La zona euro comienza el año con el pie derecho
La recuperación económica de la zona euro y el declive de otros destinos de inversión han impulsado las compras de los bonos soberanos de la región.
Hasta hace poco, la lista de problemas del bloque ahuyentaba a los inversionistas. Los gobiernos gastaron miles de millones de euros para apuntalar sus economías y los costos de endeudamiento se dispararon hasta alcanzar niveles agobiantes.
Hoy, sin embargo, la economía parece haberse estabilizado y los inversionistas, atraídos por los retornos aún relativamente altos de la deuda de países de la zona euro, están volviendo en tropel.
La semana pasada, la demanda de los inversionistas contribuyó a la caída de los costos de endeudamiento de algunos de los países más afectados a mínimos que no se registraban desde antes de la crisis financiera.
Gobiernos como el de España —e incluso uno de los bancos que nacionalizó, Bankia SA— emitieron deuda a ávidos compradores. El lunes, Italia subastó bonos a tres años con el rendimiento más bajo que ha pagado desde el nacimiento del euro.
Es el resultado de una combinación de factores. Los analistas dicen que los fondos que solían invertir en renta fija de mercados emergentes han empezado a mirar hacia Europa ahora que el mundo en desarrollo parece pisar terreno menos firme. Asimismo, entidades locales, en especial bancos, han acelerado las compras de deuda después de un período de calma a fines del año pasado. Todo esto ha contribuido a un frenético comienzo de año, especialmente en los países de la periferia de la zona euro, o las naciones con problemas financieros que han sido el talón de Aquiles del bloque.
"Hay un cierto grado de confianza en el mercado en que las economías periféricas continuarán creciendo", afirma Jon Jonsson, gestor de portafolio sénior de Neuberger Berman, que administra unos US$227.000 en activos. "Nos hemos alejado más del riesgo de una recesión y de la desintegración del euro", agrega. Jonsson señala que duplicó a 10% la exposición de su fondo a la deuda de países de la periferia del bloque hacia finales del año pasado.
El aumento de la demanda ha dado lugar a una ola de nuevas emisiones. Irlanda, que se vio forzada a solicitar préstamos de emergencia a fines de 2010 en medio del colapso de su sistema bancario, vendió 3.750 millones de euros (US$5.130 millones) en bonos a 10 años el martes de la semana pasada, su primera transacción desde que salió del programa de rescate en diciembre. Los inversionistas colocaron pedidos por 14.000 millones de euros, lo que permitió al gobierno ofrecer una tasa de interés de apenas 3,543%. Los rendimientos y los precios de los bonos se mueven en direcciones opuestas.
Dos días más tarde, Portugal, que pidió ayuda financiera en 2011, atrajo 11.000 millones en pedidos en una emisión que añadió 3.250 millones de euros a un bono existente que vence en cinco años. Obtuvo un rendimiento de 4,657%.
España, otro país cuyo vapuleado sector bancario amenazó con destruir las finanzas del Estado, consiguió la semana pasada sus costos de endeudamiento a cinco años más bajos desde que ingresó al bloque. El rendimiento máximo fue de apenas 2,411%, o cerca de 0,2 puntos porcentuales por debajo de su menor marca previa en la era del euro.
Grecia, uno de los países con mayores problemas, todavía está lejos de emitir nuevos bonos, pero las tasas de interés de su deuda a 10 años en el mercado secundario rondan 8%, frente a más de 10% a mediados de 2013.
Analistas e inversionistas atribuyen el auge a la demanda de bancos de las economías más débiles de la zona euro. Muchos parecen haber vendido deuda soberana de sus respectivos países en diciembre para tomar ganancias tras un año estelar para esos bonos. Algunos bancos también podrían haber estado esperando deshacerse de esos activos antes de una crucial evaluación de su solidez financiera que tendrá lugar este año. El análisis se basará en cómo se encontraban sus balances al final de 2013.
Ben Edwards y Tommy Stubbington
The Wall Street Journal