La producción local, en peligro a raíz de la credibilidad
Estamos delante de un nuevo episodio de enfermedad holandesa, pero no porque la Argentina haya descubierto un recurso no renovable exportable, sino por otras razones
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La Argentina es el reino de la exageración. Hasta hace pocos meses, Buenos Aires estaba invadida por uruguayos y Mendoza, por chilenos. A raíz de lo que está ocurriendo con el precio del dólar, por un lado, y con los precios internos y algunos salarios, por el otro, en cualquier momento los argentinos volvemos a Miami a resucitar el “deme dos″.
Quienes a raíz de esto pronostican –o recomiendan– un nuevo salto devaluatorio o el aumento del ritmo devaluatorio, probablemente no cuenten con diagnósticos acertados y menos aún con el proceso decisorio del Gobierno.
Porque cuando la brecha cambiaria no hace otra cosa que disminuir, el Banco Central no hace otra cosa que comprar reservas y la tasa de inflación continúa disminuyendo, ¿qué incentivos tiene el Poder Ejecutivo para “estropear” esto?
Estamos delante de un nuevo episodio de “enfermedad holandesa”, no porque la Argentina haya descubierto un recurso no renovable exportable, sino por la reversión de la dirección de los movimientos financieros que genera cierta recuperación de la credibilidad, y también la posibilidad de que vuelva a florecer la actividad privada en algunas provincias, porque puede volver a competir con los salarios públicos.
¿Cuál es el problema? Que la producción local se descoloca frente a las importaciones por malas razones. No tengo ningún problema con que una empresa se funda porque se tiene que fundir, pero sería una locura que una empresa se fundiera por cómo los jueces calculan las indemnizaciones laborales, los gobiernos municipales y provinciales gravan la actividad privada, o los camioneros impiden la entrada y salida de las mercaderías de las empresas con las cuales “negocian”.
Soy particularmente enfático por dos razones. Si la indebida descolocación de la producción local frente a la importada dependiera de un decreto, el presidente Milei ha dado muestras de la velocidad con la cual corrige. La recuperación de la credibilidad es un fenómeno real (por oposición a monetario), cuyos efectos no se modifican vía devaluación o aflojando en el plano fiscal. El otro motivo de preocupación tiene que ver con el hecho de que “el costo argentino” no depende tanto del Poder Ejecutivo Nacional, sino de autoridades subnacionales, sindicatos, etc.
Mejor sacar hoy el pie del acelerador para no tener que apretar el freno dentro de algún tiempo. La historia argentina es elocuente al respecto.
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