La Web puede aportar muy buenas ideas para las compañías
Algunos ejemplos de firmas que lograron, a través de plataformas abiertas y colaborativas, aprovechar la valiosa inteligencia colectiva
El pensador canadiense Marshall McLuhan afirmaba que cada vez que aparece un nuevo medio de comunicación se produce un salto de conciencia en la humanidad, porque la mente debe expandirse para abarcar las complejas estructuras de comunicación que vamos desarrollando.
La Web irrumpe como un nuevo medio y también como un nuevo sistema organizacional fundado en la participación activa de los usuarios. Nos lleva de un esquema de pensamiento lineal y unidireccional, regido por relaciones de causa y efecto, a otro descentralizado, interdependiente y multidireccional. Y esta mudanza supone a su vez el pasaje de una lógica de relaciones competitivas y excluyentes a otra de vínculos colaborativos e inclusivos.
Las tecnologías 2.0 nos dan además la posibilidad de colaborar en su producción: pasamos de ser meros consumidores de información a productores o, incluso, administradores.
Cualquiera puede participar sustrayendo o aportando a un activo común. La capacidad de autoorganización de la red a través de herramientas de selección, participación y ranking define luego la construcción y legitimidad de ese conocimiento colectivo.
El lenguaje y la lógica de la red favorecen la adopción de hábitos participativos y colaborativos que están dando lugar a una nueva cultura, impulsada por personas comprometidas e interesadas en compartir sus conocimientos.
La consecuencia más valiosa es la organización de commons, un recurso compartido por un grupo de personas que surge cuando una determinada comunidad decide gestionar un recurso de una manera colectiva, con especial consideración al acceso equitativo, compartido y sustentable.
Esta estructura social que ha vivido durante largo tiempo a la sombra de nuestra cultura de mercado, en el marco de la cultura colaborativa que fomenta la red, puede convertirse en una poderosa herramienta de gestión de conocimiento para las organizaciones, empresas y la sociedad en general. En el caso de las empresas tienen la oportunidad de crear sus propios commons de conocimiento o KPR (Knowledge Pool Resources), sistemas de conocimientos comunes.
Los KPR son reservorios cognitivos de innovación y creatividad construidos colectivamente por los aportes y la participación de sus comunidades de públicos interesados (stakeholders). Son posibles por la interconectividad que ofrece la red, pero se cimientan en el compromiso, la colaboración y la construcción colectiva de la comunidad. En tanto commons de conocimiento que se acumula y ofrece, el KPR deviene en un capital social disponible para todos.
Los KPR se asocian a la creación dinámica de conocimiento porque evolucionan gracias al aporte de la comunidad de personas, identificadas con intereses comunes y convocantes, que crean y nutren el conocimiento compartido. La actividad de los participantes promueve la circulación de ideas, interrogantes, debates y conclusiones, que expanden la trama de mentes interconectadas atrayendo a otras.
Existen varios casos de creación de KPR en empresas:
- Unilever creó Sustainable Living Lab, un debate online con el propósito de encontrar ideas para ayudar a la empresa a alcanzar sus objetivos de sustentabilidad para 2020. El laboratorio interactivo estuvo abierto las 24 horas y se registraron 2200 líderes y expertos en sustentabilidad de 77 países que interactuaron con más de 100 directivos de Unilever. El debate contó con más de 3900 aportes.
- Telefónica de Argentina puso a 9000 colaboradores en red y apeló a la inteligencia colectiva de los miembros de su plantel para que sugirieran y marcaran en un mapa los lugares donde instalar nuevas torres para mejorar el servicio de comunicación móvil. Los resultados fueron asombrosos: en pocos días tuvieron más de un centenar de ubicaciones posibles.
- Dell recibió más de 17.000 ideas de innovación de productos en IdeaStorm, el espacio colaborativo que creó en la Web.
Para aprovechar esta gran oportunidad, la empresa necesita desarrollar e implementar plataformas abiertas y colaborativas, dotadas de herramientas que promuevan y faciliten la interacción. Sólo así podrá crear una corteza de mentes interconectadas que utiliza todos los recursos tecnológicos disponibles para potenciar la velocidad y eficiencia de la innovación y creación de conocimiento.
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