Laguna Vitel, chacras en Chascomús
Cuatro hermanos encararon ese proyecto de viviendas de fines de semana o permanentes
Los cuatro hermanos Bayá quisieron aprovechar la buena relación que los une y la búsqueda permanente de la calidad como pilares para emprender el proyecto de Laguna Vitel: un barrio de chacras en Chascomús, a una hora y quince minutos del Obelisco, al sur de la Capital Federal.
"Comenzamos en 1998 con una inversión propia que consistió en la compra de un campo de 320 hectáreas. En los primeros seis meses nos dedicamos a desarrollar el proyecto urbanístico, es decir, a definir la cantidad de lotes, de espacios comunes", comentó a LA NACION Federico Bayá, de 30 años, que trabaja en el departamento de desarrollo comercial de una empresa farmacéutica.
Les interesó la posibilidad de invertir en la zona sur debido a que la norte -sobre todo Pilar- ya cuenta con una oferta abundante: "Hicimos un análisis que comprendió el producto y el mercado que había para desarrollarlo. Y la zona de Chascomús surgió como nicho", explicó Patricio, de 34 años, que también se desempeña en la industria farmacéutica.
Un equipo sólido
Baybros es el nombre de fantasía que reúne a los cuatro hermanos como sociedad anónima a partir del emprendimiento de Laguna Vitel.
El espíritu de equipo está presente en forma constante y es el resultado de la intención que tuvieron, desde un principio, de conformar un grupo interdisciplinario aprovechando la experiencia adquirida por cada uno en su ámbito profesional. El tercer hermano varón, Gonzalo, de 31 años, es director creativo de publicidad.
"Ante todo -sostuvo Patricio- nos motivó el deseo personal de impulsar un producto distinto, incluso en el sentido de ser confiables como inversores, teniendo en cuenta los riesgos que supone toda inversión."
El nombre de Laguna Vitel lo tomaron del espejo de agua de 1035 hectáreas que se conecta con la laguna de Chascomús. Ambas lagunas forman parte de un sistema conocido como Las Encadenadas.
"Nuestro campo tiene 5 km de desarrollo sobre la laguna y eso lo hace distinto. Este tipo de espacio siempre nos gustó como usuarios, ya que la vida en ambientes naturales ofrece otra calidad", expresó la única mujer del grupo de hermanos, Carolina, que tiene 35 años y es fotógrafa.
De hecho, varios de los fines de semana de Federico transcurren en la casa que está construyendo en el terreno que adquirió para él. La zona de Chascomús, comentan los Bayá, también tiene para ellos una connotación afectiva y familiar muy fuerte, ya que siempre estuvieron ligados al campo.
La importancia que estos hermanos otorgan a la calidad en todo lo que emprenden, en el caso de Laguna Vitel se materializó, entre otros puntos, en la decisión de destinar varios lotes comercializables a espacios verdes comunes.
"Nuestra idea es generar confort, pero sin que haga olvidar que se está en el campo; nos interesa mantener lo autóctono", subrayó Carolina.
Calidad y vida
De los 138 lotes, ya fue vendido el 40 por ciento. "El perfil del comprador es muy variado, desde personas que quieren el espacio para construir un lugar de residencia permanente hasta familias que lo piensan como ámbito sólo para los fines de semana", agregó Patricio.
Ninguno de ellos es inmune a los avatares económicos del país. Un importante porcentaje de la inversión total que demandó la iniciativa provino del aporte particular de cada uno. "Este año está siendo mucho mejor que el último. En 2000 se sintió mucho cierta retracción, más que nada por una cuestión de precaución de la gente ante la situación económica inestable, pero por suerte en éste ya hemos vendido más de lo que esperábamos", dijo Patricio.
Dispuestos a seguir desarrollando nuevos proyectos, los hermanos Bayá ya concretaron la compra de un segundo campo en la misma zona, cuyo objetivo comercial aún no está definido. "Somos realistas respecto del momento económico actual del país, pero también optimistas", concluyó Federico.