La oposición alemana descarrila la fusión aeroespacial de EADS y BAE
El martes por la noche, luego de días de intensas negociaciones entre representantes de los gobiernos europeos y ejecutivos sobre la propuesta fusión entre European Aeronautic Defence & Space Co., la matriz de Airbus, y el gigante de defensa británico BAE Systems PLC, la canciller alemana Angela Merkel llamó al presidente francés François Hollande. Merkel dijo que Alemania creía que los aspectos negativos del acuerdo superaban sus beneficios y que no podía apoyarlo, según varias fuentes al tanto de la conversación.
El miércoles, EADS y BAE anunciaron el fin de las conversaciones pero defendieron el esfuerzo. "Teníamos una oportunidad de poner a prueba una estrategia muy audaz", indicó en una entrevista el presidente de la junta directiva de BAE, Dick Olver.
Ahora, el fracaso de las negociaciones genera incertidumbre sobre las perspectivas de las dos compañías y pone de manifiesto la incapacidad de los líderes europeos para dejar de lado intereses nacionales para construir instituciones continentales.
La reticencia de Alemania, en particular, sorprendió a muchas personas involucradas en las negociaciones porque las empre-sas creían que tenían un plan que convertiría a EADS, controlada por el gobierno, en una compañía más tradicional. "Subestimé por completo a la oposición alemana", reconoció el jefe de estrategia de EADS Marwan Lahoud en una entrevista.
Un 15% de EADS está en manos del gobierno francés mientras que España posee 5,5%. Alemania no tiene una participación directa en la empresa pero la automotriz alemana Daimler AG controla 15% y estaba en vías de vender gran parte de esas acciones a un banco estatal alemán.
Fuentes al tanto indicaron que el gobierno alemán puso en duda una parte clave de la propuesta de las empresas: que la fusión impulsaría las ventas del negocio de defensa de EADS en el enorme mercado estadounidense.
Alemania también temía ser marginada por Francia y Gran Bretaña, que tienen industrias aeroespaciales y de defensa de ma-yor envergadura. Los tres países querían proteger empleos y complejos industriales. Francia pretendía mantener su participación de 15% en EADS, mientras que Gran Bretaña buscaba reducir la injerencia política en las decisiones de la empresa.
La incapacidad de los gobiernos para ponerse de acuerdo se suma a problemas mucho mayores que enfrentan los líderes europeos, como salvar el euro y poner en orden los bancos en aprietos de los 27 países de la Unión Europea. Los esfuerzos para resolver esos temas han provocado conflictos similares entre las declaraciones de los políticos sobre el fortalecimiento de Europa y su decisión de defender intereses nacionales.
Los inversionistas, en tanto, mostraron su rechazo a la operación al deprimir los precios de las acciones de ambas empresas. Las acciones de EADS subieron casi 5% el miércoles tras conocerse la noticia. Los accionistas de BAE, que debe hacer frente a recortes de presupuesto en Gran Bretaña y EE.UU. y había visto al acuerdo como una forma de diversificar sus operaciones, cerraron con una caída de 1,4%.
Ambas empresas ahora enfrentan el desafío de reparar las relaciones con accionistas y gobiernos. En los últimos días BAE fue blanco de críticas de Invesco Ltd., su mayor accionista con 13,3% del capital. Invesco publicó el lunes una crítica detallada del acuerdo con EADS expresando "reservas significativas" y diciendo que la compañía estaría mejor si mantiene su independencia.
Arnaud Lagardère, presidente de la junta directiva de EADS, cuya empresa Lagardère SCA es dueña de 7,5% de EADS, difundió una declaración la semana pasada en la que calificó el acuerdo de "insatisfactorio".
La supervivencia en el cargo de los principales gestores de las empresas tampoco está garantizada. Invesco y otros accionistas importantes de BAE se han quejado durante meses del desempeño de la compañía británica, dijo una fuente cercana a la firma de inversión. "Tenemos una obligación con nuestros accionistas de ensayar las estrategias que añadan valor", señaló Ian King, presidente ejecutivo de BAE. "Fue lo que intentamos".
El presidente ejecutivo de EADS, Tom Enders, quien asumió el puesto en junio, podría enfrentar limitaciones más estrictas, y no sólo porque el presidente de su directorio atacó el acuerdo con BAE. Enders, que es alemán, enfrió aún más una relación ya distante con el gobierno de su país, indicaron fuentes cercanas a Berlín.
Tras el anuncio de las negociaciones de fusión, Enders sostuvo que esperaba que la unión con BAE terminara con la interferencia estatal en EADS. El plan de fusión contemplaba una reducción de las participaciones de los gobiernos, los que sólo tendrían influencia directa en los temas de seguridad nacional.
En cambio, señalaron observadores, el fracaso de las conversaciones pone de manifiesto que el futuro de EADS será decidido por los políticos.
En medio de intensas negociaciones durante los últimos días, se resolvieron muchos obstáculos políticos, según fuentes al tanto. Gran Bretaña y Francia, por ejemplo, acortaron sus diferencias. Pero la oposición alemana se volvió más clara. Funcionarios alemanes dijeron que no estaban convencidos de que el acuerdo fuera bueno para el país o su base industrial.
"Es acertado decir que Alemania fue el principal obstáculo", dijo King, de BAE.
The Wall Street Journal