La OCDE prevé un fuerte freno de la economía argentina en 2023
Redujo sus previsiones de crecimiento de un 1,9% a 0,5%
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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) difundió hoy un documento de Perspectivas Económicas para distintos países miembro y no miembros de la organización, entre los que incluyó a la Argentina.
Según sus estimaciones, la economía local crecerá este año un 4,4% -un número más alto que el 3,6% previsto en el anterior informe, de junio pasado-, pero, en 2023, solo lo hará en un 0,5%, cuando antes preveía un crecimiento de 1,9%.
Según el texto, está proyectado que la economía se contraiga en el tercer y cuarto trimestre de este año, más allá de lo cual el crecimiento del PBI llegará a un 4,4% antes de desacelerarse al 0,5% en 2023 y luego recuperarse hasta el 1,8% en 2024.
“En un contexto de alta inflación, ajustadas restricciones a las importaciones, bajas reservas internacionales y un severamente limitado espacio fiscal, los riesgos permanecen elevados, lo que va a mantener sometida a la inversión y al consumo privado en 2023. Un repunte gradual está proyectado para 2024 mientras la situación macroeconómica mejora”, anticiparon.
En este sentido, sumaron que el crecimiento de las exportaciones se desacelerará en 2023, en parte debido a la “sobrevaluación del peso”, pero gradualmente retomarán el crecimiento en 2024.
Por otro lado, dijeron que, la combinación de medidas temporarias y estrictos controles cambiarios, va a reforzar las reservas de divisas en el corto plazo, pero que “los altos requerimientos financieros externos y el régimen de crawling peg con una moneda sobrevaluada implican que las reservas permanecerán bajas”.
En cuanto a la inflación, dijeron que está proyectado que permanezca alta en 2023 motivada por una mayor expansión monetaria y las negociaciones salariales que están teniendo lugar ahora, pero una gradual desinflación debería empezar en algún momento de ese año.
“Los riesgos a la baja incluyen una falta de cumplimiento de los compromisos fiscales y presiones sociales crecientes que pondrían en peligro la sustentabilidad fiscal. Menores precios de los commodities podrían dificultar la acumulación de reservas y hacer subir las presiones del tipo de cambio. Los riesgos alcistas para el crecimiento incluyen una más fuerte demanda global de los commodities, que reforzaría los ingresos por exportaciones”, agregaron.
Por último, la OCDE dijo que las reformas estructurales para mejorar la productividad podrían reducir los desequilibrios, mejorando el ambiente de negocios para el sector privado y un fortalecimiento de la competencia podría abrir nuevas oportunidades para aumentar la productividad y las exportaciones.
“Los actuales intentos de mejorar la focalización de los servicios públicos van a mejorar la eficiencia del gasto público, pero se necesita un mayor progreso para aliviar los desequilibrios fiscales. Una mejor focalización de las transferencias sociales, incluyendo una revisión de los regímenes impositivo y jubilatorio reduciría la pobreza y la desigualdad mientras mejora las cuentas fiscales”, continuaron e hicieron mención al plan nacional de descarbonización que apunta a un total de cero emisiones para 2050. De acuerdo con la organización, llegar a esa meta va a requerir seguramente de políticas más ambiciosas, especialmente para desarrollar fuentes de energía renovable.
La perspectiva global
Según el informe, la economía global está tambaleándose tras la mayor crisis energética desde 1970. Este shock empujó los niveles inflacionarios a niveles que no se veían desde hace varias décadas y está bajando el crecimiento económico en todo el mundo. De acuerdo con esto, pronosticaron que el crecimiento mundial se va a declinar a 2,2% el año próximo y rebotará a un modesto 2,7% en 2024. Asia será el principal motor de crecimiento en ambos años, mientras que Europa, Norte América y Sudamérica verán un muy bajo crecimiento.
“Estamos enfrentando una perspectiva económica muy difícil. Nuestro escenario central no es una recesión global, pero sí una significativa desaceleración del crecimiento para la economía mundial en 2023, así como también una todavía alta, aunque en declive, inflación en muchos países. Los riesgos siguen siendo significativos. En estos tiempos difíciles e inciertos, las políticas tienen un rol crucial: un mayor endurecimiento de la política monetaria es esencial para luchar contra la inflación y el apoyo de la política fiscal debería ser más dirigido y temporal. Acelerar las inversiones en la adopción y desarrollo de fuentes de energía limpias y tecnología va a ser crucial para diversificar los suministros de energía y asegurar la seguridad energética. Un renovado foco en políticas estructurales va a permitir a los hacedores de políticas alentar el empleo y la productividad, así como hacer que el crecimiento funcione para todos. En otras palabras, está en nuestras manos superar esta crisis. Y, si elegimos llevar adelante un adecuado set de políticas, haremos crecer nuestras chances de éxito”, concluyeron.
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