La UE combate la crisis económica con más zanahorias y menos garrotes
BRUSELAS—La respuesta de la zona euro a la crisis de la deuda atraviesa por una revolución silenciosa. El bloque ha mode-rado su política de austeridad presupuestaria que no ha conseguido aliviar los nervios de los inversionistas acerca de los países más débiles.
Las autoridades de la zona euro han presionado durante los últimos tres años a los países en aprietos para que implementen severos recortes presupuestarios en un intento por reducir los déficits fiscales e impedir que soliciten rescates.
La estrategia, sin embargo, no ha funcionado como estaba previsto. Los déficits son significativamente mayores de lo esperado y los recortes del gasto han agravado el desempleo y dejado a la zona euro al borde de una segunda recesión en cuatro años.
Irlanda y Portugal siguieron el ejemplo de Grecia y solicitaron rescates, aunque Grecia ya volvió a hacerlo y seguramente necesitará más ayuda. España ha pedido asistencia para la banca y el gobierno también se inclina a buscar ayuda financiera.
Ahora, el bloque parece estar reconsiderando su estrategia. Hay más simpatía hacia el argumento de que los gobiernos no deberían ser castigados por el deterioro de la economía, que reduce la recaudación de impuestos, aumenta el gasto social y dificulta la obtención de las metas de déficit.
La necesidad política ha impulsado parte del cambio. Los recortes amenazan con ahondar la recesión que experimentan las economías de la periferia de la zona euro y socavar la influencia de cualquier gobierno para llevar adelante los planes de austeridad.
No obstante, los analistas resaltan que parece que hay una creciente conciencia de que los mercados financieros están más que dispuestos a dar a estos gobiernos más tiempo para reducir sus déficits fiscales, siempre y cuando aprueben reformas consideradas necesarias para reactivar el crecimiento económico.
"El deseo de los inversionistas es que [los países] realicen un ajuste fiscal, pero a un ritmo que no sofoque el crecimiento por completo", sostiene Phil Apel, director de estrategia de tasas de interés de Henderson Global Investors, uno de los mayores gestores de inversión de Europa.
La primera señal del nuevo enfoque tuvo lugar a principios de año, cuando España recibió un año adicional, hasta 2014, para reducir su déficit fiscal a menos de 3% de su Producto Interno Bruto (PIB), el límite especificado en las normas de la UE. A su vez, un funcionario de la zona euro dijo que no es probable que el bloque solicite nuevos recortes en el presupuesto de España en el caso de que el país pida un paquete de rescate. Es más factible que las condiciones incluyan más ‘reformas estructurales’, incluyendo la del esclerótico mercado laboral, que ha contribuido para que España tenga la mayor tasa de desempleo de Europa.
La semana pasada, la UE y el Fondo Monetario Internacional permitieron a Portugal registrar un déficit de 5% del PIB para este año, en lugar del 4,5% previsto en un principio, debido a la caída de los ingresos tributarios y a una recesión que se espera que continúe el próximo año.
El caso más polémico, como es usual, será el de Grecia.
La recesión ha sido mucho peor de lo proyectado en febrero, cuando el gobierno y sus acreedores internacionales acordaron un segundo rescate. El gobierno solicita ahora más tiempo para reducir su déficit, algo que algunos países de la zona euro están dispuestos a permitir, siempre que el país profundice las reformas de sus mercados laboral y de productos y servicios.