La reducción del déficit fiscal es un hecho, la pregunta es cuándo
Las razones que justifican la imposición de medidas de austeridad han sido cuestionadas.
El experimento más notorio en un país con su propia moneda y banco central dista de ser exitoso, al menos hoy en día: la economía de Reino Unido se ha contraído en cinco de los últimos 10 trimestres.
La Unión Europea ha bajado el tono a su compromiso con la austeridad por encima de todo, aunque sea para reconocer el peligro de atenerse a metas de déficit rígidas cuando las economías se contraen más rápido de lo previsto.
La Reserva Federal es cada vez más explícita cuando dice que la política de aumentos de impuestos y recortes de gastos en Estados Unidos está haciendo daño, en vez de ayudar. "El gasto de los hogares y la inversión fija de las empresas avanzaron, y el sector de la vivienda se ha fortalecido, pero la política fiscal está restringiendo el crecimiento económico", afirmó el comité de política de la Fed hace poco.
La idea de que las economías crecen de forma más lenta después de que la deuda cruza el límite de 90% del Producto Interno Bruto ha sido más que refutada por un estudiante de posgrado en EE.UU. que analizó las cifras del muy citado trabajo de dos economistas de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart.
Entonces, ¿todos los temores sobre las cargas de una creciente deuda no tenían fundamento?
No. Hay escasa evidencia que respalde la postura de que la austeridad es la respuesta. No obstante, en debates como estos, algunos se entretienen más enfocándose en los extremos o en caricaturas de los extremos. Las lecciones de los últimos años son más sutiles:
Depende del país. Los países que no tienen acceso a los mercados de deuda no tienen más opción que apretarse el cinturón. No pueden seguir endeudándose, aunque la penuria y el ritmo del ajuste pueden ser aliviados con ayuda de países vecinos o el Fondo Monetario Internacional.
En cambio, los países que pueden endeudarse a tasas de interés ultra bajas —aquellos "con suficiente margen fiscal", como los describen los líderes del Grupo de los 20 países industrializados y emergentes— tienen una alternativa. Pueden aplazar la reducción del déficit a corto plazo si deciden estimular la economía del país y la del mundo.
Depende del estado de la economía mundial. El desempleo está a niveles altos en casi todas partes; casi un cuarto de los jóvenes de entre 15 y 24 años del mundo no estudian ni trabajan. Si cada gobierno decidiera reducir su deuda ahora, el resultado sería un crecimiento incluso menor y más desocupación.
"Existe el riesgo de que un ajuste fiscal sincronizado en varias grandes economías pudiera tener un impacto negativo sobre la recuperación", dijeron los líderes del G-20 en su cumbre de Toronto en 2010, en que decidieron cambiar de rumbo —prematuramente, como se pudo apreciar— de estimular el crecimiento a reducir el déficit.
No es si se hace, sino cuándo. Según el debate actual, pareciera que hay sólo dos opciones: a) reducir el déficit ahora, afrontar las penurias y confiar en que el mañana será mejor; o b) endeudarse hoy para impulsar el crecimiento y no hacer nada respecto a futuros déficits.
Algunos abogan por tales políticas. Pero más allá del griterío, hay muchos que dicen que los grandes países que disponen de alternativas —entre ellos EE.UU. y Alemania— deberían hacer menos reducciones de déficit ahora y comprometerse seriamente a encargarse de eso en el futuro.
En EE.UU., la disputa entre el presidente Barack Obama y los republicanos en el Congreso ha llevado a una restricción del gasto y un aumento de los impuestos ahora, pero nada creíble sobre cómo controlar el gasto en jubilación y prestaciones de salud, los verdaderos motores del déficit.
De hecho, EE.UU. atraviesa una crisis económica, pero el tema no es el déficit, sino el desempleo. Hay casi 12 millones de personas sin trabajo y que están buscando uno, tres millones de ellos desde hace un año o más.
El Departamento del Tesoro toma prestado más de US$70.000 millones al mes a un interés de menos de 1,8% sobre sus bonos a 10 años, en parte porque la Fed ha estado comprando gran parte de la deuda. El déficit se está reduciendo a medida que la economía mejora lentamente.
El déficit, sin embargo, no se va a resolver por sí solo. Aumentará en unos años y la carga de deuda del gobierno se hará más pesada a menos que el Congreso y Obama tomen más medidas.
Nuestra era requiere autoridades y expertos con dos ojos: uno en el presente y otro en el futuro.