La OPEP y las petroleras occidentales van a terapia
VIENA—Las mayores petroleras privadas del mundo han sido vapuleadas tras la decisión del año pasado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de seguir bombeando crudo y dejar que los precios siguieran cayendo, lo que ha inyectado una dosis de tensión a un matrimonio por conveniencia que ya lleva décadas.
Las ganancias de las petroleras se hundieron 50% en el primer trimestre frente al mismo lapso del año pasado, algunos de los proyectos más grandes del mundo están en compás de espera y una nueva actitud de incertidumbre se ha apoderado del sector en momentos en que atraviesa un período difícil tras años de estabilidad.
La reunión de la OPEP de esta semana en Viena equivale a una especie de sesión con un asesor matrimonial para las petroleras integradas globales y la organización. Sin embargo, nadie espera un regreso a la luna de miel en el corto plazo, ya que se prevé que la organización mantenga el curso que fijó en noviembre pasado y no altere los niveles de producción.
Algunos ejecutivos del sector divisan baches en el camino. Puesto que la OPEP optó por no ser el estabilizador del mercado, inyectando o retirando crudo para equilibrar la oferta y la demanda, ese papel ha quedado en manos de cientos de productores estadounidenses de hidrocarburos extraídos de formaciones de esquisto.
"En última instancia, como sector, no creo que la volatilidad sea beneficiosa. Pienso que la predictibilidad y estabilidad de los precios es mejor para todos, incluyendo los consumidores", dijo Ben van Beurden, presidente ejecutivo de Royal Dutch Shell PLC, en una entrevista.
La OPEP invitó a los responsables de las principales petroleras globales a una conferencia que patrocina sobre el estado de su industria a nivel mundial. El evento comenzó el miércoles. Hay mucho de qué hablar, conforme la relación simbiótica que mantuvieron durante las últimas décadas afronta nuevos desafíos.
Los presidentes ejecutivos de Exxon Mobil Corp., Chevron Corp., Eni SpA, Total SA y BP PLC hablaron el miércoles, junto con los ministros del sector de países miembros de la OPEP y funcionarios de la Agencia Internacional de Energía (AIE), una entidad de supervisión energética para los países industrializados. Van Beurden dará su discurso hoy jueves.
Entre charla y charla, los ejecutivos asistieron a varias reuniones, saltando de sesiones a puerta cerrada con el ministro de Petróleo saudita, Ali al-Naimi, a diálogos bilaterales con el ministro de Energía de Rusia, Alexander Novak. En otro lugar de la ciudad, algunos también se reunieron con el ministro de Petróleo de Irán, que está deseoso de atraer inversiones internacionales en caso de que se levanten las sanciones sobre el país.
Entre las principales preocupaciones figura el impacto del aumento sin precedentes de la producción de crudo en Estados Unidos durante los últimos cinco años. El motor del incremento es la "fracturación hidráulica" de los depósitos de esquisto, la mayoría realizada por empresas pequeñas y medianas de EE.UU., no las grandes petroleras.
El auge de la energía de esquisto ha contribuido a buena parte del alza de los suministros mundiales. Su persistencia es la principal razón por la cual la cúpula de la OPEP, en particular Arabia Saudita, determinó que tenía poco sentido reducir la producción el año pasado y probablemente este año también. El déficit probablemente sería llenado por los productores que no pertenecen a la organización.
"Está claro que ya no tenemos un equilibrio porque tan pronto como el precio se recupere, el petróleo de esquisto se empieza a producir de nuevo", dijo Claudio Descalzi, presidente ejecutivo del gigante energético italiano Eni SpA. "Tenemos que acostumbrarnos a una dinámica diferente".
No obstante, la abdicación de la OPEP de su papel de productor con poder de mover los precios ha trastocado el modelo de negocio de las grandes petroleras.
Por un lado, la caída de los precios del crudo ha derrumbado los ingresos. Por el otro, las empresas han aprovechado esa presión para recortar los gastos y operar de manera más eficiente.
Mientras tanto, la ausencia de medidas de la OPEP para estabilizar el mercado ha dificultado la toma de decisiones sobre qué inversiones hacer en la producción a largo plazo, debido a que hay una mayor incertidumbre sobre la dirección de los precios en el futuro.
Estas inversiones son a menudo proyectos complicados y tecnológicamente sofisticados, en desarrollo por décadas, en los que las grandes petroleras se especializaron luego de que los miembros de la OPEP las marginaron de las operaciones más simples tras una ola de nacionalizaciones en esos países. "Ninguna industria de la economía mundial funciona con horizontes de tiempo tan largos o de gran alcance como la nuestra", señaló Rex Tillerson, presidente ejecutivo de Exxon. "Administramos un negocio incierto".
Aunque Arabia Saudita limita estrictamente el acceso de las petroleras internacionales a sus vastos recursos, otros miembros de la OPEP siguen siendo altamente dependientes de la continua inversión de las petroleras occidentales. A estos países les preocupa que, sin esas inversiones, los ingresos sean más bajos y el petróleo más escaso.