La restricción del crédito frenaría aun más el crecimiento de China
BEIJING—China está tomando medidas para reducir la abundancia de crédito que podría desembocar en una ola de préstamos impagos y bancarrotas, pero con ello también amenaza frenar el ritmo de crecimiento de la segunda mayor economía del mundo.
El total de financiación social —la medida más amplia del crédito de China— cayó casi un tercio a 1,19 billones de yuanes (US$194.000 millones) en mayo frente a abril, el segundo declive mensual sustancial, señaló el domingo el Banco Popular de China.
Los nuevos préstamos bancarios, un subgrupo de la financiación social, también cayeron significativamente en los últimos dos meses. El viernes, el banco central advirtió que los prféstamos no convencionales (que configuran el denominado sistema bancario paralelo) están creando riesgos cada vez mayores para el sistema financiero.
Pero ponerle freno al crédito crea a su vez un mayor riesgo de desaceleración del crecimiento, conforme las empresas, los proyectos de infraestructura del gobierno y las promotoras inmobiliarias pasan apuros para encontrar financiación. De hecho, una serie de datos de mayo sugieren que este trimestre podría ser el segundo lapso consecutivo de expansión decepcionante, y muchos economistas han rebajado sus proyecciones para el crecimiento de este año.
Un auge en el consumo impulsado por el crédito tras la crisis financiera de 2008 resucitó el crecimiento de China, pero agobió a los gobiernos y prestamistas locales con mucha deuda, generando preocupaciones sobre la salud del sistema financiero chino. Ahora, las autoridades afrontan un dilema: reducir el crédito para no agravar los problemas financieros probablemente disminuiría también el crecimiento económico.
Los efectos de una economía china en desaceleración se propagarían por todo el mundo, perjudicando a los productores de materias primas en América Latina y África, agricultores de Estados Unidos y fabricantes de maquinaria en Europa, entre otros, que cuentan con China como destino de sus exportaciones e inversiones.
El presidente chino, Xi Jinping, le dijo al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su reunión del fin de semana en California que estaba satisfecho con la expansión de 7,7% del Producto Interno Bruto de China en el primer trimestre, frente al año anterior, según el sitio web del gobierno central chino el domingo. Si bien sería una muestra de gran dinamismo para casi cualquier economía, este primer trimestre fue uno de los periodos de crecimiento más lentos de China desde la crisis financiera global de 2009.
Xi apuntó que este crecimiento era "bueno para reestructurar la economía y para mejorar su calidad y eficiencia", según el sitio web del gobierno.
Beijing busca reestructurar su economía para que dependa menos de las exportaciones e inversiones en infraestructura y más de la demanda interna. Pero ese cambio es difícil, ya que los consumidores son poco propensos a gastar más si sienten que la economía se está estancando.
Durante el fin de semana, China divulgó varias estadísticas que indican una reducción de la demanda interna, incluyendo un declive interanual de 0,3% en las importaciones de mayo y una caída de 2,9% en el índice de precios al productor. Los precios mayoristas han caído por 15 meses consecutivos, reflejo de un exceso de capacidad —o demanda insuficiente— en varias industrias.
Mientras tanto, la producción industrial de China creció 9,2% en mayo en comparación al mismo mes del año pasado, un poco por debajo del nivel de abril pero mucho menor que las tasas de expansión registradas en 2010 y 2011.
La producción de energía, un termómetro importante de la actividad industrial, subió 4,1% en mayo en comparación con un año antes, aunque bajó respecto al 6,2% de abril. La nuevas construcciones por área, una medida clave de la salud del mercado inmobiliario, aumentaron apenas 1% entre enero y mayo, frente al mismo periodo de 2012.
"Los indicadores principales se desaceleraron en todas las áreas", afirmó el economista Zhiwei Zhang, de Nomura, que prevé un crecimiento de 7,5% para el segundo trimestre en relación al año anterior y un declive continuo durante el resto del año.
Varios analistas sugieren que la persistencia de los resultados débiles podrían presionar a los líderes chinos a lanzar otra cam-paña de estímulo, aunque eso signifique aumentar el crédito que el gobierno ahora está intentando controlar.
Durante los últimos 10 años, China ha contado con los préstamos de sus bancos estatales y otras instituciones financieras para alimentar el crecimiento, especialmente los créditos para empresas inmobiliarias y gobiernos locales que construyen metros, carreteras, aeropuertos y otros proyectos de infraestructura. Pero desde la crisis financiera global, los retornos de esos préstamos disminuyeron y aumentaron los temores de que la financiación ahora va a muchos proyectos que no serán capaces de cumplir sus obligaciones financieras, lo que obligaría al gobierno a intervenir o dejar que las empresas quiebren.
—Richard Silk y Liyan Qi contribuyeron a este artículo