La nueva amenaza para Argentina es la desaceleración de Brasil
Buenos Aires—Argentina depende tanto de la gigantesca economía de Brasil que la gente aquí dice que cuando el país vecino estornuda, Argentina se resfría.
Ahora que el crecimiento de Brasil se ha estado moderando y su moneda se ha debilitado —en parte debido a las repercusiones de la crisis del euro— el sector industrial aquí teme que Brasil comprará menos bienes argentinos a la vez que tratará de exportar más productos propios.
La caída del real a alrededor de 1,77 por dólar frente a 1,59 por dólar desde fines de agosto, "es realmente significativa" dijo Teddy Karagozian, presidente de TN&Platex, fabricante textil de Buenos Aires. También lo es la merma prevista en el crecimiento económico de Brasil a 3,5% este año, aproximadamente la mitad del nivel del año pasado. "Hay muchas implicaciones para Argentina".
Una esperada intervención del banco central de Brasil, que el miércoles rebajó la tasa de interés de referencia 0.50 puntos porcentuales a 11,50%, amenaza con ampliar aún más la brecha con la moneda de Argentina, el peso.
Un ejemplo la guerra del chocolate que se está gestando entre ambos vecinos. En el último par de semanas, las exportaciones argentinas de chocolate y caramelos a Brasil se han paralizado, debido a que el mes pasado Brasil impuso permisos de importación a los dulces.
El sector industrial de Argentina dice que la medida pone de relieve la reacción de Brasil de responder a tiempos más difíciles con mayor proteccionismo. Un portavoz del ministerio de Comercio brasileño dijo que no era así y sostuvo que Brasil tan sólo procura conseguir más información sobre productos importados.
Argentina también debe lidiar con otro efecto colateral de la turbulencia financiera global: la reciente debilidad y volatilidad del grano argentino más vendido, la soya, cuyo valor ha caído 10% en los últimos tres meses. Los impuestos a la exportación de la soya, como también otros a cultivos, representan cerca de 10% de la recaudación impositiva gubernamental, lo que ayuda a financiar el gasto social.
La presidenta Cristina Kirchner, quien se perfila como firme candidata a ganar la reelección el domingo, ha tenido que restar tiempo de campaña para consultar con asesores sobre el panorama económico rápidamente cambiante. Kirchner ha gozado de popularidad graciaas a una economía que ha crecido a un ritmo de casi 9% este año. Pero "se vienen tiempos más complicados", dijo el economista argentino Ricardo Delgado.
El viceministro de economía de Argentina, Roberto Feletti, opinó en una entrevista radial la semana pasada que Argentina "está en una buena situación", a pesar de la inquietud mundial. Feletti enfatizó la importancia de los lazos con el vecino del norte.
"La relación con Brasil es decisiva para Argentina, en materia de industria y exportaciones, y también políticamente", dijo Feletti.
Argentina ciertamente confía en que Brasil salga bien parado, por cuanto es el mercado de aproximadamente 20% de sus exportaciones, y 40% de sus manufacturas. Incluso antes de que el real se debilitara, Argentina tenía un déficit comercial anual de unos US$4.000 millones con Brasil.
El real había estado subiendo contra el dólar desde mediados del año pasado, pero cayó alrededor de 17% frente a la moneda estadounidense en el tercer trimestre, debido al pesimismo del mercado internacional desencadenado por la incertidumbre en Europa, así como también por la reducción inesperada de las tasas de interés por el banco central de Brasil el 31 de agosto.
Nadie quiere llevar el paralelismo demasiado lejos, pero el sector industrial argentino señala que en 1999 una devaluación del real contribuyó a una espiral recesiva que desembocó en una crisis financiera para Argentina.
Las economías de los dos viejos rivales han tenido un buen rendimiento en los últimos años, gracias a la fortaleza de los precios de las materias primas. Pero sus gobiernos han aplicado estrategias diferentes para administrar la prosperidad.
"Argentina le dio prioridad al crecimiento a costa de la inflación, y Brasil apostó a menor crecimiento con deflación del tipo de cambio pero manteniendo la estabilidad", explica José Ignacio de Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina. "Me gusta más nuestro modelo".
De hecho, la pujante demanda interna ha elevado la producción por parte de fabricantes de calzado argentinos a un récord de 115 millones de pares este año, ocho millones más que en 2010, dijo Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Argentina.
Incluso más vulnerable a la turbulencia económica en Brasil es el gran sector automotriz argentino, dijo Gustavo Segre, presidente ejecutivo de Center Group, una consultoría comercial y empresarial en São Paulo. Alrededor de 80% de las exportaciones automotrices argentinas van a Brasil, señaló. Segre dijo que los inventarios de los concesionarios de autos de Brasil han estado muy por encima de los niveles normales, lo cual probablemente signifique recortes en plantas argentinas.
Una opción para el país austral es acelerar la depreciación del peso para que acompañe al real, dijo María Belén Avellaneda Kantt, analista del Centro Argertino de Estudios Internacionales. Pero no puede acelerar demasiado la devaluación porque atiza la inflación, que ya está en casi 25%, y también tiende a promover la fuga de capitales entre ahorradores argentinos, apuntan los economistas.
Puede que el pleno efecto del real más débil no se sienta hasta final del año, dijo Miguel Faraoni, quien opera una compañía que fabrica juguetes llamada Chikitos, y quien también encabeza la Cámara del Juguete. Faraoni dijo que la industria local necesita ayuda después de las elecciones porque incluso sin un real más débil, "durante 10 años, la balanza comercial en la industria de los juguetes ha sido favorable para Brasil en un 300% a 400%".