La prioridad de los bancos europeos es la seguridad
LONDRES—Los bancos europeos más importantes, respondiendo a nuevas regulaciones y reacios a otorgar préstamos, están guardando cantidades cada vez mayores de dinero en bancos centrales en todo el mundo, en una búsqueda colectiva de seguridad.
Los ocho grandes bancos europeos que han revelado sus resultados anuales en las últimas semanas reportaron mantener unos US$816.000 millones en efectivo y depósitos en diversos bancos centrales al 31 de diciembre, según cálculos de The Wall Street Journal. Eso representa un aumento de 50% frente a un año antes, cuando los mismos bancos tenían alrededor de US$543.000 millones.
La acumulación, que se produjo a lo largo del año pasado, representó una respuesta colectiva a las crecientes presiones sobre el sistema financiero europeo. Al guardar fondos en los bancos centrales de Europa, Estados Unidos y otros lugares, los bancos se aseguran de que su dinero está seguro. También calman a los reguladores que quieren garantizar que las entidades tendrán acceso fácil y expedito a fondos.
Pero la estrategia tiene una desventaja. Los bancos están depositando dinero en bancos centrales en lugar de prestárselo a individuos, empresas, o gobiernos, lo cual tiene el potencial de exacerbar una sequía de préstamos en toda Europa. Además, los bancos centrales pagan intereses insignificantes sobre los depósitos, lo cual reduce las ganancias de los bancos.
Las instituciones francesas estuvieron a la vanguardia de la tendencia. El año pasado, Société Générale SA más que triplicó la cantidad de dinero que colocó en bancos centrales en todo el mundo a 44.000 millones de euros (US$57.800 millones). Los depósitos de BNP Paribas SA aumentaron 74% a 58.000 millones de euros. Más de la mitad de los depósitos de BNP están guardados en la Reserva Federal de EE.UU., y el resto en el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y otros bancos centrales.
"Hemos enfrentado una enorme crisis en la segunda mitad del año pasado. Así que reaccionamos lo más rápido posible para colocarnos a resguardo", indicó la semana pasada el presidente ejecutivo de BNP, Jean-Laurent Bonnafe.
Además de BNP y Société Générale, los seis otros bancos incluidos en el conteo son los españoles Banco Santander SA y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA, los suizos UBS AG y Credit Suisse Group AG, el alemán Deutsche Bank AG, y el británico Barclays PLC. Cada uno reportó tener más efectivo y depósitos en bancos centrales a fines de 2011 que el año anterior.
Es difícil medir la escala de la acumulación en términos históricos. Hasta hace poco, la mayoría de los bancos no reportaba regularmente las cantidades que depositaban en bancos centrales. Eso ha comenzado a cambiar durante el último año, como consecuencia de la creciente atención de los inversionistas a las posiciones de liquidez.
La cantidad de efectivo que han colocado los bancos europeos en varios bancos centrales probablemente es la mayor en al menos 15 años, afirmó Andrea Filtri, analista bancario de Mediobanca SpA en Londres. "Los reguladores quieren asegurarse de no sufrir otra crisis de liquidez", indicó.
Los reguladores requieren que los bancos mantengan "reservas de liquidez" compuestas por efectivo y activos que los bancos puedan convertir con facilidad en efectivo, para asegurarse de que están protegidos contra crisis repentinas. Países como el Reino Unido tienen definiciones estrictas de lo que cuenta como parte de esas reservas: principalmente efectivo depositado en bancos centrales y bonos emitidos por gobiernos de la calificación más alta.
En los últimos meses, la volatilidad de los bonos de gobiernos europeos, así como el estigma del mercado asociado a su posesión, ha llevado a algunos grandes bancos a deshacerse de esos instrumentos y satisfacer los requisitos de liquidez realizando más depósitos de efectivo en bancos centrales, según ejecutivos en varias entidades destacadas.
Funcionarios de algunos bancos afirman que el aumento en depósitos de bancos centrales reflejó en parte la medida del BCE a fines de diciembre de aportar 489.000 millones de euros en préstamos a tres años a más de 500 bancos. La infusión fue un esfuerzo por evitar una potencial crisis de efectivo cuando los bancos tenían problemas para pagar y renovar sus deudas que vencían a comienzos de 2012.
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