Las advertencias del FMI sobre el uso de los US$4400 millones que le giró a la Argentina
El Gobierno utilizaría los fondos para cancelar parte de la deuda que tomó Mauricio Macri, mientras que el organismo recomendó emplearlos para fortalecer la recuperación de la pandemia del coronavirus y las reservas
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WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) giró a la Argentina 4334 millones de dólares que le darán un poco de oxígeno al Gobierno en medio de la incertidumbre por las elecciones legislativas y los temores por una eventual devaluación en los próximos meses. Ese depósito, parte de una histórica inyección de fondos del FMI a sus miembros para combatir la pandemia, llegó con una recomendación: destinar el dinero a apuntalar la recuperación de la economía o fortalecer las reservas, y no a dilatar ajustes, reformas, o “mantener políticas insostenibles”.
El Fondo concretó el mayor reparto de recursos de su historia para ayudar a los países a combatir la pandemia: US$650.000 millones a través de una asignación especial de Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda que utiliza el organismo. Casi la mitad de esos recursos, alrededor de 275.000 millones de dólares, irán a países emergentes y en desarrollo, y el Fondo alentó además la “canalización voluntaria” de los países con una posición económica sólida a los países con mayores necesidades.
El organismo advirtió que los países deben evitar destinar esos recursos a dilatar ajustes macroeconómicos, reformas, reestructuraciones de la deuda o prolongar “políticas macroeconómicas insostenibles”, una lista que se acomoda a la coyuntura de la Argentina.
“Esta asignación es una significativa inyección en el brazo para el mundo, y si se utiliza sabiamente, una oportunidad única para combatir esta crisis sin precedentes”, dijo Georgieva en un comunicado difundido por el Fondo.
“Los DEG son un recurso valioso y la decisión sobre cómo utilizarlos de la mejor manera descansa en nuestros países miembros. Para que los DEG se implementen para el máximo beneficio de los países miembros y la economía mundial, esas decisiones deben ser prudentes y estar bien informadas”, pidió Georgieva, quien abogó por utilizar los fondos con sabiduría y prudencia.
El Gobierno tiene previsto utilizar el giro, que ingresó en las reservas del Banco Central, para comprar tiempo. El ministro de Economía, Martín Guzmán, prevé destinarlos al pago de los vencimientos que tiene la Argentina con el Fondo el mes próximo y en diciembre, que suman alrededor de 3900 millones de dólares. Eso le permitiría estirar la negociación actual para refinanciar el préstamo que tomó Mauricio Macri más allá de las elecciones legislativas, hasta el año próximo, un objetivo del Frente de Todos –más allá de que el Gobierno nunca lo admitió por completo– que en Washington tienen en claro desde principios de este año.
El FMI difundió una nota para asistir y asesorar a los países miembros sobre el uso de los fondos. Cada país podrá hacer uso “incondicional” de los recursos que giró el FMI, pero el organismo de todos modos dejó recomendaciones, algunas de las cuales se ajustan con bastante precisión a la Argentina.
El Fondo dijo que el dinero debería ser utilizado, primero y principal, para combatir la pandemia en los países que todavía están muy golpeados por la crisis. A medida que los países salen de la “fase de emergencia”, la recomendación es apoyar “una recuperación resiliente, inclusiva y sostenible”, un destino que de hecho el cristinismo quería darle a los recursos.
Pero el FMI también dijo que si un país tiene una “posición de reservas precaria”, tal como es el caso de la Argentina, “reconstruir los colchones de reservas sería crítico”, indica el documento del organismo. A la vez, el Fondo dijo que cualquier uso de las reservas debe diseñarse “para preservar la sostenibilidad macroeconómica, incluida la sostenibilidad monetaria y externa”.
El organismo además advirtió sobre un riesgo. “Los países receptores podrían retrasar las reformas y los ajustes macroeconómicos necesarios o utilizar los DEG sin considerar plenamente los posibles costos y riesgos”, indica el documento. “Los miembros no deben utilizar DEG para mantener políticas insostenibles. Hacerlo puede generar costos, incluso al socavar la capacidad de los miembros para garantizar un acceso adecuado a la financiación futura”, agregó.
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