La oferta de Shell por BG abre el camino para una oleada de fusiones energéticas
LONDRES—La oferta de Royal Dutch Shell PLC para comprar BG Group PLC por casi US$70.000 millones puede ser el pistoletazo de salida para la avalancha de fusiones y adquisiciones de empresas energéticas que los analistas y los bancos han estado prediciendo desde que se inició el derrumbe de los precios del petróleo en junio.
"Esto podría marcar el comienzo de una fiebre de fusiones y adquisiciones, muy parecida a la que tuvo lugar a fines de los años 90", dijo Augustin Eden, analista de Accendo Markets, en un informe enviado a sus clientes.
BG, cuya capitalización de mercado ronda los US$46.000 millones, es probablemente la presa más grande entre un grupo de empresas de hidrocarburos pequeñas y medianas que han sido víctimas de la caída de los precios del crudo, que han descendido cerca de 50% en los últimos nueve meses, señalan los analistas.
El próximo gigante en salir de caza podría ser la estadounidense Exxon Mobil Corp., pero no está claro cuándo daría el zarpazo o cuál sería su blanco. La consultora Wood Mackenzie indicó que Exxon Mobil puede tratar de adquirir productores estadounidenses de energía de esquisto, empresas africanas de gas natural licuado o compañías de exploración. "La mayoría de las grandes empresas (…) evalúan adquisiciones oportunistas, pero pocas tienen los medios o el apetito para realizar acuerdos de esta escala", manifestó un informe de la consultora. "No hay que esperar una oleada de consolidación como la de los años 90".
La compra de BG por parte de Shell, una operación que se cerraría en 2016, sería la mayor del sector energético desde la megafusión que creó Exxon Mobil en 1998, que fue parte de un puñado de transacciones que cambiaron la faz de la industria tras el colapso de los precios del petróleo a fines de los años 90. En esa época, BP PLC se fusionó con Amoco Corp. y ARCO, y Chevron Corp. hizo lo propio con Texaco.
La transacción de US$70.000 millones anunciada el miércoles deja a Shell muy por delante de rivales como Exxon Mobil y Chevron en la carrera por ganar cuota de mercado en el negocio del gas natural licuado, una forma de gas natural enfriado que se puede transportar a cualquier parte del mundo. La adquisición se produce en un momento en que el gas natural licuado está dejando de ser un activo que se comercia a nivel regional para transformarse en una materia prima transada en forma global donde los grandes conglomerados con un amplio acceso al suministro y la distribución pueden obtener suculentas ventajas.
Otro aspecto clave del acuerdo es que refuerza la presencia de Shell en la producción de petróleo en aguas profundas de Brasil. El grupo anglo-holandés pasa a ser el principal inversionista extranjero en la cuenca brasileña pre-sal en aguas profundas. Aunque tales proyectos prometen un crecimiento explosivo, son operados por Petrobras, la petrolera estatal que está inmersa en un escándalo por presunta corrupción.
A inicios de 2015, varias empresas energéticas estadounidenses parecían vulnerables ante el desplome de los precios del pe-tróleo, un alto endeudamiento y los elevados costos de perforación y producción. No obstante, el banco de inversión Simmons & Co. International no cree que una ola de acuerdos se produzca de inmediato en América del Norte, donde los productores de esquisto tienen virtudes y defectos diferentes a sus pares del resto del mundo.
Rex Tillerson, presidente ejecutivo de Exxon Mobil, ha indicado que su empresa está en busca de acuerdos. "No cabe duda. Hay algunas oportunidades frente a nosotros en estos momentos", reconoció en marzo ante un grupo de analistas.
La empresa, cuya última adquisición importante fue la de XTO Energy Inc. en 2010 por US$25.000 millones, ha acumulado cerca de US$300.000 millones en acciones a los precios actuales, las que podría usar para una fusión, tal y como lo hizo para comprar XTO.
Las grandes petroleras privadas que cotizan en bolsa, como Exxon Mobil, Total SA, Chevron y BP han acumulado una deuda sin precedentes con miras a una posible adquisición, resaltó el banco de inversión Morgan Stanley.
"La compra de BG Group por parte de Shell augura una carrera de las grandes petroleras privadas", señala Pascal Menges, di-rector del fondo Lombard Odier Global Energy. Después de dedicar sumas enormes en la producción de petróleo proveniente de ámbitos como las arenas bituminosas y los yacimientos árticos, las empresas no están en las mejores condiciones para abordar la caída en los precios y la necesidad de mejorar la calidad de sus carteras, sentencia.
El analista subraya que la próxima ola de consolidación se puede parecer a la que tuvo lugar antes de la compra de BG. La española Repsol SA anunció en diciembre la compra de Talisman Energy Inc., mientras que las empresas de servicios petroleros Halliburton Co. y Baker Hugues anunciaron una fusión de US$34.600 millones.
La reciente volatilidad en la cotización del crudo dificulta que compradores y vendedores acuerden un precio y la resultante cautela e incertidumbre puede aplazar las fusiones. La compra de BG por parte de Shell, que tuvo que pagar una prima de 50% respecto al precio de cierre de BG del martes, depende de que el precio del petróleo repunte y alcance US$90 el barril para 2018.
"Hay muchas probabilidades de que Shell repase esta operación en dos o tres años y, si el precio es más alto, pueda parecer como una jugada estratégica maestra", dice Matthew Beesley, director de renta variable global de Henderson Global Investors. "Pero el precio se tiene que recuperar".
—Helen Thomas y Selina Williams contribuyeron a este artículo.