La otra cara de la pandemia: la salud mental y el talento de las empresas
El Covid-19 impuso a personas, grupos y sociedades desafíos que nunca imaginamos. Esta situación nos agarró desprevenidos ya que nadie estaba preparado para el impacto sanitario, económico y social que esto iba a tener tanto en las personas, como en las familias, los grupos y los estados. Las empresas no fueron la excepción. Fueron, también, tomadas por sorpresa sin imaginar lo que el futuro traería por delante, aun cuando ya lo tenían frente a sus narices. Esta situación impuso un cambio drástico e inesperado en la forma de coordinación y colaboración para la cual muchas organizaciones y sus líderes no estaban preparados.
La realidad que hoy vivimos nos hubiese parecido de ciencia ficción tan solo hace un par de meses. Sin embargo, nuestro cerebro está logrando adaptarse y hoy toma como normales muchas cuestiones que le hubiesen resultado poco probables hasta hace solo algunos días. El cerebro se adapta, tienen la capacidad innata para adaptarse frente a la falta de contexto. Pero no lo hace sin un costo, particularmente cuando no se atiende a las necesidades de la mente. Y el costo de esta otra cara de la pandemia será alto, tanto a corto como a mediano y a largo plazo.
Las emociones son procesos que dispara nuestro organismo cuando algo que afecta nuestro bienestar se está poniendo en juego. Tienen una base evolutiva y - a diferencia de lo que muchos creen - tienen un rol adaptativo de protección del individuo y de la especie. Es indudable que mucho con respecto a nuestro bienestar se está poniendo en juego. Tenemos miedo a enfermarnos, a que se enferme alguien de nuestras familias. Tenemos incertidumbre por el futuro personal, profesional y económico. Estamos sorprendidos e impactados con la situación, y distintos actores son los depositarios de nuestra ira y enojo. Vale decir que, dado que mucho de nuestro bienestar se está poniendo en juego, es esperable que seamos cautivos de una montaña rusa emocional.
Las empresas suelen buscar soluciones pragmáticas y veloces a los problemas. Pero el Covid-19 ha generado ataques por tantos flancos, que las respuestas más habituales no siempre están a mano. Mucho menos en lo que a la salud de la mente se refiere.
La mente humana es muy compleja, y hoy en día se está enfrentando a una serie de estímulos simultáneos que le requieren más que nunca de tal adaptación, ya que las soluciones que solían ser suficientes no lo serán. Los cambios que se imponen en el contexto actual van desde el trabajo remoto con su consecuente desdibujamiento de límites entre lo personal y lo laboral, la pérdida de actividades que nos generaban bienestar y los efectos intrínsecos al aislamiento forman un cóctel explosivo que pone en riesgo la salud mental y el bienestar de los trabajadores.
Lo que está ocurriendo con el Covid-19 impacta de lleno, no sólo en la salud física de las personas, sino que también afecta de forma clara y contundente su salud mental. El aislamiento social preventivo y obligatorio, expuso a la salud mental de todos a importantes desafíos, y las personas que desarrollan sus actividades en y para las empresas no son inmunes a ellos. Aquellas organizaciones que tengan en cuenta este aspecto -no sólo el impacto a nivel económico, sino que estén atentos a la salud mental de sus líderes y sus colaboradores, cuidándolos, ayudándolos a desarrollar recursos y capacidades, propiciando su bienestar integral-, tendrán mayores chances de navegar esta crisis y salir fortalecidos de ella. Quienes acepten este hecho, alejándose de los estigmas que históricamente han generado los problemas de salud mental, irán por buen camino.
El cuidar la salud mental del talento tendrá consecuencias positivas no solo a nivel sanitario - existe una estrecha relación entre la salud mental y el sistema inmune - sino también a nivel económico y social. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por cada dólar invertido en ampliar el tratamiento de los trastornos mentales, puede esperarse un retorno de otros cuatro dólares en salud y productividad. Las empresas que puedan ver y buscar soluciones, tendrán una mayor probabilidad de contribuir en esta dirección.
El concepto de resiliencia
El término resiliencia proviene de la física y hace referencia a los objetos que se doblan bajo tensión sin romperse. Originalmente el término se acunó para hacer referencia a personas salen fortalecidas de situaciones traumáticas, pero hoy se sabe que la resiliencia es un rasgo natural de los seres humanos asociándose a la habilidad de enfrentar y manejar las situaciones de estrés. Así, desde el campo de la salud mental, la resiliencia es la capacidad de fortalecerse a partir de la adversidad. Y sin duda el contexto que vivimos es adverso. ¿Existirán las empresas resilientes? ¿Podrán salir fortalecidas de esto? Definitivamente, sí.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo proteger la salud mental y fomentar el bienestar y la resiliencia en nuestro talento? En este caso la respuesta llega desde las neurociencias cognitivas y la psicología. Desde técnicas de afrontamiento a diferentes niveles -que incluyen modificaciones a nivel ambiental, fisiológico y cognitivo-conductual- hasta cambios de "seteos" mentales que nos permitan ver en esto que nos pasa es una oportunidad y encontrar en ello un sentido, un propósito.
El disfrutar de las pequeñas cosas, el mirar lo que sucede con perspectiva, el mindfulness y la meditación, son algunas de las herramientas que han mostrado ser efectivas en generar una barrera protectora frente al estrés, que en este momento es imperativo enfrentar. Para que esta cara de la pandemia no nos tome por sorpresa se han generado alianzas estratégicas que buscan brindar un abordaje holístico, con bases científicas y experiencia de campo, con una mirada humana y profesional pero también centrada en el conocimiento de la compleja e invaluable mente.
Después de todo, éste es el mayor capital con el que cuentan las personas, las familias y desde ya las organizaciones. Y es una ecuación, en la que todos salimos ganadores en el largo plazo. Este es el momento más importante para cuidar a las personas y en el que todos deben mostrar la capacidad de responder con humanidad, sensibilidad y auténtica grandeza.
Autores: María Roca es Coordinadora Científica de la Fundación INECO y Alejandro Melamed es Director General de Humanize Consulting
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