La sobreinversión de Beijing muestra las fallas de su modelo económico
CAOFEIDIAN, China—Un indicador de la actividad manufacturera cayó en julio a un mínimo de 11 meses, alimentando las preocupaciones sobre la salud de la economía del país. Un proyecto de US$91.000 millones, agobiado por deudas y promesas rotas, ha puesto en evidencia las fallas del otrora admirado modelo de crecimiento chino.
La siderúrgica, ubicada en el corazón de Caofeidian, en las afueras de la ciudad de Tangshan, unos 225 kilómetros de Beijing, está perdiendo dinero.
Cerca de allí, un complejo empresarial que debía completarse en 2010 es todavía una masa de marcos de acero y edificios sin terminar. Las obras en un proyecto residencial fueron detenidas la Navidad pasada después de que los trabajadores completaran las estructuras de concreto. Incluso hay un Puente a Ninguna Parte: una calzada de seis carriles abandonada después de que se levantaran apenas 10 bases de soporte.
"Sólo necesita mirar a su alrededor para ver cómo van las cosas", dijo Zhao Jianjun, un trabajador de una fábrica que no ha producido sus tubos de plástico reforzados con acero en meses.
Chen Gong, presidente de la junta de Beijing Anbound Information, un centro de estudios chino, señala que Caofeidian ilustra los defectos del modelo de crecimiento económico chino, en el que el gobierno se encarga de planear las inversiones y las compañías deben seguir el camino trazado, independientemente de cuáles sean las condiciones de mercado. Los gobiernos locales chinos están "motivados por la consecución ciega del Producto Interno Bruto", dijo Chen.
La última señal de alarma sonó ayer cuando el Índice de Gerentes de Compras de HSBC, una encuesta de la industria manufacturera, mostró una caída a 47,7 en julio frente a una lectura de 48,2 en junio. Un resultado por debajo de 50 indica una contracción.
Los analistas calculan que la segunda economía del mundo se desacelere durante el resto de 2013 y no mejore mucho durante el próximo año. Sin embargo, el gobierno aún se aferra a su meta de crecimiento de 7,5% del PIB para 2013, frente a una expansión de 7,8% el año pasado y 9,3% en 2011.
El premier chino Li Keqiang ha dicho que presionaría para que el crecimiento del PIB no se desacelere mucho este año. Pero Li repetidamente ha descartado un plan de estímulo y ha dicho que China necesita transformar su modelo económico para que dependa menos de la inversión gubernamental y más en el consumo interno y el sector de servicios.
Los líderes chinos recurrieron a las inversiones alimentadas por crédito para impulsar la expansión después de que la demanda por exportaciones cayera como consecuencia de la crisis. La porción de las inversiones en el PIB subió de 41,6% en 2007 a 48,1% en 2012, a medida que los gobiernos locales construyeron vías y aeropuertos, los urbanizadores levantaron torres de apartamentos de lujo y las empresas estatales expandieron sus fábricas.
Esa actividad sin duda impulsó el crecimiento, pero al tratar de apurar lo que normalmente sería una década de crecimiento en un par de años, China adelantó el fin de su era de expansión meteórica. Muchos proyectos eran redundantes, opinan los economistas, lo que finalmente causó una sobreoferta en todo, desde las viviendas hasta acero, cemento y equipos de energía solar.
Desde principios de los 90, el retorno sobre la inversión ha caído cerca de un tercio, según el Fondo Monetario Internacional. El país sobreinvierte a una tasa de 10% de su PIB, calcula el fondo. Y ahora, cada yuan prestado en China produce apenas un tercio del valor en crecimiento económico de lo que hacía en 2009, según Fitch Ratings Inc. "El milagro económico chino no parece tan extraordinario cuando se ve cómo ha explotado el crédito", asegura Charlene Chu, directora de Fitch en Beijing.
Las consecuencias del programa de estímulo previo pueden verse en todas partes, desde los llamados "pueblos fantasma" de grandes proyectos de vivienda abandonados en las afueras de varias ciudades chinas a fábricas y obras de infraestructura sin terminar.
GK Dragonomics, una firma de investigación de Beijing, dijo que buena parte de la inversión china en vivienda desde 2008 ha estado dirigida a las ciudades más pequeñas, donde el crecimiento de la población está bajando y no hacia las grandes ciudades donde la población está aumentando. El resultado es una escasez de vivienda en Beijing, Shanghai y otras grandes ciudades, lo que eleva los precios, a la vez que hay una sobreoferta en otros cientos de ciudades.
Zhang Danping, vocero del gobierno de Caofeidian, dijo que aunque algunos proyectos fueron detenidos durante el invierno, todos han sido retomados; una afirmación que los trabajadores del lugar no parecen compartir.
Incrementar los préstamos para pagar por más inversión, el remedio tradicional de Beijing para alimentar el crecimiento, ya no funciona más, aseguran los economistas.
—Liyan Qi contribuyó a este artículo.