La tarea pendiente de la Fed: la baja tasa de participación laboral en EE.UU.
La economía estadounidense, que finalmente parece saludable tras registrar 50 meses consecutivos de mejoras en el empleo y el trimestre de mayor crecimiento en 11 años, está fallando en un área clave: no está atrayendo a los millones de personas que se retiraron del mercado laboral durante la recesión. Es un tema que preocupa a muchos economistas.
La presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, monitorea el porcentaje de personas que trabajan o buscan empleo como un indicador de la capacidad ociosa del mercado laboral. La economista ha mencionado la baja tasa de participación en la fuerza laboral para justificar el prolongado programa de flexibilización monetaria destinado a estimular la economía e impulsar los sueldos.
Se suponía que una economía más boyante y una recuperación del empleo atraerían a los que están al margen. No obstante, la probabilidad de que un trabajador vuelva a la fuerza laboral sigue en baja. Durante los últimos tres años, un promedio de 6,8% de los que estaban cesantes encontraron un trabajo o empezaron a buscar uno. Eso constituye el ritmo más bajo registrado desde 1990 y una caída frente a 8% en 2010.
Por lo tanto, pese a que el mercado laboral se ha fortalecido, la probabilidad de que un desocupado regrese a la fuerza laboral ha disminuido.
"Para nuestra decepción, no hemos visto que los flujos se muevan de una forma que indique que estamos en el umbral de un gran aumento en la participación", reconoce Mike Feroli, economista jefe de EE.UU. en J.P. Morgan Chase.
Cada mes, millones de trabajadores dejan el mercado laboral porque se jubilan, para cuidar de niños o padres mayores, para estudiar o simplemente porque se sienten desanimados. Otros millones de personas ingresan después de graduarse o porque encuentran puestos que los vuelven a atraer a la fuerza laboral.
Si una economía en crecimiento llevara a suficientes trabajadores a retornar, los ingresos podrían empezar a superar las salidas. Hasta hora, sin embargo, esto no ha sucedido.
En diciembre de 2007, el mes en el que empezó oficialmente la recesión en EE.UU., 66% de la población en edad productiva tenía un empleo o estaba buscando uno. Esa cuota cayó durante la recesión y ha continuado declinando desde entonces. En septiembre de este año, la participación descendió a 62,7%, el nivel más bajo desde 1978, y se ha mantenido sin grandes cambios.
Parte de la caída era de esperarse debido a que la generación de la postguerra, que nació entre 1946 y principios de los años 60, comenzó a cumplir 60 años y a jubilarse a mediados de la década pasada. Pocos jubilados vuelven a trabajar. Alrededor de 18% de los que tienen más de 65 años está en la fuerza laboral.
La menor participación de esta generación no es la única razón detrás del descenso. Otra explicación podría ser que las per-sonas que dejan la fuerza laboral en medio de una economía débil no son fáciles de atraer nuevamente. La gente encuentra otras formas de arreglárselas, incluso precariamente, apoyándose en amigos y familiares, pidiendo prestaciones por discapacidad o jubilándose antes de tiempo.
"Uno puede irse por razones económicas, pero no significa que va a volver por razones económicas", explica Feroli.
Determinar la causa y hallar soluciones a la deprimida participación tiene implicaciones importantes. El tamaño de la fuerza laboral es un determinante clave de lo rápido que puede crecer la economía. Una fuerza laboral más pequeña representa un lastre para la expansión. Debido a que menos trabajadores pagan impuestos, el panorama fiscal es más complicado. A fines de los años 90, la última vez que EE.UU. registró superávits presupuestarios, la tasa de participación era casi cinco puntos porcentuales más alta que en la actualidad.
En años recientes, los funcionarios de la Fed habían mencionado la contracción de la fuerza laboral como evidencia de capaci-dad ociosa en la economía. La tasa de desempleo tradicional cuenta sólo a aquellos que buscan activamente un trabajo; los que dejan de buscar por completo no son contabilizados. El banco central estadounidense mantuvo sus programas de estímulo atribuyendo su decisión a la creencia de que la tasa de desempleo, pese a mostrar una caída, subestimaba la debili-dad real de la economía.
Por ejemplo, en marzo de 2013, cuando el desempleo era de 7,7%, el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, manifestó que los trabajadores desanimados volverían. "A medida que la economía se fortalece, el mercado laboral se fortalece", aseveró.
Desde entonces, la tasa de desempleo ha caído en casi dos puntos porcentuales conforme la economía añadió 4,4 millones de puestos de trabajo. El ánimo de los consumidores ha subido a su nivel más alto en casi ocho años. El ingreso de personas a la fuerza laboral, sin embargo, ha caído.
La explicación de la Fed de que los que se marcharon volverán está "perdiendo un poco de fuerza porque la participación simplemente no está subiendo", dice Joseph LaVorgna, economista jefe de EE.UU. en Deutsche Bank.
Si el desempleo sigue bajando y los trabajadores de medio tiempo que desean un empleo de tiempo completo lo encuentran, entonces el mercado laboral estaría lo más cerca posible de la recuperación que puede lograr la Fed.
El próximo año podría proporcionar otra prueba para la visión del banco central estadounidense. Tal vez sólo un verdadero auge pueda reanimar la fuerza laboral. La estimación promedio de los economistas según una encuesta de The Wall Street Journal indica que el desempleo caerá a 5,3% para fines de 2015. Los precios de la gasolina han bajado bruscamente desde el año pasado, lo que ha ayudado a reducir los gastos mensuales de muchos consumidores.
"Se están dando las cosas para un impulso en la economía que realmente ha faltado", señala Laura Rosner, economista de EE.UU. en BNP Paribas. "¿Es algo que los hogares en general van a notar? ¿Va a volver a atraer a los que se fueron del mercado laboral?... Este tipo de punto de inflexión probablemente sucederá cuando veamos esto".