La política fiscal patea en contra del arco de las metas acordadas con el FMI
En abril, los números confirmaron el sesgo expansivo del Estado, con un crecimiento del gasto por arriba del alza del aumento de la recaudación de impuestos; mientras tanto, al Banco Central le cuesta cumplir el objetivo de acumulación de reservas; qué variaciones muestran, en tanto, los bonos y el dólar financiero
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Los números fiscales de abril confirmaron el sesgo expansivo del Estado. Los gastos crecieron un 18,6% real anual, contra tributos que avanzaron un 1,4%. El mismo tono tuvo el primer cuatrimestre: 13,4% versus 3%. La divergencia de velocidades entre gastos e ingresos muestra que el déficit tiende a ampliarse, más que a reducirse. Eso lleva a un pronóstico sombrío para la meta de desequilibrio primario de 2,5% del PBI. La contabilidad creativa para cumplir los compromisos en el primer trimestre, se sabe, ya está agotada.
El momento menos oportuno para incumplir
El déficit primario mayor al esperado y las pobres licitaciones del Tesoro en abril forzaron al Banco Central a encender la “maquinita”. Entre el 29 de abril y el 17 de mayo la entidad giró adelantos transitorios por $259.000 millones. El acumulado anual trepa a $381.000 millones, dejando espacio para una emisión adicional de $58.000 millones para cumplir la meta monetaria del segundo trimestre. Las licitaciones deberán tener un roll over mayor a 100% para minimizar el financiamiento monetario directo.
Más reservas, ¿materia desaprobada?
La acumulación de reservas netas de 2022 apenas alcanza US$1750 millones al 26 de este mes. Se deberían sumar US$2350 millones para llegar a la meta de US$4100 millones a fines de junio. Esto equivaldría a que la autoridad monetaria compre, en promedio, US$98 millones por día, 38% más que el récord histórico de US$71 millones del segundo trimestre de 2021. La caída en la liquidación del agro prevista para julio lleva a pensar que no hay lugar para una acumulación que permita llegar a la meta anual de US$5800 millones.
Dólar y bonos, con dinámicas diferentes
Mientras el acuerdo se esfumó como catalizador de una recuperación de los bonos, el peso se aprecia desde fines de enero. La paridad de los bonos está en US$30,3, apenas 2,4% por arriba de los mínimos pos-reestructuración de la semana pasada. Esto refleja una reestructuración casi segura (aún con un cambio de régimen). El dólar contado con liquidación acumula una baja real de 26,4% desde fines de enero. Con el M3 privado un 23% “adelantado”, es probable que el CCL tenga por delante un recorrido al alza.
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