dinero. Los fabricantes del mercado masivo probablemente no volverán a niveles de producción rentables hasta 2019, estima Arthur Maher, de la consultora LMC Automotive en Inglaterra. De ser así, sería un lapso de casi 12 años de ganancias escasas o nulas en Europa, durante el cual las automotrices normalmente tienen que financiar dos costosos rediseños de modelos.
El diagnóstico contrasta con el de las automotrices de lujo de Alemania. Una fuerte demanda global ha catapultado las utilidades de BMW y Mercedes Benz a niveles récord.