La vida como carrera de obstáculos: cuatro historias de superación
Un ex rugbier, un piloto de Malvinas, una sobreviviente de un tsunami y un emprendedor contaron su vida en un encuentro de Glue y Quan
Alexis Padovani: más allá de los impedimentos
Fue una jugada del destino. Era rugbier y fue convocado para participar de un partido a beneficio de lesionados medulares en el rugby. Pero, durante el evento, quedó con una lesión que lo dejó en silla de ruedas. Entonces, sólo tenía 20 años.
Hoy, 17 años después, tiene kilómetros recorridos lejos de la lástima por sí mismo. Es autor del libro El mundo por segunda vez y próximamente planea cruzar, con amigos, la cordillera de los Andes en bicicleta. "El maestro espiritual indio Ravi Shankar dijo que sucede lo que conviene. Para mí sucede lo que sucede. Si conviene o no, depende de nosotros."
Después de la lesión, "imaginé dos escenarios, o me quedaba amargado, o buscaba ser lo más independiente posible", dijo. Entonces tomó una decisión: irse a Bariloche a vivir con un amigo, con quien puso un bar mientras seguía con la rehabilitación, e intentar, una vez que su amigo se fue a vivir a otro lado, rebuscárselas solo. Lo logró.
Su historia no tiene fin. Hoy trabaja en el Fleni, donde ayuda en las primeras etapas a quienes tienen un cuadro parecido al suyo, hace esquí adaptado, integra una banda de música con su hermano y se plantea nuevos desafíos.
Luis Puga: la fuerza que todos tenemos adentro
Esta historia es la de uno de los héroes de la Guerra de Malvinas, uno de los pilotos que hicieron temblar a la potencia inglesa. Pero el 24 de mayo de 1982 un misil norteamericano lanzado por un avión británico partió su propio avión y no tuvo más remedio que eyectarse. Después de ocho horas en las aguas heladas del Atlántico, llegó a tierra firme para remediar algo que consideraba un error tremendo: le había encargado a su hijo de seis años, antes de partir a Malvinas, que sea "el hombre de la casa". Una mochila de plomo para un chico.
"Cuando entré a la escuela de aviación pensaba en volar al estilo Top Gun. Me preparé para que la guerra no viniera... y llegó la guerra", dijo ante el auditorio.
En caso de la emergencia recomienda "parar y pensar. Porque si no, la próxima acción puede ser la última", explicó. Desde tierra, lo buscaron pero no lo encontraron. Pero él sabía que lo estaban buscando, y eso le dio ánimos para no claudicar.
Para Puga, hay que trabajar cuatro pilares para superar una crisis: actitud, aptitud, entrenamiento y formación. También confiar en uno mismo y en el equipo. Y ser optimista aun en el peor de los escenarios.
Claudia Tangarife Castillo: Un tsunami y una transformación
Unas vacaciones idílicas en Tailandia con uno de sus hijos se convirtieron en una pesadilla cuando un tsunami arrasó con todo lo que había a su alrededor.
Era el año 2004 y Claudia era una ejecutiva colombiana que no tenía demasiado tiempo para ella misma ni para sus afectos. "Yo era controladora, perfeccionista e impaciente. Hoy soy alegre, humilde, apasionada y estoy en paz", comunicó a la audiencia.
Después de la ola gigante, una mala decisión casi la lleva a perder a su hijo: volvieron a buscar las valijas. Para ella, fue ése el símbolo de su transformación: soltar las valijas, el peso de las cosas que llevamos a cuestas, como los rencores, por ejemplo.
"Me pregunto qué estamos esperando para demostrar, aquí y ahora, a familiares y amigos del trabajo, que los reconocemos. La vida es muy frágil y cualquier cosa puede pasar."
Claudia se convirtió en coach organizacional después de esta experiencia. En la misma semana estuvo en el encuentro de Human Camp y en el de Glue con su historia de superación, donde cuenta que sintió que encontró finalmente un propósito para su vida, y que "no se trata de competir sino de cooperar".
Gastón Frydlewski: él no siempre está, pero hay que ganarle
Tenía una buena idea, pero no era suficiente. Odiaba atarse los cordones y decidió reinventarlos. Así nació Hickies, un emprendimiento que hoy es tremendamente exitoso, pero que costó un esfuerzo enorme llevarlo adelante.
"Si fuese una buena idea, alguien ya lo habría hecho"; "¡ah no!, sos un delirante", le dijeron sus parientes más cercanos cuando se animó a contarles lo que pensaba hacer. No fueron los únicos. Sin embargo, las bandas elásticas que reemplazan a los cordones se venden hoy en 34 países.
"Aprendí en la etapa del desarrollo de la idea que es fácil irrumpir en una industria madura porque todos miran lo que hace la competencia, y nadie lo que necesita el consumidor", explicó.
De los cuatro oradores, fue el único que no tuvo una historia personal durísima, que tocó a su propio físico. Sin embargo, se trata también de un camino sinuoso por el que transitó con la idea de que le iba a ir bien. Buscó financiamiento, tocó muchísimas puertas, para lograrlo finalmente a través del crowdfunding, pequeños inversores en la Red que le tienen fe a una idea. Estuvo 3 años desarrollando el material necesario y cuando hizo la primera preventa, colocó 10.000 packs.