La OPEP pone a prueba al mercado
Los inversionistas celebraron el recorte del suministro, pero los productores de esquisto pueden arruinar la fiesta
Los representantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo alcanzaron un acuerdo histórico el miércoles para reducir la producción de petróleo, una medida que impulsó de inmediato el precio del barril después de meses de negociaciones y dudas en torno a la capacidad del organismo para ponerse de acuerdo.
Casi exactamente dos años después de decidir quedarse de brazos cruzados y permitir la caída de los precios, el cartel acordó reducir la producción en 1,2 millones de barriles al día desde el nivel actual de 33,6 millones de barriles diarios. El grupo prevé que los países productores que no lo integran se sumen con recortes adicionales de 600.000 barriles por día.
El recorte que acordó la OPEP equivale a 1% de la producción mundial, lo que contribuirá a disminuir el exceso de oferta que ha deprimido los precios durante más de dos años. Las reducciones prometidas incluyen contribuciones importantes de los mayores exportadores, incluyendo Arabia Saudita, el miembro más poderoso de la organización y su líder de facto.
Aunque persisten los interrogantes sobre el impacto de largo plazo del acuerdo y la capacidad de la OPEP para velar por su cumplimiento, la noticia fue celebrada por los inversionistas.
El precio de referencia en Estados Unidos se disparó 9,3% para alcanzar US$49,44 el barril, su mayor nivel en un mes. El Brent, la referencia internacional, avanzó 8,8% y cerró en US$50,47 el barril.
“La OPEP está de vuelta”, proclamó Daniel Yergin, vicepresidente de IHS Markit y un experimentado observador del mercado energético. “Pasará a ser una de sus decisiones históricas. Si no lo hubieran hecho, habrían estado contemplando el precipicio, y el precipicio es muy hondo. El interés le ganó a la política hoy”, aseveró.
Miembros de la OPEP dicen que su meta es lograr que la cotización del crudo oscile entre US$55 y US$60 el barril, un nivel que apuntalaría a economías dependientes de las exportaciones de petróleo, que han quedado devastadas luego de que los precios han permanecido por debajo de US$50 el barril durante dos años.
La decisión de la OPEP podría beneficiar a la alicaída economía global. Aunque los textos tradicionales de economía estiman que el alza de los precios del petróleo perjudica el crecimiento al reducir el poder adquisitivo de las personas, la situación que atraviesa la economía mundial puede alterar tal visión. “Los precios más altos del petróleo son buenos para el crecimiento”, dice Jeffrey Currie, director de investigación de materias primas de Goldman Sachs.
El aumento de los precios debería estimular el crecimiento en EE.UU. La mayor economía mundial es uno de los tres principales productores de crudo, al extraer más de nueve millones de barriles al día, alrededor de 10% del consumo global.
El repunte de los precios en anticipo a un acuerdo de la OPEP ha elevado la inversión en el sector. Eso debería reducir el desempleo, generar presiones salariales y estimular la expansión de la economía.
El alza del petróleo también beneficiaría a los países que han soportado el derrumbe de los últimos dos años. Rusia, Brasil, los productores de Medio Oriente y el norte de África y Nigeria, la mayor economía africana, han experimentado un incremento del déficit fiscal y la deuda. El colapso de los precios los obligó a disminuir el gasto estatal y sumió a algunas economías en la recesión.
Las monedas de una serie de países exportadores de petróleo se apreciaron el miércoles, entre las que figuran el rublo, el peso mexicano y el dólar canadiense.
Los mayores precios del crudo también podría elevar la débil inflación en EE.UU., Europa y Japón. “Considero que el aumento de los precios del petróleo confirma el fin de la deflación en la mayoría de los países, incluso posiblemente en Japón”, dice Marc Chandler, responsable de estrategia de divisas de la firma de valores Brown Brothers Harriman.
El recorte de producción, no obstante, acarrea riesgos.
La OPEP señaló que el pacto sería reevaluado en su próxima reunión regular, que tendrá lugar en seis meses. Asimismo, el acuerdo sienta las bases para un nuevo enfrentamiento entre el organismo y los productores estadounidenses de energía de esquisto, que luego de dominar la técnica de fracturación hidráulica generaron un auge de suministro que contribuyó al derrumbe de los precios.
Se prevé que el incremento de los precios estimule a los productores estadounidenses de esquisto a reanudar sus operaciones e inyectar suministro al mercado. Eso podría poner un fin anticipado al repunte y mantener la cotización en un rango de entre US$40 y US$60 durante el próximo años, dice Neal Anderson, presidente ejecutivo de la consultora de energía Wood Mackenzie.
Harold Hamm, presidente de la junta directiva de Continental Resources Inc. y asesor de política energética del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, prevé un aumento de la producción estadounidense tras el recorte de la OPEP, aunque estima que demorará 18 meses.
La producción de esquisto en EE.UU. “es un enorme factor que complica la capacidad de la OPEP para manejar el mercado”, señala Jason Bordoff, director del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. “A US$50, la producción de esquisto en EE.UU. puede reanudar su crecimiento”.
El beneficio que derivaría EE.UU. de precios más altos es, precisamente, lo que la OPEP trató de impedir al negarse a disminuir la producción durante los últimos dos años. No obstante, aunque la producción de esquisto cayó, los precios descendieron a niveles más bajos de lo previsto, llegando a menos de US$28 el barril en enero.
En esta ocasión, Arabia Saudita insistió en lograr un acuerdo amplio que incluyera a la OPEP y países que no la integran y acordó asumir el recorte más grande, unos 486.000 barriles al día. El organismo informó que Rusia reducirá su producción en 300.000 barriles al día. “Es un buen día para el mercado petrolero, es un buen día para la industria petrolera”, manifestó Khalid al-Falih, ministro saudita de Energía.
—Lynn Cook y Sarah McFarlane contribuyeron a este artículo.
Benoit Faucon, Georgi Kantchev y Ian Talley