"Yo no soy un dirigente sindical, estoy totalmente alejado de eso", dijo uno de los funcionarios desplazados por Macri

Poco después del único discurso que hubo ayer en el acto de la CGT, el presidente Mauricio Macri tomó una decisión puertas adentro de su Gobierno. El superintendente de Servicios de Salud, Luis Alberto Scervino fue uno de los que abandonó el cargo, sindicado como un funcionario funcional a los intereses de los gremios.

"Yo no soy un dirigente sindical; soy un técnico. A mií no me puso [José Luis] Ligieri, me puso el ministro de Salud y estoy satisfecho con el trabajo que hice", dijo a LA NACION el ahora superintendente.

La primera lectura que se hizo sobre su desplazamiento tiene que ver con el manejo del millonario Fondo Solidario de Redistribución, que básicamente se encarga de reintegrar a las 300 obras sociales sindicales el dinero que destinan a tratamientos de alta complejidad o medicamentos costosos. La llamada "caja disciplinadora de los sindicatos" se repartió este tiempo que lleva Cambiemos en el poder de otra manera muy distinta a lo que fue durante el kirchnerismo. De hecho, se acordó pagar deudas que arrastraba la anterior administración.

"Nosotros estamos muy conformes con lo que hicimos. De hecho, publicamos todo lo que pagamos en Internet", dijo Scervino. Según lo que publicó una investigación en base a esos documentos que realizó LN Data, la obra social del líder mercantil Armando Cavalieri (Osecac) apareció en el primer trimestre del año como la principal receptora de esos fondos, con $ 689 millones. La seguía entonce, con $ 677 millones, la Unión Personal, la prestadora de los estatales de UPCN y la obra social de la Uocra (Construcción) que lidera Gerardo Martínez, con $ 455 millones.

Scervino explicó que el sesgo en la cantidad de dinero que recibe una y otra tiene que ver con la cantidad de afiliados y con el tipo de prestaciones que cada una brinda. "Por ejemplo, el Estado es el empleador más importante en cantidad de prestaciones con alguna discapacidad. Y eso suna en algunos gremios", dijo y acló que la distribución responde, en términos generales, a la regla de a mayor cantidad de afiliados, mayor cantidad de gastos.

"Pero le repito: yo no soy un dirigente sindical, estoy totalmente alejado de eso. Yo defiendo a la seguridad social, y si no pago a las obras sociales, los prestadores no cobras y los que sufren son los afiliados", finalizó.

El presidente nombró a Scervino en la Superintendencia de Servicios de Salud en el inicio de su gestión en diciembre de 2015, de la mano de José Luis Lingeri, titular del gremio de Obras Sanitarias y funcionario de distintos gobiernos, incluidos los de Carlos Menem y el de Néstor Kirchner , siempre en organismos vinculados a las obras sociales. Scervino, a su vez, era el director de la obra social de Obras Sanitarias.

"Me resulta un poco incomprensible porque hace 15 meses que asumí y mi rol es técnico, yo no soy ni dirigente político, ni dirigente sindical, tengo 40 años de médico y la mitad de mi carrera me dediqué al estudio de la seguridad social", expresó Scervino, quien negó ser "militante sindical".

"En lo personal me voy muy satisfecho con mi labor, pude llevar adelante proyectos inéditos y recuperamos el Fondo que el gobierno anterior mantenía fuera del alcance de los afiliados. Vine a ponerme la camiseta de nadie, mi único interés pasa por la seguridad social", aseguró Scervino en declaraciones radiales.

Consultado acerca de las versiones respecto del desplazamiento también del secretario de Trabajo Ezequiel Sabor, Scervino se abstuvo de brindar alguna precisión: "Desconozco si es el mismo caso que el mío. No estoy al tanto de las problemáticas de Trabajo".

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