Tarjetas vs. códigos QR: la pelea entre los bancos y Mercado Pago suma otro round en los colectivos y los trenes
La implementación de medios de pago alternativos a la SUBE en el transporte ya despertó el interés de los principales jugadores; el tipo de tecnología que se use será determinante para ver quién formará parte de un negocio billonario
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Primero, hay que reemplazar o adicionar 18.000 máquinas, una para cada colectivo de los que circulan por el área metropolitana. Después, compatibilizar todo el procedimiento así las empresas se llevan el dinero que recaudan de sus pasajeros. Cuando esos mínimos requisitos estén listos, pues entonces el boleto se podrá pagar con otro dispositivo electrónico y no solo con la tarjeta SUBE. Pero, ese relato ideal, tiene dos estaciones antes. La primera, quién pone el dinero para equipar semejante cantidad de unidades; la segunda, y fundamental, decidir qué tecnología se va a usar.
Acá, en este punto es donde aparece la pelea que ya tiene varios episodios en los últimos años. Se dará un round más en la disputa entre el sistema financiero tradicional y las billeteras virtuales. En otras palabras, regresan al ring los bancos y Mercado Pago.
En rigor, el Gobierno anunció en abril que el boleto de transporte metropolitano se va a pagar con otros medios de electrónicos que van a convivir con la SUBE. Fue el vocero presidencial el que entonces dio la noticia en sus conferencias de prensa matinales. Esta semana, varios meses después, salió la norma mediante la que se rompió el candado de exclusividad que hasta ahora tiene la tarjeta SUBE. Es decir, se cumplió el primer paso de muchos que aún falta resolver.
Quizá lo primero sea la tecnología que reemplazará, o se sumará, a la existente. Aparecen dos posturas claras: Mercado Pago habla de una solución con el QR (código de lectura), mientras que los bancos quieren la llamada contactless, es decir, se apoya la tarjeta y se debita el importe. Depende cuál se use, pues es posible que aparezca el financista de las 18.000 máquinas.
Lo que hizo la Casa Rosada es poner en un decreto lo que dijo Adorni en abril. En resumen, se permitirá la colocación de validadoras que permitan la interoperabilidad de otros medios de pago. “Se entiende por interoperabilidad de medios de pago a la capacidad para aceptar cualquier medio de pago electrónico sin contacto. Se fomentará especialmente el uso de tecnologías que permitan la comunicación inalámbrica, segura y ágil entre el dispositivo de pago y los terminales de cobro en el transporte público de pasajeros”, dice la norma.
Por ahora, no mucho más. LA NACION habló con empresarios del transporte, funcionarios de área, con Mercado Pago y con las entidades que agrupan los bancos, además de consultar a Nación Servicios, la encargada de operar el sistema actual. No hay precisiones, salvo el interés de una tecnología u otra. Por ahora, todo enunciativo.
El meollo del asunto son los millones de pasajeros que utilizan el transporte público. De acuerdo con datos oficiales, existen 14 millones de tarjetas habilitadas, de las cuales 5,1 millones son de beneficiarios de la tarjeta social. Como es un sistema de tarjetas prepagas, cada pasajero que utiliza el sistema deja depositada una importante cantidad de dinero a tasa cero. Es decir, carga un determinado monto y lo gasta de viaje en viaje. Para poner un parámetro de dinero: si cada uno tiene apenas 1000 pesos depositados en su tarjeta pues ese pozo es de $14.000 millones. A tasa cero. Maravilla financiera para cualquiera que pueda colocar ese dinero que le rindió cero al usuario, pero no a quien lo administró. Las lágrimas de Nación Servicios se deben secar con una sábana.
Sucede que ahora, si lo que viene ya no es un medio de prepago sino un sistema de débito de cuenta o de billetera, ese negocio se termina. Se reemplazaría por otro estrictamente financiero: que el usuario tenga plata disponible para poder pagar el transporte público. Para ponerlo en números. Una de las entidades de los empresarios del sector (Aaeta) informó en su último Índice Bondi que se transaccionan 9 millones de boletos diarios. Siempre con los números realizados con los escenarios de mínima, (que cada uno pague un boleto mínimo) cada 24 horas por el sistema de pagos de los colectivos metropolitanos pasan 3371 millones de pesos, si se toma en cuenta el valor que tendrá la tarifa a partir del lunesáa. Si la cuenta se hace por año, pues se habrán canalizado 1,22 billones de pesos.
A esa pequeña fortuna, se debe adicionar el tren, también utilizado por millones y cuyos boletos son alcanzados por la medida que impulsa el Gobierno.
Semejante zanahoria trajo tras de sí a los plateros más importante: los bancos, con sus tarjetas de débito o crédito, y Mercado Pago, el gigante de las transacciones online que pretende imponer su billetera. La pelea, entonces, es ver quién impone su tecnología.
Las entidades financieras pretenden que las próximas máquinas sean con la tecnología de pago mediante contacto. Ese sistema, cómodo por cierto, implica que el dinero provenga de una tarjeta de débito, detrás de la cual haya una cuenta bancaria. Es decir, negocio financiero tradicional. Claro que no todo el mundo está bancarizado en la Argentina. Este esquema necesita que la validación de la existencia de dinero se haga vía online. Y la conectividad en la zona metropolitana es más bien parecida al guiño de un auto que a una luz constante. Se prende y se apaga. “Es importante que la implementación del decreto sea lo más amplia posible, permitiendo la oferta de opciones de cobro a las empresas y de pagos a los usuarios. Los bancos disponen de los recursos tecnológicos avanzados y la infraestructura necesaria para ofrecer de manera inmediata servicios de pago eficientes y seguros para el transporte público. Los bancos están preparados”, dijo, mediante un comunicado, Adeba, la asociación de bancos argentinos.
Mercado Pago, por el contrario, no quiere esta forma de cancelar el boleto de colectivos y trenes. La firma podría ser el proveedor de una solución basada en tecnología QR. “Los usuarios pueden pagar el transporte generando su propio QR, de manera sencilla, ágil, práctica e inclusiva, sin importar qué tipo de tecnología tenga su celular o si cuentan con una tarjeta de crédito, débito o prepaga. La tecnología basada en QR además ya es utilizada en distintas partes del mundo; por ejemplo en China, hay cerca de 150 millones de viajes diarios que se realizan pagando con código QR. En Chile también incorporaron este método de pago”, sostuvo un vocero de la empresa. A diferencia del QR que se usa en el comercio, en este caso, el código es generado por el usuario y leído en menos de un segundo por el validador.
“El QR generado por el propio usuario desde su teléfono es la opción más simple, ágil e inclusiva y complementa al resto de los medios de pago: el uso de la tarjeta no se extiende a toda la población y sólo 1 de cada 3 teléfonos cuenta con tecnología NFC”, dicen en la compañía.
La disputa recién empieza. ¿Podrían convivir todos los medios de pago, con validadoras que reconozcan cualquier herramienta? Podrían, contestan todos los interesados. Pero cuesta mucho más (se podrían necesitar dos dispositivos) y, además, tiene mucho más costo de operación y mantenimiento. Un round más de una disputa entre los poderosos de las finanzas.
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