La permanencia de Grecia en la zona euro está en manos del BCE
FRÁNCFORT—El inminente pago de un bono que Grecia adeuda al Banco Central Europeo está convirtiéndose en el evento posiblemente decisivo en el intento del país por mantenerse en el euro y evitar un colapso bancario.
El 20 de julio vence el plazo para que Grecia pague 3.500 millones de euros (US$3.840 millones) en bonos en poder del BCE. El gobierno de Atenas no tiene los recursos y sin una inyección de sus principales acreedores —otros gobiernos de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional— casi de seguro no tendrá el dinero a tiempo.
Los líderes de la zona euro fijaron el domingo como fecha límite para presentar el borrador de un nuevo acuerdo de financiación, el cual tendría que incluir reformas que se habían descartado en los últimos meses, dijo el martes la canciller alemana, Angela Merkel. Para hacer más digerible un pacto que en su mayor parte contradice los resultados de un referendo que rechazó en forma arrolladora nuevas medidas de austeridad, la zona euro podría buscar formas de hacer que la deuda griega sea sostenible, añadió Merkel después de una reunión con los líderes de los otros 18 países que integran la unión monetaria. Tales negociaciones, que no incluirían recortes del valor nominal de la deuda griega, tendrían que ocurrir después de que se llegue a un acuerdo sobre reformas y recortes fiscales, enfatizó la líder germana.
El no pago de la deuda griega con el BCE generará una enorme presión sobre el presidente de la entidad, Mario Draghi, por parte de su consejo de gobierno, para que deje de aceptar la deuda respaldada por el gobierno griego como garantía de los préstamos de emergencia a los bancos del país. Si no encuentra un colateral alternativo, el sistema bancario de Grecia enfrentará el colapso inmediato, a menos que el gobierno griego, el BCE o el resto de la zona euro lleguen a un arreglo.
Si Grecia no puede financiar sus bancos en euros, se verá forzada a mantenerlos a flote usando una divisa nacional. Eso hace que el retiro de la liquidez del BCE sea un posible catalizador de la salida de Grecia del euro.
Un alto funcionario del BCE señaló que el organismo no tendrá más remedio que cerrar el grifo para los bancos griegos si Atenas no paga el 20 de julio. "Eso sería una quiebra estatal", dijo el director del banco central de Austria, Ewald Nowotny, en una entrevista para la televisión austríaca el lunes. "En esta situación, no podría seguir siendo posible que el BCE provea más liquidez", añadió.
Sin embargo, es imposible discernir qué tan rápido actuará el BCE a partir de los comentarios de sus autoridades.
La liquidez a la que se refiere Nowotny son los préstamos de emergencia por 89.000 millones de euros suministrados a los bancos griegos a través del Banco de Grecia. El lunes, el BCE mantuvo el límite sobre tales préstamos que impuso el 28 de junio. En una advertencia para Atenas, no obstante, la entidad incrementó el monto de la garantía que los bancos griegos deben proveer para seguir recibiendo tal liquidez. La medida tuvo un efecto práctico mínimo debido a que los bancos, de momento, no tienen inconvenientes para cumplir con los nuevos requisitos. La medida, no obstante, resaltó la impaciencia del BCE con la falta de avance de las negociaciones de un paquete de rescate para Grecia.
Los gobiernos de la zona euro también han marcado en su calendario el 20 de julio como el plazo crítico para el futuro de Grecia en el euro. "La puerta de la negociación sigue abierta, pero al mismo tiempo esa puerta es altamente condicional y creo que se nos está agotando el tiempo, la fecha límite es el 20 de julio", dijo el martes el ministro de Finanzas de Finlandia, Alexander Stubb, durante una reunión de los ministros de Hacienda de la zona euro en Bruselas.
Grecia también debe pagar un bono de 3.200 millones de euros al BCE el 20 de agosto, pero el 20 de julio es considerado como el mayor obstáculo puesto que un rescate probablemente cubra deudas con vencimientos posteriores.
Una cesación de pagos de la deuda que vence el 20 de julio no sería inédita para Grecia. El país reestructuró cerca de 200.000 millones de euros en bonos en manos de inversionistas privados en 2012 y no realizó el pago de un préstamo de 1.550 millones de euros al FMI el 30 de junio.
Grecia "no tenía nada que perder al no pagarle al FMI" o reestructurar la deuda privada, dice Jonathan Loynes, economista de la consultora londinense Capital Economics. "Siempre y cuando el BCE siga apoyando (a los bancos griegos) día tras día, hace que la situación sea un poco distinta".
Una cesación de pagos de los bonos del BCE ocasionaría complicaciones adicionales debido a que sus estatutos le prohíben financiar gobiernos. Los más conservadores al interior del banco central observan con recelo la dependencia de los bancos griegos de los préstamos de emergencia del BCE y considerarían una cesación de pagos como la gota que colma el vaso.
El escenario más complicado para Draghi es si Grecia y los acreedores se acercan a un acuerdo de rescate, pero no logran concretarlo a tiempo para que Atenas pague los 3.500 millones de euros el 20 de julio. El BCE tendría entonces dos alternativas poco atractivas: cortar la liquidez a los bancos y forzar una salida de Grecia del euro o concederles a los políticos unas semanas más para completar las negociaciones y correr el riesgo de socavar su credibilidad.
Las normas del BCE y los bonos griegos que posee ofrecen cierta flexibilidad que el organismo podría aprovechar, si desea darles al gobierno griego y sus acreedores más tiempo para completar un acuerdo de rescate.
El contrato del bono estipula un período de gracia de 30 días, que es normal en estos casos, antes de que el incumplimiento se convierta en una cesación de pagos legal, indicaron fuentes al tanto de los detalles técnicos de la deuda. Sin embargo, tal distinción técnica no cambiaría en mucho la percepción de que Grecia se quedaría sin dinero y que su garantía respaldada por el Estado no tendría ningún valor. "Las lecciones (que se desprenden de la crisis de la deuda griega) es que los plazos nunca son finales y justo cuando usted cree que se quedaron sin opciones", las autoridades encuentran alternativas, dice Loynes.
El BCE tiene parte de la culpa del dilema que afronta. Compró bonos soberanos griegos, así como los de Portugal, Irlanda, España e Italia, como parte de un programa de adquisiciones temporales y limitadas lanzado en 2010, el cual buscaba aliviar tensiones en los mercados financieros. El banco central compró más de 200.000 millones de euros en bonos bajo este programa, el cual no logró prevenir el deterioro de muchos mercados de deuda de la zona euro. La entidad todavía tiene cerca de 20.000 millones de euros en bonos griegos en su portafolio provenientes de ese programa.
Un programa más osado de compra de bonos por parte del BCE lanzado en 2012 generó un impacto mucho mayor en los mercados, tanto así que el organismo no ha tenido que activarlo. La mera presencia de un plan ilimitado fue suficiente para aliviar los temores de un rompimiento de la eurozona y alentar un auge duradero de los mercados de bonos de los países del sur de Europa. Grecia, sin embargo, sigue siendo incapaz de acudir a los mercados en busca de financiamiento.
—Marcus Walker, Todd Buell Gabriele Steinhauser y Matthew Dalton contribuyeron a este artículo.
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